Igea: de Clemente a Arrimadas en un año de desafíos
Pugnará ahora por el liderezgo de Cs, tras haber retado a la dirección en las primarias de Castilla y León
Las discrepancias con la cúpula del partido han sido una constante, sobre todo por el veto de Rivera al PSOE
De un papel más o menos activo pero discreto como portavoz de Ciudadanos en la Comisión de Sanidad en el Congreso de los Diputados entre septiembre de 2016 y marzo de 2019, a la primera fila de la política regional. Un año ha pasado desde que Francisco Igea abandonó su carrera en Madrid para entrar con nombre propio en la política de Castilla y León. Ciudadanos, un partido marcado en este tiempo por el éxito y el sueño de gobernar España y el fracaso de quedar reducido a no ser decisivo, aliñado por las discrepancias internas. Y dos nombres propios, Silvia Clemente e Inés Arrimadas, marcan el devenir de Igea en estos doce meses en los que ha demostrado en numerosas ocasiones que sigue siendo ese díscolo que no se muerde la lengua y que lo suyo no es acatar sin rechistar lo que manda su formación política.
Casi coincidiendo en las mismas fechas, pero con un año de diferencia, Igea copa su hueco en la agenda política nacional. En 2019 porque plantó cara a la apuesta de la dirección de Cs encabezada entonces por Albert Rivera de presentar a la expopular Silvia Clemente como candidata a las primarias para optar a la Presidencia de la Junta de Castilla y León en las elecciones autonómicas de mayo. Ahora, porque también se ha revuelto contra el aparato y finalmente se ha visto forzado a dar el paso, de modo que se medirá en las primarias para suceder a Rivera con la, a priori, favorita y cabeza visible del partido: Inés Arrimadas.
El cara a cara
El tan breve como tenso cara a cara , a micrófono abierto y con las cámaras como testigos de este lunes en Valladolid es el que finalmente ha obligado al salto de trampolín definitivo de Igea, después de meses «calentando»en la orilla. La portavoz de Cs en el Congreso no le dejó otra opción. «Hagamos un coloquio delante de la militancia y que decidan los militantes cuando tú presentes la candidatura», le espetó Arrimadas al vicepresidente de la Junta de Castilla y León minutos después de que ya apuntase que estaba segura de que Igea daría el paso y que no estaba dispuesta a «tragar» con llevar un partido con los postulados de otro. «Esto no se puede decidir en un despacho en diez minutos entre dos personas», recalcó Arrimadas, dejando nítido que si Igea tiene una propuesta para la formación naranja, debe ser él quien la defienda y se someta al voto de los militantes.
Así que justo un año después de las primarias en Castilla y León, Igea medirá otra vez fuerzas y arrastre entre las bases de Ciudadanos. Aunque esta vez con diferencias. Por un lado, será en un escalón más alto: hacerse con las riendas de un partido que desde que nació en Cataluña en 2006 sólo ha tenido un líder, Albert Rivera. Por otro, su rival es alguien de dentro como Arrimadas y no fichado de fuera en un partido que presume de regeneración y postulaba a Clemente , con veinte años en su currículum en altos cargos en Castilla y León bajo las siglas del PP, en el que aún retumbaba el portazo que dio de salida cuando entró en la sede de Cs.
El calendario precipitado por la marcha de Rivera tras la debacle de las elecciones generales del pasado noviembre ha hecho que coincidan prácticamente las fechas. Si en 2019 el sábado 9 de marzo fue el día clave de esas primarias que acabaron en «pucherazo» y apeando de la carrera electoral a la inicialmente ganadora, Silvia Clemente , en esta ocasión serán el 7 y 8 de marzo las jornadas que deparen el futuro de Igea en Ciudadanos. De camino a la Asamblea General convocada para el 14 y 15 de marzo, la nueva Ejecutiva de Cs saldrá de las primarias fijadas el 7 y 8 de marzo: Arrimadas o Igea se convertirán de facto en su máximo responsable.
Rivales diferentes
Será la prueba de fuego para Igea y la corriente crítica que encabeza bajo el lema #CiudadanosEresTú. Sin conocer el apoyo en forma de compromisarios con los que cuenta después de haberse aplazado la semana pasada la elección telemática por los fallos, el vicepresidente de la Junta podrá comprobar otra vez su fuerza frente al aparato del partido. En la anterior batalla, más «doméstica» y ceñida a Castilla y León, Igea contaba con el respaldo de una parte destacada de las bases que no tragaba con el fichaje estrella de Silvia Clemente firmado por Rivera y José Manuel Villegas.
Esta vez tiene ante sí a un peso pesado como Inés Arrimadas, portavoz parlamentaria de Ciudadanos y quien lideró la primera victoria contra el nacionalismo en unas elecciones autonómicas en Cataluña, germen precisamente de la formación. «Unidos y adelante», su lema de una campaña que comenzó oficialmente ayer y en la que han prometido confrontar en persona sus posiciones. La frialdad y tensión del breve cara a cara del pasado lunes ya apunta lo empedrado y agreste del camino.
