Primera moción de censura

Arrimadas y Ayuso alteran a Tudanca

La maniobra de Cs en Murcia y el adelanto electoral en Madrid cambiaron el guion y la palabra del líder del PSCL, empujado por Ferraz

Luis Tudanca, durante la rueda de prensa para explicar los motivos de la moción de censura HERAS

I. Jimeno

«Ni siquiera negociando estamos con nadie». Así lo reconocía y asumía el propio Luis Tudanca. Era 5 de marzo. Con esas palabras, el secretario general del PSOE de Castilla y León parecía apartarse de los argumentos aireados desde sus propias filas durante más de dos semanas dando vueltas a la posibilidad de presentar una moción de censura, afirmando incluso que habían iniciado «contactos» con Ciudadanos. Y lo decía cinco días antes de que el 10 dieran la vuelta a las declaraciones en las que hasta ese propio miércoles siempre habían sostenido que sólo lo harían si contaban con los «apoyos» suficientes, pues los socialistas solos no suman mayoría absoluta, y buscando el momento de «no» hacer «daño» a la Comunidad. Pero, al filo del cierre en el Registro de las Cortes, en mitad de una pandemia, formalizaron la que ya es la primera moción de censura en los 38 años de autonomía en Castilla y León.

«El tiempo comienza a apremiar» fue la única fecha concreta apuntada tres horas antes de que lo que era posibilidad se convirtiera de golpe y porrazo en letra impresa. Atrapado por los acontecimientos nacionales, con epicentro en Murcia y réplica en la Comunidad de Madrid, los temblores sacudieron a Castilla y León: Tudanca registraba la moción, con las firmas de sus 35 procuradores recogidas «in extremis» cuando tocaba a su fin el pleno que se desarrollaba en las Cortes y con todos en el Parlamento.

Con el movimiento telúrico con el que se desayunaron de la moción de censura en Murcia de la mano de Cs -con pública bendición de la dirección nacional de Inés Arrimadas-, aseguraban que emular la maniobra en Castilla y León no estaba «ni más cerca ni más lejos». Todavía retumbaban los ecos de esas afirmaciones cuando llegó el segundo seísmo político: Isabel Díaz Ayuso convocaba las elecciones en la Comunidad de Madrid. Y del «ni ansiedad ni nos mueve la prisa», a la acción del PSCL. Del Mediterráneo, al Manzanares hasta desembocar a orillas del Pisuerga. El propio Tudanca reconocía horas después que la decisión de la popular madrileña había impulsado la suya. «No» eran los tiempos que manejaban los socialistas, siempre con el argumento de que fueron la fuerza más votada en 2019, pero sin mayoría absoluta. El también portavoz socialista en las Cortes defendía que con una moción de censura se «frena» una llamada anticipada a las urnas que estaba convencido iba a producirse. Asumía que lo hacía tirando por tierra los argumentos defendidos ese mismo día de no dar el paso si no tenía los apoyos necesarios para garantizar el éxito de verse aupado a la Presidencia de la Junta y desalojar a Alfonso Fernández Mañueco. Y sin tenerlos, y no contar más que con el respaldo de los suyos y los dos de Podemos, se movió ficha, alterado por Arrimadas y Ayuso.

Impulso y silencio de Ferraz

Voces socialistas reconocen que la llamada interna de Ferraz -no se han pronunciado con tanto ahínco como sí lo han hecho en los casos de Murcia y Madrid- fue determinante para que Tudanca diera el salto sin red para buscar una mayoría absoluta. A la dirección federal como clave en la maniobra apuntaron también el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, y su vicepresidente, Francisco Igea, en una rueda de prensa conjunta para defender que su pacto de Gobierno seguía «vivo».

¿La cuerda para sostener el jaque? La posibilidad de que Ciudadanos en Castilla y León siguiera los pasos de sus compañeros de Murcia y también se aliase con el PSOE. La operación del Mar Menor contaba con la anuencia de la líder de la formación naranja, que en las siguientes horas se afanó en defenderla. Pero el enganche se rompió cuando Tudanca ya había saltado. Pese a que todo parecía atado y bien atado, tres diputados Cs que firmaron la moción anunciaron que no la apoyarán.

Si de un lado de la pinza apretaba agarrarse a la tabla de salvación de Arrimadas, por otro presionó Isabel Díez Ayuso al pulsar el botón del adelanto electoral en Madrid. De hecho, Tudanca argumentó como motivo para activar la moción de censura en mitad de las múltiples crisis generadas por el coronavirus que de este modo el nuevo Gobierno podría ponerse a funcionar de inmediato. Su objetivo reconocido, parar cualquier posibilidad de que Mañueco convocase elecciones anticipadas. El presidente negó haberse planteado esa posibilidad.

Al día siguiente, Mañueco e Igea salían juntos a defender su acuerdo, con visita de Arrimadas programada para el lunes. A ese viaje se agarró Tudanca, que pidió una reunión con la dirigente naranja. Pero horas después, una nueva torsión en el guión y otra crisis abierta en Cs -por la moción de censura de Murcia- aplazaba el viaje y dejaba sin posibilidad de cita al socialista, que también suspendió un acto previsto ayer por el PSOE para dar aire a la moción a la que los procuradores de Cs han cortado el oxígeno: votarán «no».

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