La aprobación de las Cuentas del Covid agranda el cisma entre los socios PP-Cs y la izquierda
El PSOE recrimina que son «insuficientes» y carga contra el modelo fiscal
A punto de marcar las doce del mediodía, con más de un mes de retraso y acompañado de un sonoro aplauso, el Presupuesto de Castilla y León para 2021 salió ayer adelante con el apoyo mayoritario de las Cortes tras dos días de debate final que dibujó prácticamente dos bloques enfrentados y que se confirmaron como monolitos irreconciliables. De un lado, los socios de Gobierno, PP y Ciudadanos, que sumaron el respaldo del procurador de Por Ávila y, de otro, PSOE y Podemos, con UPL esta vez como compañero, a la vez que Vox apenas salió de la abstención.
Con 40 votos a favor sumados por populares y naranjas, junto al parlamentario del partido abulense, las Cuentas del Covid-19 se convirtieron en ley sin apenas cambios sobre el proyecto diseñado por la Junta y permitirán dar carpetazo a las de 2018, las que seguían en vigor tras sucesivas prórrogas. Ocho enmiendas de la oposición que mueven de casilla partidas que suman dos millones de euros escasos son de las pocas modificaciones al texto, que añadir a las introducidas también a cuentagotas en el trámite parlamentario. Ocho acuerdos puntuales -siete con base en iniciativas socialistas- que no sirvieron ni para intuir un oasis de entendimiento en un desierto en el que caminar entre críticas, reproches mutuos y en el que la posibilidad de acuerdo tras el Pacto de Recuperación firmado el pasado junio no tuvo hueco ni como espejismo.
Las Cuentas del coronavirus, en las que la lucha contra la pandemia y la triple crisis generada -sanitaria, económica y social- es la «gran prioridad», como defendió el consejero de Economía y Hacienda, Carlos Fernández Carriedo, son también las más elevadas de la historia de la Comunidad. Se estiran hasta los 12.291 millones de euros, un 13,19 por ciento más que las últimas ratificadas.
Las tres consejerías de mayor carácter social (Sanidad, Educación y Familia) ganan recursos , se llevan el 80 por ciento de la tarta y gestionarán más de 7.806 millones, siendo el departamento que dirige Verónica Casado el que más se come: 4.365 millones de euros, tras engordar más de 21%. La deuda es la otra gran protagonista de las Cuentas. Exprimiendo al máximo las posibilidades de déficit (1,1 por ciento del PIB), crece un 29,5% y escala hasta los 1.956,2 millones de euros, llegando a representar el 16 por ciento de los ingresos que entran en caja.Todo en un escenario en el que el coronavirus manda y suspende también en el aire las previsiones económicas.
Una «difícil situación» que justifica, defendió Carriedo, la no subida de impuestos y el aumento de los beneficios fiscales que se contemplan en la Ley de Medidas de Acompañamiento que también salió ayer adelante por 40 votos a favor y 37 en contra. Precisamente el modelo tributario «totalmente diferente» agrandó las discrepancias de los bloques izquierda-derecha repartidos por el hemiciclo. «Que tribute más quien más gana, más tiene y más hereda», argumentó la socialista Rosa Rubio para defender sus enmiendas a unos presupuestos que volvió a considerar «insuficientes» y ejemplo del «modelo de la derecha» que forman «el PP y comparsita -en referencia a Cs-». «Ustedes quieren subir los impuestos, pero faltan a la verdad de a quién», replicó el popular Salvador Cruz, quien defendió que las Cuentas elaboradas por la Junta contemplan un «modelo fiscal favorable a las familias» que «permite» unos servicios públicos «de calidad» y «no gravan» más a los ciudadanos, pymes y autónomos. El no a las propuestas de la oposición en este campo, precisamente, la subida impositiva de la que ya había alertado el día anterior el consejero de Economía.«Terror, verdad y cariño»
De «película de terror» calificó Laura Domínguez (Podemos) que «no acepten nuestras enmiendas porque somos de Podemos», además de recriminar que las medidas tributarias «no tienen perspectiva de género». «Desde el socialismo siempre se cumple una premisa, la de ‘lo prometido, es deuda’», espetó la procuradora de Ciudadanos Marta Sanz -en referencia a los agujeros económicos dejados por el PSOE a lo largo de la historia- a la hora de defender el apoyo de su grupo a los Presupuestos y la Ley de Medidas de un «Gobierno de coalición de verdad». Eso sí, como reconocieron varios de sus compañeros, «a todos nos hubieran gustado» que los presupuestos «fueran mejores». Pero el Covid-19 y sus heridas, mandan. «Prudencia, rigor y sensatez», las características, argumentó también la bancada popular, que han guiado la elaboración de las que ya son las primeras Cuentas del Ejecutivo de coalición surgido tras las elecciones de 2019 y al que desde el PSOE no pierden ocasión para calificar como «el pacto de la rapiña».Un nuevo Gobierno a dos con dos partidos al frente y en el que han cambiado los compañeros de viaje en la aprobación de la ley más importante del año.
A la mayoría que suman PP y Cs se sumó el apoyo de Por Ávila y «no porque no haya tenido más remedio», sino porque «he dado mi palabra» de votar a favor y sacar adelante dos iniciativas para la provincia abulense -un helipuerto para el hospital y reforma en el Mercado de Abastos-, defendió su procurador, Pedro Pascual. De vacío se fue esta vez la Unión del Pueblo Leones (UPL). Si otros años los leonesistas eran los que más sacaban de la negociación, su parlamentario, Luis Mariano Santos, lamentó que ese «cariño» de otros tiempos ya ni siquiera tiene efecto en sus demandas.
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