Educación
Clases a distancia por el coronavirus: la motivación que mueve actitudes
En tiempo de confinamiento, los profesores de la Comunidad finalistas de los Premios Educa Abanca cuentan sus «recetas» para mejorar la enseñanza
![Jesús Fernández con alumnos en una de sus clases cuando el CIFP Camino de la Miranda de Palencia estaba aún abierto](https://s2.abcstatics.com/media/espana/2020/04/20/profe4-U30924447197gaE--1248x698@abc.jpg)
Día 24 de marzo. Los colegios de Castilla y León están cerrados y los niños de Infantil del Centro Rural Agrupado Villaquilambre , en León, abren la página web de su colegio en una tableta y la propuesta de sus maestros es leer el cuento de «La pequeña oruga glotona», y para hacer más llevadero el quedarse en casa, encuentran una deliciosa receta para elaborar con sus padres. Al día siguiente tienen el cuento «El árbol que no tenía hojas» y un vídeo con la canción con el poema «Érase una vez», de José Agustín Goytisolo. Son algunas de las actividades que este CRA (integrado por dos escuelas en Villaquilambre y Villasinta de Torío) ha preparado para que sus alumnos puedan seguir recibiendo enseñanza. No es algo excepcional. Están muy habituados al uso de la tecnología en clase y gran parte de la responsabilidad de ello es de su director, Andrés Valbuena Fernández, finalista de los Premios Educa Abanca 2019 en la categoría de Educación Infantil (tercer puesto). Hace tiempo que trabaja con sus compañeros maestros para lograr que las tecnologías de la información sumen en sus proyectos docentes, también desde el medio rural. Se ha movido por Europa (Holanda, Italia, Portugal...) con estancias en colegios y visitas a empresas que desarrollan aplicaciones educativas «para ver cómo podíamos importar aquí sus experiencias docentes», aquellas con buenos resultados.
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Los 181 niños de este CRA disfrutan de juegos de lógica y matemáticas y de lectoescritura gracias a las tabletas en las clases de informática y al tiempo que dedican por las tardes a la robótica. Para Valbuena, lo que quizá pesó para ser finalista de dichos premios es que «yo he apostado» por las TIC, y añade que «ahora, por desgracia, veremos que es una fuente potente para mantener la enseñanza a distancia» debido a la pandemia de coronavirus. Preguntado sobre la aplicación de estas nuevas metodologías y las TIC al proceso de enseñanza y aprendizaje, observa que «no es que haya una necesidad tremenda de recursos», sino que «la primera clave es la formación del profesorado y la segunda, el trabajo en equipo, también con las familias, junto a la empatía para saber llegar a ellas y al niño».
![Andrés Valbuena, director del CRA de Villaquilambre](https://s2.abcstatics.com/media/espana/2020/04/20/profe2-kJGD--220x220@abc.jpg)
Valbuena sostiene que «un niño motivado aprende con más facilidad» y que él «no iba contento al colegio y ahora, salgo a recibir siempre a mis alumnos y entran corriendo y están contentos». Para él, «lo que hay en los libros hay que darlo», pero se complementa con otras actividades en las que la tecnología tiene mucho que ver y también con otras en las que el niño también aprende. Un ejemplo es el huerto escolar con que cuentan en el CRA y en el que los escolares también han aprendido con los mayores de los pueblos donde viven. Se ha implicado toda la comunidad educativa y de hecho, el invernadero ha sido un regalo del Ayuntamiento de Villaquilambre.
Como Valbuena, otros tres profesores de la Comunidad fueron finalistas de los Premios Educa Abanca: Jesús María Fernández Álvarez, Cristina Eugenia Nóvoa Presa y Ángel Luis Pérez Pueyo , en las modalidades de Formación Profesional, Primaria y Universidad, respectivamente.
Ángel Luis Pérez Pueyo, profesor de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y director del Área de Extensión Universitaria de la Universidad de León (ULE), quedó cuarto en la categoría universitaria de estos galardones. Su experiencia docente e investigadora le llevó hace más de 20 años a crear lo que hoy es el modelo pedagógico «estilo actitudinal», que trata de cambiar las actitudes de los alumnos en relación con las competencias que deben adquirir y que permite que el estudiante sea agente activo del proceso de enseñanza y aprendizaje. Con metodologías activas «demostramos en Educación Física que el cien por cien de los alumnos puede tener éxito y conseguimos que no haya ninguno que porque tenga una discapacidad o necesidades especiales, no pueda andar con zancos, saltar una comba doble o hacer malabares».
![Cristina Eugenia Nóvoa, maestra del CRA Ribera de Cañedo](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2020/04/20/profe3-kJGD--220x220@abc.jpg)
Este docente aborda la Educación Física desde un punto de vista inclusivo, intentando «crear un grupo con toda la clase, con alumnos dispuestos a hacer progresos y en el que todo el mundo aprenda». Relata cómo hace años creó un circo con sus alumnos o salió con ellos en la cabalgata de Astorga para que esos chicos dejaran a todos con la boca abierta al ver sus acrobacias. Con este tipo de experiencias, este docente demuestra que se acabó ver alumnos sentirse torpes o inferiores al enfrentarse a las clases de Educación Física.
Además, este modelo pedagógico se extendió a otras áreas y surgió también el Grupo Actitudes, una asociación que comparte con una treintena de docentes que muestran a otros profesores cómo cambiar las cosas. En ese grupo también están nombres referentes de la educación hoy como Óscar Casado (profesor leonés del CRA ERIA-Jamuz que obtuvo el primer Premio Educa Abanca 2017); Manu Velasco, maestro en el Colegio Santa Teresa de León y segundo mejor docente del año en 2017) o David Hortigüela (profesor de la Universidad de Burgos que fue segundo mejor docente universitario de España en la edición 2018).
Pérez Pueyo alude a que esta pedagogía está conectada a la «autorregulación del aprendizaje» definida por Óscar Casado, en la que el niño adquiere autonomía y que «es un modelo de transición entre la enseñanza tradicional con los libros y el proceso autónomo en el que el alumno trabaje por proyectos». De hecho, en estos momentos en los que los alumnos tienen que trabajar desde su casa, adquieren especial relevancia estas metodologías porque, por ejemplo, en la «autorregulación» de Casado, cada niño tiene planificadas y organizadas las tareas marcadas; también su prioridad, en clase y en casa. «¿Te das cuenta del problema que supone para los docentes gestionar todo ese trabajo en estos momentos? Pues en varios centros, como el de Casado, ya lo tienen gestionado porque los niños pueden trabajar de manera autónoma, sin necesidad de decirles en todo momento lo que tienen que hacer», señala Pérez Pueyo.
Evaluación formativa
La otra gran pata de este diseño pedagógico de Actitudes es la evaluación formativa: tienen ya casi 300.000 visitas en la web del grupo, donde los profesores pueden descargarse gratuitamente el material que les interese y también formarse. Asimismo, están en proyectos nacionales e internaciones.
Junto a esta nómina, también sobresale el nombre de Cristina Nóvoa, maestra en el CRA Ribera de Cañedo, en Calzada de Valdunciel (Salamanca) . Aplica las TIC, la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner o el trabajo con las culturas de otros países al aprendizaje de idiomas. Al mismo tiempo, el trabajo colaborativo y de aprendizaje-servicio tienen peso en sus clases, «porque me preocupa la inclusión, por eso trato de integrar a personas con discapacidad»: con huertos escolares, rehabilitación de paredes, visitando a los mayores en residencias... Así, colaboran con la Asociación Aspar La Besana de la Armuña y tenían previsto este curso trabajar con la Asociación Santiago Uno de Salamanca, proyecto que ha quedado en el aire mientras dure el confinamiento por el Covid-19.
![Ángel Luis Pérez Pueyo, profesor de la Universidad de León](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2020/04/20/profe1-kJGD--220x220@abc.jpg)
Nóvoa, que participa en proyectos de formación de profesorado en Castilla y León y ha visitado otros sistemas educativos como el canadiense, comenta que estas metodologías mejoran «muchísimo» el interés de los escolares por aprender: «No puedes imaginar lo que se implican. Solo con un libro no trabajan, no están motivados, pero con esta metodología traen propuestas, demandan más actividades... Una vez que tienes abierta la puerta de la motivación tienes la mitad del trabajo hecho», indica, para añadir que «uno de los puntos débiles de nuestro sistema educativo es ese, trabajar la motivación y el refuerzo positivo en nuestros alumnos».
La tecnología les sirve a estos docentes para lograr alumnos más autónomos
Quien pone el acento en el buen uso de estas tecnologías y en la importancia de que los docentes guíen a los estudiantes a sacar el mejor partido de las mismas sin caer en la desinformación es Jesús María Fernández, profesor del Ciclo de Grado Superior de Formación profesional de Prótesis Dentales en el CIFP Camino de la Miranda de Palencia, el primer centro del norte de España que tuvo estos estudios. Hace 32 años que da clase y 30 de ellos en este centro, por lo que Fernández (quinto finalista en los premios en la categoría de FP) cuenta con una larga experiencia docente que ahora vuelca en sus alumnos, la mayoría de más de 30 años. Ha publicado diversos libros sobre la materia que imparte y ese material, reunido con otros docentes, lo ha puesto a disposición de otros profesores, pero es crítico con la excesiva importancia que se le da a las TIC en la enseñanza. Usa el diseño asistido por ordenador, las impresoras 3D, pero el profesor es la pieza clave del sistema: «Internet nos ha ayudado muchísimo, evidentemente, pero cuidado con la desinformación». Echa la vista atrás y compara con el momento actual y «hay diferencias en la capacidad de razonamiento». Cita que en los proyectos que tienen que hacer los alumnos «copian de la red y pegan un párrafo a otro sin sentido. Desde casa tienen acceso a miles de bibliotecas de todo el mundo, pero hay que ayudarles a contrastar información, a buscarla» y a ser críticos.
Considera también que no debe perderse la capacidad de memorizar porque «la información que has leído, que has memorizado, ahí permanece muchos años y aunque se olvide, tienes la referencia sobre donde buscarla», además de que alerta sobre la pérdida de la capacidad de crítica: «¿Es tanta la información que tienes que para qué voy a pensar si ya lo han hecho otros?». Ese es el peligro, a su juicio, de no ayudar a los estudiantes a desarrollar su inteligencia crítica, su pensamiento propio.