Coronavirus Cataluña

La pandemia transforma la compra de los barceloneses: online, alimentos tradicionales y mucha vitamina C

Mercabarna vende un 50 % menos de pescado y carne y los mercados arrasan a domicilio

Un empledo en mercabarna durante el confirnamiento EFE

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El coronavirus ha llevado a los barceloneses a rellenar la despensa con mascarilla y guantes, vía telefónica o por internet, pero en todos los casos se coincide en una nueva lista de la compra. Los hábitos han cambiado y lo que inicialmente era una situación excepcional se ha convertido en la «nueva normalidad» , por lo que mayoristas y mercados están aprovechando para intentar fortificar sus negocios .

Mercabarna, que abastece sobre todo a mercados locales y tiendas de barrio de género fresco pero también al sector de la restauración, nota las nuevas tendencias y capea como puede el desplome de las ventas. Según datos a los que ha tenido acceso ABC, tanto los mayoristas de carne como de pescado del polígono alimentario han visto como las ventas caían entre un 40 y 50 por ciento, en gran parte porque iba a restaurantes y hoteles.

«Parece que los ciudadanos están optando por comprar cosas clásicas y fáciles de cocinar», explican fuentes del mercado. Ejemplo de ello es que en pescado triunfa más que nunca la merluza, el salmón, la lubina y la dorada -estos dos últimos, de cultivo-. El resto de variedades están desaparecidas. En carne, ha quedado aparcado el cordero y la ternera. El marisco y el pescado congelado, que no se vende en el mercado pero sí en muchas empresas de la zona, están sufriendo más estragos, cuentan los mayoristas.

Por el contrario, el sector de frutas y verduras ha visto cómo están vendiendo entre un 10 y 15 por ciento menos de alimentos. De las nuevas tendencias también destaca que ya no triunfan los productos exóticos como piñas, papayas, mangos o aguacates, que estaban acomodados en nuestra dieta. Los cítricos son los nuevos reyes en la frutera de los barceloneses junto a peras, manzanas y plátanos. «Es como si la gente buscara vitamina C a la desesperada», ironizan los mayoristas consultados por este periódico. En verduras, además de la patata y la cebolla, sorprende la venta de la coliflor y el brócoli.

De hecho, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) remarcaba recientemente un aumento del precio de artículos básicos en los supermercados en productos como naranjas, pero también patatas, leche o conservas. Los mayoristas puntualizan que han notado un aumento «ligero» de los precios en los productos más vitamínicos y auguran que la fruta de hueso, cuya campaña arranca ahora, también se iniciará con precios más elevados, como ocurre al principio de temporada, pero creen que se estabilizarán.

La hora de los mercados

Buena parte del género de Mercabarna va a parar, precisamente, a los 38 mercados municipales de Barcelona que, como servicio esencial que son, siguen operando dentro de esta «nueva normalidad» y se han esforzado en las últimas semanas para incorporar a sus dinámicas sistemas de compra rápida.

Desde el inicio del estado de alarma están abriendo el 85 por ciento de las 1.430 paradas existentes y, según los cálculos municipales, 38.000 personas diarias de media han comprado in situ en los 38 equipamientos municipales desde el inicio del confinamiento. Aunque estas cifras han caído se han compensado con los canales no presenciales , que han experimentado una avalancha de peticiones.

«Está siendo una oportunidad impresionante para que los paradistas prueben nuevas maneras de vender y descubran las ventajas de las nuevas tecnologías y la venta online», destaca a ABC la concejal barcelonesa de Comercio, Mercados y Consumo, Montserrat Ballarín . También se han ganado nuevos clientes, de ciudadanos (de perfil más joven, sobre todo) a los que el teletrabajo les permite recibir la compra y el confinamiento les ha despertado su vocación por la cocina. «El reto, por eso, es aprovechar la oportunidad y conseguir que cuando volvamos a la normalidad estos clientes se queden gracias a las nuevas tecnologías», añade la edil.

El cambio de hábitos ha sido total: los paradistas han incluido la venta online, los encargos telefónicos o el reparto a domicilio -con servicios propios, cooperativas externas o empresas de paquetería- para personas mayores. Por las diferentes opciones existentes, es difícil extraer cifras de su boom, aunque algunos ejemplos lo confirman. Manzaning , que recoge pedidos de una veintena de mercados y los trae a casa, opera en una veintena de establecimientos. Fuentes municipales confirman que si esta empresa antes tenía unas 100 comandas semanales ahora superan las 2.500. Y solo es uno de los operadores que se encargan de los repartos.

Para ayudar a los paradistas, el Ayuntamiento ha aplazado hasta julio el cobro del canon y el Instituto Municipal de Mercados de Barcelona ha reforzado el contacto con las juntas de comerciantes de los diferentes locales para informarles de novedades en las formas de trabajar y recibir también las inquietudes de los pequeños empresarios. Caso aparte son los Encantes y el dominical de libros y colecciones de San Antonio. Con ellos, «tendremos que sentarnos para ver bien de qué manera podemos ayudarlos a resurgir cuando acabe la situación actual», sentencia Ballarín.

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