Francesc Nogales - Píldoras de educación

El futuro de la profesión docente

«La inteligencia artificial debe cubrir los contenidos puramente curriculares mientras que nosotros, maestros, nos centramos en el aprendizaje humanístico, emocional y su usabilidad»

La semana pasada se celebró la Cumbre Internacional de la Profesión Docente en Valencia , el ISTP 2022, de la cual ya se habló aquí hace unas semanas. Afortunadamente no todos los presentes fueron representantes del sindicato o asesores del Cefire (además de los políticos). Entre los presentes estábamos algunos docentes, pocos, pero presentes. Evidentemente hay que recordar que los representantes del Cefire (centro de formación del profesorado) y los liberados sindicales son también docentes, pero es justo decir que la mayoría de ellos llevan al menos unos meses sin estar en el aula impartiendo clases a niños o alumnos de Secundaria. En ese sentido creo que es justo reconocer al Ministerio de Educación que haya permitido que docentes de los que están habitualmente en clase formasen parte de los observadores.

También es justo reconocer el importante trabajo desarrollado desde el INTEF (Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado). Este departamento asumió la coordinación de la Cumbre con el resto de países y coordinó el evento de una manera perfecta. Recordemos que se han congregado representantes de los países de la OCDE, así como Singapur y EEUU entre otros. Como indicó Anthony Mackay (CEO y Presidente del Centro Nacional de Educación y Economía con sede en Washington DC) el espacio y la organización eran insuperables.

Uno de los temas tratados fue el uso de la tecnología y cómo evitar que el papel del docente sea el adecuado y conviva con la implantación de la inteligencia artificial. Destacaron ideas importantes como la necesidad de gestionar desde la ética toda la información digital de los alumnos y los docentes, generando un cambio pedagógico sobre el uso que hacemos de las nuevas tecnologías. Diversos países explicaron sus maneras de afrontar esa educación híbrida (presencial y online) y cómo Singapur por ejemplo ofrecía clases digitales cada x tiempo de manera instaurada mientras que Dinamarca aportaba libertad al docente, de forma que cada profesor decidía un número de clases online y otro presencial.

Todos destacaron la necesidad de formar al profesorado utilizando esa formación como vía para reducir el estrés laboral al que está sometido actualmente el cuerpo docente. La mayoría de países huyó de centrar el debate en la adquisición de dispositivos digitales, o programas de software sino en mejorar el uso de esa tecnología, usar la digitalización al servicio de la pedagogía de una manera que no sea tan visible pero sí sea positiva.

La intervención de los sindicatos españoles quizás se centro en demasía sobre esa adquisición de dispositivos, cuando ahí el tema no era «comprar el bolígrafo» sino cómo enseñamos al alumno a escribir. Es cierto que el sistema educativo español necesita esa adquisición de dispositivos, pero el debate no era el de comprar sino el de ¿y ahora qué hacemos? En este sentido Alejandro Tiana (Secretario de Estado de Educación en España) puso en valor el perfil ya definido desde el INTEF de la competencia digital docente, y cómo trabajar con ella.

Debemos recordar que INTEF ya cuenta con una aplicación propia de uso educativo como es eXelearning que ofrece grandes posibilidades, quizás el problema es que muchas comunidades autónomas aún no la utilizan y las competencias autonómicas acaban siendo una dificultad en el uso de estas herramientas digitales con alto potencial. El futuro de la profesión docente pasa por centrar el rol docente en esa parte humana , y dejar a la inteligencia artificial que cubra los contenidos puramente curriculares mientras que nosotros, maestros, nos centramos en el aprendizaje humanístico, emocional y su usabilidad.

Imagen de la Cumbre Internacional sobre la Profesión Docente celebrada en el Palau de les Arts de Valencia EP

Otro aspecto fundamental han sido la equidad y la inclusión. La pobreza y cómo afecta a la educación de los niños es un tema fundamental y relevante. Llamó la atención cómo el Ministerio de Asuntos Sociales de Singapur trabajaba en estrecha colaboración con el Ministerio de Educación desarrollando planes específicos para niños de 0-1 años, de 1-2 años y +3 años . Dinamarca también comentó su proyecto «Unidos por la escuela» en el que docentes, investigadores, familias y gobierno desarrollaban propuestas colectivas para fomentar esa igualdad de oportunidades y equidad educativa.

En este sentido es importante mencionar cómo en diversos países como Singapur, EEUU y otros se fomentaba la participación de partners educativos, haciendo que las empresas puedan ayudar a la educación y contribuir mediante la dotación de materiales, recursos… y destacando el sentido de comunidad y colectivo. Cindy Marten, subsecretaria de educación de Estados Unidos, y también maestra, explicó de una manera preciosa cómo utilizan un sistema de microacreditaciones para formar a los docentes en inclusión buscando que esa formación continua sea útil y funcional, y que además después el docente la aplique en sus aulas. Una mejor sociedad depende de una mejor educación, y por tanto más equitativa e inclusiva.

Un tercer bloque fue es el de la sostenibilidad del sistema educativo , aquí la mayoría de países plantearon dos aspectos fundamentales, por un lado la sostenibilidad energética, en la que algunos generaban la necesidad de utilizar placas solares y similares, pero la mayoría de países y representantes sindicales lo enfocó hacia la sostenibilidad de los docentes, y la necesidad de cuidar del profesorado. Los maestros se enfrentan a profundos cambios en su manera de trabajar, de recopilar datos, y su quehacer diario y un sistema educativo sostenible es un sistema que cuida la salud mental del profesorado. De esta manera países como Finlandia o Estonia proponían mejorar la formación docente, hacerla más útil y práctica.

Desde España, en la actualidad, se está haciendo una revisión profunda, con las 24 propuestas que a finales de enero presentó el Ministerio de Educación y que suponen una interesante hoja de ruta que compartimos en la Cumbre. Los sindicatos españoles, en este caso, se desmarcaron de esta línea trazada por los países de la OCDE y optaron por solicitar «papeleras de reciclaje» entre otras cosas, un planteamiento que sinceramente llamó la atención de varios de los asistentes. Es evidente que la sostenibilidad del sistema educativo pasa por tener los mejores docentes entre nosotros, por saber dar una respuesta eficaz a esa carrera profesional del profesorado, y en esa tesitura se encuentra ahora el Ministerio.

Existen grandes éxitos en nuestro modelo de escuela, como contar con un sistema en el que pueden convivir de manera satisfactoria escuelas públicas, privadas y concertadas (algo que sorprendía a asistentes de otros países), pero nos queda mucho por definir todavía. El futuro de la profesión docente pasa por humanizar la escuela ante la digitalización que ya es una realidad, pasa por definir a ese alumno, cómo queremos que sea en su futuro, y ayudarle a lograrlo, pero también pasa por definir el modelo docente que queremos, más allá de la prisa puntual y urgente del momento, para ofrecer una trayectoria profesional docente válida y actual. Fruto de esta cumbre se han asumido nuevos compromisos.

De esta cumbre España saca tres compromisos importantes sobre los que trabajar:

· Favorecer la mejora de la formación del profesorado para desarrollar la competencia digital, no sólo en el uso de las tecnologías sino también en la reflexión sobre su uso ético y responsable, teniendo en cuenta la forma en la que pueden cambiar.

· Avanzar en la equidad del sistema, centrándonos en la educación de los primeros años, y especialmente alumnos vulnerables.

· Reforzar el papel de los docentes para que la escuela sea agente de transformación y nos permita crecer como sociedad comprometida con la justicia, la solidaridad y la sostenibilidad como ejes centrales.

Son tres compromisos amplios, generales, pero que en adelante se deben materializar si queremos seguir mejorando como escuela y como sociedad.

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