Aragonès, tras la decisión del Supremo: «El catalán en la escuela no se toca»

Puigdemont aprovechó para arremeter contra cualquier posibilidad de diálogo con el Estado

Aragonès reunió ayer en el Palau de la Generalitat a defensores del catalán en la escuela EP

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Como era de esperar, el campo independentista salió en tromba a denunciar lo que señala que es un fallo que va más allá de reformular el modelo educativo catalán. Desde el punto de vista político, y en un momento de innegable depresión por el fracaso del ‘procés’, el nacionalismo vuelve a levantar la que ahora es probablemente la única bandera que cohesiona a sus distintas facciones, la lengua y la inmersión educativa.

«El catalán en la escuela no se toca», clamó ayer el presidente catalán Pere Aragonès, que calificó de «injerencia» y de « falta de respeto a los docentes » la confirmación de una sentencia que, en la práctica, a lo único que fuerza es a impartir al menos una asignatura troncal en castellano, sin contar las materias lingüísticas. Anticipando el que puede ser un combate que sirva ahora para aglutinar el muy disperso campo independentista, el presidente catalán aseguró que «el Govern trabajará en todas las vías posibles y no delegará la responsabilidad en los profesores y los centros ».

Más contundente fue el expresidente de la Generalitat fugado a Bélgica, Carles Puigdemont, que aprovechó para arremeter contra cualquier posibilidad de diálogo con el Estado: «España lleva siglos intentando liquidar el catalán, la lengua propia de Cataluña . Nunca ha abandonado esa obsesión. Solo tenemos una única posibilidad de salvar la lengua: materializar la independencia que proclamamos. Está claro que el pactismo mágico no sirve de nada». En el mismo tono se expresaron otros líderes del independentismo, como la presidenta del Parlament, Laura Borràs, entidades como Òmnium, así como sindicatos educativos.

Hacerla cumplir

En contraste con estas posiciones, las de los defensores del bilingüismo fueron de alegría, euforia más bien, por un fallo que tras largos años de batalla política y judicial les avala. Si el nacionalismo se conjuró para incumplir la sentencia, en el otro lado la consigna era la contraria, hay que hacerla cumplir.

Para Sociedad Civil Catalana (SCC) , se trata de «un triunfo histórico de la igualdad y de la inclusión y un varapalo al sectarismo lingüístico que ha practicado la Generalitat y sus organizaciones ‘civiles’ satélites ». «Las políticas de imposición lingüística han supuesto durante décadas la vulneración de derechos fundamentales, han sido contrarias a los tratados y recomendaciones internacionales y han dificultado la igualdad de oportunidades de todos los niños y jóvenes catalanes, al discriminar por razón de lengua», añadió SCC.

Desde formaciones políticas como el PP, Cs y VOX también se celebró el fin de la inmersión. Pablo Casado instó a Pedro Sánchez a exigir a la Generalitat que «cumpla» el fallo con todos los instrumentos del Estado. «Incumplirlo sería prevaricar», dijo.

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