El reto de no perder el curso pese al coronavirus

Profesores y alumnos usan la tecnología para seguir con la formación desde casa

La estudiante María del Pico realiza sus tareas a través del ordenador y de la tablet ABC

M. ANTOLÍN

Los pupitres, las pizarras, las aulas y los colegios en general dejaron de desempeñar su papel habitual desde el lunes 16 de marzo. La expansión del coronavirus trastocó la rutina educativa tanto de profesores como de alumnos y familias. De la misma forma que muchos empleados tuvieron que adaptarse al teletrabajo para continuar con su labor profesional, docentes y estudiantes debían hacer lo mismo para seguir con sus clases e impedir que el Covid-19 tirase todo el curso por la borda. Así que los ordenadores, las tabletas y las pantallas han tomado el protagonismo y son el medio con el que hoy en día se comunican las dos partes implicadas en las clases presenciales.

Lo que tienen claro todos es que la imprevista cuarentena, que continuará al menos dos semanas más, no supone que estén de vacaciones, sino que las sesiones se mantienen a través de videoconferencias y materiales que se cuelgan en el aula virtual del portal de Educación de Castilla y León , que tiene registrados casi 700 centros, o en las plataformas digitales que cada colegio tenía ya creadas para comunicarse normalmente con los padres. Por supuesto, las actividades y los deberes permanecen y deben hacerse online y entregarse vía correo electrónico al profesor, que los corregirá y los enviará de vuelta. Ése es el esquema habitual, pero en cada colegio e instituto los docentes se han ido organizando en función de las posibilidades desde sus domicilios porque ese es ahora su aula y su despacho.

Más flexibles

Desde el pasado martes, ningún profesor tiene que acudir a los centros, salvo que su presencia sea necesaria para garantizar la formación a distancia. Así lo decidió la Junta después de la primera semana del estado de alarma, cuando los equipos directivos sí tuvieron que asistir a su puesto de trabajo como «servicios mínimos» para atender consultas vía telefónica. Y así lo hizo Tomás Gómez, director y profesor de Historia del instituto Comuneros de Castilla en Burgos, que se encargó de responder a las dudas. «Principalmente son cómo acceder al aula virtual de la Consejería de Educación y sus funciones» porque durante el curso «no se usa con tanta asiduidad» y «hay familias que ni lo conocen», explica Gómez. Así que muchos han tenido que aprender a contrarreloj a utilizar los nuevos sistemas para no quedarse atrás, a lo que durante los primeros días hubo que añadir la sobresaturación del portal, un problema ya resuelto con la instalación de nuevos servidores.

Aún así, estas nuevas clases han obligado a flexibilizar los horarios habituales, también para adaptarse a las circunstancias de cada alumno porque «puede que haya gente con ordenadores en casa, pero que los padres los tengan que usar para teletrabajar». La situación hará también que las calificaciones de la segunda evaluación, que están aún pendientes y deberían entregarse antes de la Semana Santa, tengan también que adaptarse. «Si los plazos lo permiten, podríamos estar a tiempo de terminarla, si no contaremos con los resultados que ya teníamos», explica.

El director del IES Comuneros de Castilla de Burgos acudía al centro hasta la pasada semana aunque las aulas estaban vacías

Pese a todo, «el mensaje de que no estamos de vacaciones ha calado» y «los chicos tienen compromiso y trabajan de forma regular». Especial hincapié en que sean «constantes» se ha hecho en los alumnos de 2º de Bachillerato porque «cuando todo acabe tienen que estar preparados para enfrentarse a la EBAU ». Lo cierto es que es el grupo en el que hay más «preocupación» y, hasta esta semana, «desconcierto de no saber» cuándo se celebraría la prueba de acceso a la universidad -la Junta ya ha planteado que será en julio- , asegura Ana Gassó, profesora de ese curso en el colegio La Salle de Palencia. En su caso, desde el centro han acordado que el horario sea el mismo en casa que en el centro. Acostumbrados a trabajar ya con nuevas tecnologías -desde quinto de Primaria los alumnos sustituyen los libros por las tabletas- la cuarentena les ha pillado más preparados en este sentido. «Hacemos que sea lo más parecido a una clase normal», relata, y para ello se conecta por videoconferencia con sus alumnos, comparte con ellos documentos para aportarles contenidos, resuelven las dudas en directo a través de un chat y hacen actividades en un tiempo limitado. Y los estudiantes responden: «Hay chicos que ponen incluso así más interés que antes».

Primaria

También en Primaria tiene que seguir la educación. En esta etapa, con niños de 6 a 12 años, se requiere en gran parte la colaboración de los padres. En el caso del colegio palentino, los profesores atienden los correos de los progenitores con las dudas y elaboran el material para poder seguir con los contenidos, además, han incluido información sobre el coronavirus para que los más pequeños tengan datos sobre lo que está ocurriendo, asegura el docente David del Valle. En este caso, se van planteando tareas a los escolares que tienen que entregar al finalizar la semana con el objetivo de que las familias puedan adaptarse lo mejor posible. «La mayoría de los padres agradece el esfuerzo que estamos haciendo» y también los alumnos reconocen su trabajo. «Recibimos mensajes diciéndonos que nos echan de menos», asegura. Pero es previsible que el periodo de aislamiento se alargue, y entonces habrá que buscar más soluciones para que el curso no se pierda. «Si esto continúa, tendremos que reinventarnos», reconoce.

La profesora Ana Gassó durante una de sus clases virtuales ABC

Los estudiantes

Y, ¿cómo lo están llevando los estudiantes? Asumen que tienen continuar trabajando desde sus casas y que la cuarentena no es sinónimo de vacaciones. «Tenemos incluso más tareas que en un día de clase normal. Es un poco estresante», señala Paula Fernández, alumna de 4º de la ESO del colegio Jesús y María de Valladolid . «Me levanto a la misma hora que lo hago normalmente y, por lo general, tengo bastantes cosas que hacer», dice. Durante estos días han hecho incluso exámenes y han adelantado temario, pero «si esto se alarga, van a empeorar los resultados», considera.

«Nos están metiendo caña», explica también María del Pico, estudiante de 2º de Bachillerato del Instituto San Pedro y San Felices de Burgos. Un mes más tarde de lo habitual, en julio, se enfrentará a la EBAU, un cambio que no ha sentado demasiado bien a los alumnos. «Supone alargar más un curso que es muy difícil y duro y que este año, con el coronavirus, estamos haciendo en parte por nuestra cuenta», explica. Será «difícil» de conseguir la reducción del temario que ha planteado la Junta, explica, antes de añadir que asumen en la prueba seguirá habiendo «muchas desigualdades» entre comunidades.

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