Artes&Letras / Libros
Paisajes después del abandono
Encarna Mozas plasma la despoblación de la comarca de El Burgo de Osma en el libro de fotografías 'Polvo del silencio', enriquecido con textos de distintos escritores
Son estampas que pueden «encender luces de resistencia» en la memoria, asegura Tomás Sánchez Santiago. «Imágenes dolorosas del abandono de una provincia y sus gentes», lamenta Julio Llamazares. En ellas «late el temblor de una amenaza», captan «el alma huidiza» de esa tierra amenazada, añade Ignacio Sanz. «... todo se sume en el ayer / y el futuro es del cardo y de la ortiga / como avisara Milosz en ‘Regiones lejanas’», concluye en verso Fermín Herrero. Apoyada por textos de estos y otros autores, Encarna Mozas certifica con sus fotografías el olvido que sufren tantos pueblos sorianos y del que es un buen ejemplo la comarca del Burgo de Osma. ‘Polvo de silencio’, editado por la Diputación Provincial de Soria, recoge el resultado del trabajo realizado a lo largo de dos décadas por una autora que sabe bien el terreno que pisa: fue la última mujer nacida en Modamio (tres habitantes en el padrón de 2020, según el INE).
Ninguno de los veintiún municipios la comarca soriana recorrida en imágenes tuvo saldo positivo de población entre 1999 y 2019 y solo cinco de toda la provincia (Golmayo, Garray, Ólvega, San Pedro Manrique y la capital) han crecido en veinte años, advierte en las primeras páginas la socióloga Victoria Aguilera Izquierdo.
Más de una década antes de que Encarna Mozas comenzase en 1995 a tomar esas imágenes de construcciones desvencijadas, campos desiertos y calles con escasos pobladores, su paisano Avelino Hernández ya había alertado de un fenómeno que se iba a agravar con los años: «Se agranda el yermo, avanza el monte, se borran los caminos, zarzamoras, mielgas y ortigas crecen sobre los despojos de las casas caídas», recoge una de las citas seleccionadas para el libro por su viuda, Teresa Ordinas.
Las palabras del autor de ‘Donde la vieja Castilla se acaba’ acompañan a las fotografías de Encarna Mozas junto a otros textos de los citados y del historiador José Vicente Frías, además de poemas del leonés Víctor M. Díez.
Las imágenes, en blanco y negro y en color, se agrupan en seis bloques, a partir de las huellas de la emigración (y el expolio) en los años noventa , recogidas bajo el enunciado «A puertas abiertas», título de otro libro de la misma autora. «Estación de la Rasa» se detiene en las instalaciones ferroviarias abandonadas de la línea Valladolid-Ariza, todo un símbolo del «afantasmamiento paisajístico y humano de Soria», al que se refiere Llamazares en este apartado. «Fortalezas. La línea defensiva del Duero» recorre los castillos (o lo que queda de ellos) de Gormaz, Caracena, Berlanga de Duero, Osma, Calatañazor y Ucero. «Polvo de silencio» ahonda en la metáfora que encierra todo el libro, con espacios interiores vacíos y retratos de algunos de los escasos habitantes de la zona. «Arte-factos» muestra objetos o inmuebles tocados por el abandono. «Aire» cierra el libro entre paisajes desangelados.
Las fotografías más recientes, de 2015, demuestran que nada ha cambiado a mejor desde que hace tiempo escribiera Avelino Hernandez: «Acaso en algún pueblo encuentres una familia aún o algún pastor y no resistirás la tentación de saber qué sienten viviendo alrededor de tanto fin como supervivientes últimos».
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