Justo un año después de las primarias en la Comunidad, vivirá otras a nivel nacional
Y entre uno y otro duelo, Igea ha ido forjando su carácter y fama de rebelde. La experiencia desafiadora no es nueva. El plante a la apuesta de la expopular Silvia Clemente como candidata de Cs en Castilla yLeón ya dio muestras de que no se rinde. Y a partir de ahí, y hasta enfrentarse ahora a Arrimadas, un año jalonado de discrepancias con las directrices marcadas desde la madrileña calle Alcalá. No se mordió la lengua con Albert Rivera al frente y no lo ha hecho tampoco ahora que una gestora lleva las riendas del partido en este largo proceso de transición de cuatro meses.
Al entonces presidente de Cs le afeó esa línea roja y rechazo frontal a pactar con el PSOE de Pedro Sánchez tras las elecciones de abril de 2019. Y manteniendo que fue un error no acordar con los socialistas en aquel momento en el que entre ambos sumaban una mayoría absoluta de 180 escaños, se presenta a este nuevo duelo. En su mente aún esos «180» que todavía recuerda y añora por lo que pudieron haber significado y ya, no; y que, en el fondo, marcan el hilo argumental de su propuesta, en la que sigue abogando por levantar los vetos a los socialistas. «Teníamos un partido que era una maquinaria hecha para alcanzar el poder. Hubo un momento en el que creíamos que era posible y se apostó todo al azul» , censuró Igea el martes al confirmar que se presentaba.
Ya el pasado verano, cuando España se veía abocada a la repetición de elecciones, Igea fue uno de los cuatro dirigentes de Cs que votó a favor de negociar con Sánchez en pro de la «estabilidad» del país. Pero sus tesis no triunfaron y la propia Arrimadas desechó la propuesta de abrir la puerta al entendimiento con el «sanchismo», aunque en la recta final ofrecieron una propuesta que no cuajó.
Negociaciones
En Castilla yLeón el «no» de Ciudadanos al PSOE obligó a Igea a pactar finalmente con el PP de Alfonso Fernández Mañueco. Tras semanas de negociación, tensión y en las que lo mismo dejaba entrever que el acuerdo era inviable como que se dejaba seguir queriendo, rubricó el pacto con el que desde julio se sienta como vicepresidente de la Junta de Castilla y León, con cuatro de las diez consejerías –una también para él– con sello naranja. Todo después de que desde la dirección nacional marcasen a los populares como socios preferentes de las negociaciones. Con el PSOE de Luis Tudanca aguardando al fracaso de las negociaciones, aunque sí con algún contacto con Igea, al candidato naranja se le frustraron sus preferencias de sumar con el rojo.
Y con la nueva cita con las urnas en noviembre, en la que Cs pasó de 57 escaños a diez y no tener en sus manos ser decisivo en la formación de Gobierno, Igea incidió en reclamar acabar con esas barreras y llegar a acuerdo «a izquierda y derecha». «Hemos dado una imagen de estar en un solo sitio y los partidos de centro y liberales no pueden ponerse en una u otra trinchera. Tienen que estar en el centro y ser capaces de llegar a acuerdos a derecha e izquierda», defendió, frente a las tesis de la dirección nacional, que no ha retirado su veto a Sánchez. Llegó incluso a hablar en nombre del partido y plantear romper los acuerdos en comunidades entre PPy Cs para facilitar el gobierno nacional después de que PSOE y Unidas Podemos anunciaran su preacuerdo. El chorreo que le cayó llevó a Igea a modificar su versión en varias ocasiones intentando explicar lo que dijo y amainar el revuelo que creó.
Contra la gestora
Y con la gestora que lleva ahora las riendas también ha chocado. Arrancó año con otro desencuentro. No le gustó nada al vicepresidente de la Junta que nombrara cargos vacantes antes del Congreso para elegir a quien sustituirá a Rivera . Tanto que, casi a la vez que el partido hacía públicos esos nombramientos, ratificaciones y ceses, entre ellas la del propio Igea como responsable de autonómico de Programas, éste presentaba su dimisión. Sus más fieles siguieron sus pasos y también abandonaron sus puestos orgánicos, mientras que desde el partido la respuesta fue instar a Igea a dar el paso y medirse a Arrimadas. «Cualquiera puede presentarse a las primarias para proponer otro modelo de partido y someterse a los votos de todos los afiliados», señalaban desde el partido naranja en un escueto comunicado emitido al día siguiente.
Con recelos también al acuerdo con el PP para concurrir de forma conjunta en las elecciones autonómicas del País Vasco, y el intento en Cataluña y Galicia, cuestiona el éxito de la coalición; y en su continuo afán de autocrítica, flagela al partido con cilicio de los «errores» que, a su juicio, han supuesto las decisiones de la dirección nacional. Insiste en censurar que la estrategia pase por pactar y mirar únicamente con los populares a la vez que se pregunta por el mensaje que envía no reconocer los fallos de estrategia.
«Cesarista» y «leninista» son algunos de los calificativos que ha dedicado a la forma de proceder de su formación, a la que afea que los cargos se elijan desde Madrid. Dar más poder a las provincias y comunidades es una de las apuestas del modelo que plantea Igea y que el próximo fin de semana verá si suma mayoría de los militantes, tras la primera prueba de fuego en la elección de compromisarios que se cierra hoy.