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Marta Calvo: la Guardia Civil sospecha que la joven desaparecida en Valencia fue asesinada

El sospechoso de la desaparición de Marta Calvo confiesta ante la Guardia Civil y asegura que la descuartizó y la tiró a contenedores de basura

Imagen del Grupo de Homicidios de la Guardia Civil trabajando en la vivienda del sospechoso ROBER SOLSONA
Toni Jiménez

Toni Jiménez

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«Nos planteamos un escenario duro». 21 días después de la desaparición de Marta Calvo, la Guardia Civil continúa investigando el paradero de la joven de 25 años a la que se perdió la pista en el pequeño pueblo de Manuel (Valencia). Hasta allí se dirigió la noche del 6 al 7 de noviembre tras concertar un encuentro con un hombre a través de una página web de contactos. Como tenía por costumbre cada vez que pactaba este tipo de citas, Marta envió a su madre la ubicación del lugar estipulado -vía Whastapp- como medida de seguridad. Nada se sabe de ella desde entonces.

El presunto autor de la desaparición de la chica, el hombre de 35 años con el que había quedado, se encuentra en busca y captura. Los forenses analizan el inmueble que el individuo, de nacionalidad colombiana y con antecedentes por tráfico de drogas, había alquilado desde hacía tres meses en la pequeña localidad valenciana de alrededor de 2.500 habitantes. Una casa situada en una zona del municipio poco transitada y al lado de un almacén deshabitado.

Interrogó al sospechoso

Hasta allí se desplazó la madre de Marta dos días después de dejar de tener comunicación con su hija. El supuesto responsable de la desaparición de la joven le aseguró que no conocía de nada a la chica. Tras interrogar al ahora principal sospechoso, la mujer se dirigió a las dependencias de la Policía Nacional para denunciar la desaparición de su hija y se inició el dispositivo de búsqueda.

Horas más tarde, el hombre limpió la casa, se marchó del pueblo y le entregó las llaves de su coche -también pulcro- a un amigo para que lo desguazara. Las autoridades han encontrado el vehículo en un municipio costero cercano a Manuel.

La Guardia Civil realiza batidas con perros por la zona ROBER SOLSONA

El delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Juan Carlos Fulgencio, advierte de que hay que «barajar todos los escenarios, y también los peores ». De hecho, fuentes de la Guardia Civil aseguran que la principal hipótesis con la que se trabaja es que la chica fue asesinada.

La Unidad Central Operativa (UCO) se desplazó hace unos días desde Madrid hasta el municipio, situado a 50 kilómetros de Valencia, para dirigir la investigación. Los agentes peinan y rastrean con perros adiestrados la zona, rodeada de sierras y parajes naturales, como el de Las Salinas de Manuel. Prestan especial atención a las simas y a los pozos.

Imagen de la calle en la que se encuentra la casa alquilada del desaparecido ROBER SOLSONA

En paralelo, agentes del Servicio Central de Inspecciones Oculares del Instituto Armado, ataviados con monos blancos para no contaminar posibles pruebas, analizan al milímetro el coche del principal sospechoso para intentar encontrar cualquier vestigio que pueda ayudar a reconstruir lo ocurrido y dar con Marta. La vivienda ha sido registrada varias veces. Tanto es así, que ayer mismo los profesionales de la investigación volvieron a desplazarse hasta el domicilio para continuar sus pesquisas.

Un pueblo en vilo

Mientras tanto, la vida sigue en Manuel. Nadie conoce a la joven y poco saben del hombre al que se busca. «Lo he visto pasar alguna vez con una maleta por la calle pero no era una persona conocida ni tenía relación con nadie del pueblo», explica una de sus vecinas.

«Hemos visto muchas fotos de Marta, pero queremos ver alguna de ese hombre por si podemos aportar algo», cuenta una chica, que asegura que el municipio está en vilo, pendiente de lo que cuentan los medios de comunicación.

Un grupo de jóvenes se reúne en la esquina de la calle donde está la vivienda del presunto implicado y cuchichea sobre el farolillo que adorna la fachada: «Dicen que aquella noche estaba encendido» , lanza uno de los chicos. «Nos gustaría que pidieran colaboración ciudadana para las batidas. Yo iría a ayudar», comenta a ABC una mujer con su hijo en brazos, al tiempo que se lamenta de lo ocurrido: «La gente no sabe ni situar Manuel en el mapa. Somos un pueblo de gente buena, no nos merecemos esto».

«Esperemos que no le haya pasado nada, sería lamentable», le responde su compañera de paseo; «se ven tantas cosas por ahí que una ya no sabe qué pensar». Siguen su camino juntas cuesta abajo hasta que se paran a charlar con otro vecino, que las recibe señalando el enésimo coche de la Benemérita que circula por las calles.

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