El Salón del Cómic alza el vuelo entre aviones reales y superhéroes descontrolados
La aviación protagonizará la cita barcelonesa, que celebrará los centenarios de «TBO» y Will Eisner
Tampoco hace tanto que el Salón del Cómic de Barcelona hizo trizas las estrecheces de la viñetas y sus exposiciones, cuidados ejemplos temáticos de la riqueza del octavo arte, empezaron a combinar completas secuencias de originales con la presencia de ingenios mecánicos, vehículos de leyenda a escala real e incluso tanques y tanquetas en perfecto estado de revista.
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Una apuesta por la espectacularización que ha marcado grandes hitos del salón como las muestras dedicadas al cómic bélico o a las relaciones entre la automoción y la viñeta y que a buen seguro seguirá dando de qué hablar cuando la cita estrene el 30 de marzo su XXXV edición y los asistentes se tropiecen con un Mig 15 soviético de la guerra de Corea. O con un Polikarpov I-16, popularmente como el caza «mosca» republicano. O, en fin, con cualquiera de los aviones reales que servirán para dar lustre a «Cómics en vuelo», un repaso a la presencia de la aviación en la historia del cómic que convertirá la plaza del Univers de Fira de Barcelona en un hangar.
Ahí compartirán espacio páginas doradas de la historia del cómic como «Saint-Exupèry, el último vuelo» (Hugo Pratt), «Los ángeles de acero» (Víctor Mora y Víctor de la Fuente), «Hazañas bélicas» (Boixcar), «Porco Rosso» (Hayao Miyazaki), «Steve Canyon» (Milton Caniff) y «Pies descalzos. Una historia de Hiroshima» (Keijo Nakazawa) con aviones reales como una réplica del Monocoque Hedilla que en 1916 hizo el primer vuelo Barcelona-Palma, un helicóptero Huey de la Cruz Roja de la guerra de Vietnam o un Cessna 172 FRJ. Un despliegue de altura que se completa con el cartel realizado por el ilustrador Jaime Calderón, quien ha querido homenajear a las primeras mujeres aviadoras y reivindicar su espíritu aventurero.
Así, con la aviación como eje central y 50.000 metros cuadrados –un 10% más que el año pasado– para dar rienda suelta a la pasión por la historieta, el Salón del Cómic alza el vuelo y programa una de sus ediciones más ambiciosas con invitados como el dibujante argentino José Muñoz, el belga Bruno Gazzotti o el coreano Kim Jung Gi, un recuerdo especial a Víctor Mora, padre del Capitán Trueno fallecido el pasado verano, y la celebración del centenario del nacimiento Will Eisner, creador de «The Spirit»y pionero de la novela gráfica, de quien se exhibirán medio centenar de originales.
Otro centenario, el del nacimiento de la mítica revista «TBO», protagonizará la exposición «Humor blanco de TBO», un recorrido cronológico por la historia de la publicación y repaso a algunos de sus dibujantes de referencia como Opisso, Sabatés y Urda, entre otros. Los viajes de Tintín y la habilidad de Hergé para dar la vuelta al mundo sin despegar del papel y una inmersión en el universo Fanhunter de Cels Piñol destacan en el menú de exposiciones de un salón que se aleja de los superhéroes clásicos para dar voz a personajes mucho más ambiguos como Deadpool, Hulk, El Castigador,Juez Dredd, Lobo o Motorista Fantasma en «Superhéroes fuera de control».
El reto, una vez más, es superar la marca del año pasado y alcanzar los 120.000 visitantes –en 2016 fueron 118.00– y reivindicar el cómic como puerta de entrada a la lectura, propósitos para los que la organización cuenta este año con un presupuesto de 782.000 euros, un 10% más que el año pasado.