Emanuel y Micarla, enterrados en Villarejo de Montalbán entre los aplausos de sus vecinos

El matrimonio, asesinado presuntamente por el hijo de él, ha sido inhumado en una sepultura del cementerio

Micarla y Emanuel, el día de su boda Facebook

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Micarla y Emanuel, casados en 2018, han sido enterrados este martes en el cementerio de Villarejo de Montalbán, un pequeño pueblo toledano de 75 habitantes donde el crimen de la pareja, cometido el 13 de mayo, ha conmocionado a sus vecinos. Él tenía 38 años; ella, 25.

El matrimonio, presuntamente asesinado a tiros por el hijo de Emanuel —un adolescente de 17 años—, ha sido inhumado en la misma sepultura, con capacidad para dos ataúdes, seis días después del doble homicidio.

Antes, a las cuatro de la tarde, hubo un oficio religioso en la iglesia del pueblo, a la que solo pudo acceder una decena de personas, según las instrucciones de los dos agentes de la Guardia Civil que siguieron el sepelio. Otros vecinos, cerca de una veintena, esperaron en la plaza la salida de los dos féretros, que fueron ovacionados por los asistentes, entre ellos Javier, uno de los jefes de Emanuel.

«Hizo mucho por el pueblo. Cuando alguien muere, siempre se le alaba. Pero es que Emanuel era una joya», ha manifestado a ABC el alcalde de Villarejo, Salvador Aguilar, después de asistir al sepelio.

Sin teléfono, ni motocicleta ni ordenador

Los vecinos acompañaron a pie los coches fúnebres con los ataúdes de Micarla y Emanuel hasta el camposanto. Recorrieron con ellos los 200 metros que separan la iglesia del cementerio, donde el Ayuntamiento depositió una corona de flores.

Del hijo de Emanuel y presunto asesino del matrimonio, el alcalde solo repite que el chaval «era muy amable y educado». «Yo veía feliz al chaval. Quizá se quería ir a Francia con su madre», especula un amigo de Emanuel que conocía al menor desde hace muchos años.

El chico, ahora interno en un centro de menores, manejaba armas desde pequeño para cazar conejos o palomas. Tiraba al plato también con la escopeta con la que, supuestamente, mató a su padre y a su madrastra.

Emanuel le había restringido el uso del teléfono móvil, de una motocicleta y de su ordenador porque quería que estudiara. Quizá, la falta de movimiento y de comunicación con el exterior pudo ser determinante para que el adolescente gestase una sangrienta venganza.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación