Hablan las víctimas de la banda del Goyito: «Es una vergüenza que ya estén en la calle; sentimos impotencia»

«Estoy con el agua al cuello; reclamamos al seguro 70.000 euros, pero se lava las manos», denuncia el dueño de un taller mecánico asaltado por los aluniceros

Gregorio Rodríguez García, «el Goyito»

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Ángel se carcajea en su taller mecánico cuando se entera por ABC de que Gregorio Rodríguez García, alias el Goyito , y cuatro miembros de su banda de aluniceros ya están en la calle, en libertad provisional con cargos, aunque suman numerosos antecedentes policiales y penales. El Goyito , además, alcanzó en julio un acuerdo de conformidad y fue condenado a dos años y ocho meses de cárcel por cometer diez robos en dos semanas . Pero no la volvió a pisar porque ya había cumplido más de tres cuartas partes de su condena al estar en prisión preventiva. «Me da la risa, pero es la ley que hay en España. Mientras no haya otra... Es triste porque ni la Guardia Civil ni la Policía pueden hacer nada más», se lamenta Ángel.

Es una víctima de las últimas 52 acciones delictivas que la Guardia Civil y la Policía Nacional imputan al Goyito y sus compinches en Madrid y Toledo: siete robos con violencia e intimidación, 21 robos con fuerza, siete sustracciones de vehículo, un delito de atentado a agentes de la autoridad, un delito de daños y otro de pertenencia a grupo criminal.

«Si los pillo, no voy a llamar a la Guardia Civil ni al juez; eso está más claro que el agua. Si acaso, que venga el juez para levantar sus cuerpos», avisa Ángel, dueño de Talleres Baltasar. Este mecánico de Cebolla (Toledo) cree que el Goyito y su banda estuvieron dos veces en su negocio en menos de un mes. Primero, el 25 de agosto, aunque no se llevaron los coches porque estaban subidos en los elevadores y sus llaves, en el bolsillo de Ángel. «Ya no las dejo, siempre van conmigo», aclara.

«Peligra el trabajo de todos»

Peor fue la madrugada del 22 de septiembre, martes. «Me robaron una decena de baterías de arranque y cuatro cajas de herramientas; todo valorado entre 2.500 y 3.000 euros, además de los daños en la puerta del taller cada vez que la han destrozado. Unos 600 euros no te los quita nadie», cifra.

Para el golpe de septiembre, asegura Ángel, los ladrones emplearon un Volkswagen Touareg que sustrajeron en Escalona, a 50 kilómetros. Se lo llevaron dos días antes de Talleres El Casar, situado a las afueras del pueblo. El responsable de este negocio, Jaime López, todavía no ha visto el automóvil, aunque le han dicho que es uno de los 14 vehículos de alta gama recuperados.

« Lo robaron a las bravas después de destrozar tres o cuatro coches de clientes. Uno de los vehículos lo tiraron al foso y ahora el seguro dice que no se hace cargo de ellos, se lava las manos, y el asunto lo he metido en abogados», cuenta indignado. «Los estoy arreglando con dinero de mi bolsillo porque no podemos tener a la gente meses sin coche», se sincera.

Del taller de Jaime también sustrajeron esa misma noche la máquina de diagnosis, que analiza a fondo el estado de un vehículo y descubre dónde están los fallos o averías. «La mía tiene menos de un año y está valorada en unos 14.000 euros», apunta el mecánico, cuyo abogado reclama al seguro 70.000 euros en daños. « Estoy con el agua al cuello , arreglando todos los desperfectos porque el seguro no se hace cargo de nada», repite. «Somos cuatro empleados y peligra el trabajo de todos, hasta el mío», porque su negocio «vive» de clientes de Madrid.

«Antes de ser detenidos ya están en la calle; es una vergüenza», protesta Ángel, cuyo taller ya fue asaltado hace dos años con un «modus operandi» similar. «Yo creo que fueron los mismos», conjetura.

Esta puerta de los talleres El Casar todavía tiene los graves desperfectos provocados por el alunizaje

Siete robos en menos de una hora y media

Los robos con fuerza en Cebolla y Escalona son algunos de los 15 que la Policía Judicial de la Guardia Civil de Toledo ha esclarecido en esta operación con compañeros de Madrid y con la Policía Nacional. La mayoría fueron en talleres mecánicos, aunque también hay dos en gasolineras. Las fechorías arrancaron el 11 de septiembre, viernes. Sobre las tres de la madrugada, sustrajeron presuntamente mercancía del remolque de un camión estacionado en una estación de servicio de la autovía A-5, en Casarrubios del Monte, una población limítrofe con Madrid donde el Goyito vive de okupa por temporadas.

Tres días después habrían cometido hasta siete robos con fuerza, algunos en grado de tentativa, en cinco pueblos muy próximos . Fue en la madrugada del 14 de septiembre y emplearon menos de 90 minutos. Tuvieron que dividirse en, al menos, dos grupos para entrar en tan poco tiempo en dos talleres mecánicos de Las Ventas de Retamosa, otro de Lominchar y uno más en Yuncos. También intentaron robar en otro taller de Yuncler, además de en un garaje y una nave industrial de Recas.

José es el dueño de uno de los talleres asaltados. La madrugada del 14 de septiembre le robaron un Mercedes y un Peugeot 208. También un ordenador portátil y un quad infantil de gasolina del hijo de su socio. «Hemos recuperado todo, pero el turismo pequeño está siniestro, seguramente por haber sido utilizado en un alunizaje, y el Mercedes está en reparación porque reventaron unas ruedas y una puerta», resume José. «No es muy normal lo que sucede en este país», responde comedido cuando se le pregunta por la puesta en libertad con cargos de el Goyito y sus compinches, entre ellos su hermano Christian, alias el Ruso .

«Están por aquí todo el día»

José Luis también siente impotencia y mucha preocupación. Es el dueño del último taller que este grupo criminal de aluniceros reventó presuntamente la madrugada del 14 de septiembre. Rompieron la puerta de delante y la de atrás del negocio, de donde robaron un BMW M3, un Audi A4, la máquina de diagnosis y la caja de caudales con el cambio.

«Los dos coches están destrozados. Uno de ellos es de un cliente y tendremos que responder por él. Pero ya no dejamos los vehículos en los talleres», asevera. «[Esos individuos] están todo el día por aquí dando vueltas. Sé quiénes son y vivo con una gran intranquilidad», admite José Luis, quien prefiere que el nombre de su negocio no se mencione.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación