Historia de una ambulancia: de Toledo al hospital de Leópolis
El padre Ángel ha viajado hasta la ciudad ucraniana para entregar el vehículo donado a 'Mensajeros de la Paz' por Ambulancias Finisterre
18 de abril, lunes de Pascua y festivo en la capital de Castilla-La Mancha. El padre Ángel, de la Fundación Mensajeros de la Paz, telefonea a José María San Román, de la empresa toledana Ambulancias Finisterre, para pedirle con urgencia un vehículo que llevarán hasta Ucrania en un convoy que saldrá unos días más tarde.
En menos de 72 horas, parte de Toledo camino de Madrid una ambulancia de traslados chequeada y con el depósito de combustible hasta arriba, que llega a la calle Hortaleza, el centro de operaciones del padre Ángel, el jueves. Es un vehículo Ford Transit, con 100.000 kilómetros y una antigüedad de cuatro años y medio, que va dotado hasta los topes: un desfibrilador portátil, una camilla, una bala oxígeno, una respirador y productos sanitarios (desde gasas hasta sondas y cánulas).
El viernes 22, la caravana sale hacia Barcelona y llega a Leópolis este miércoles por la mañana. En el hospital de esta ciudad ucraniana, después de circular 3.200 kilómetros, el padre Ángel entrega la ambulancia donada desde Toledo.
«Ha sido gloria bendita haber traído la ambulancia hasta Leópolis. Por favor, consígueme más ambulancias» , rogaba el padre Ángel a José María y Chari San Román en los mensajes de WhatsApp que les ha enviado esta mañana como prueba de que su vehículo ya está en tierras ucranianas.
«Lo están pasando muy mal y vamos a intentar con la Asociación Nacional de Empresarios de Ambulancias (ANEA) lograr más vehículos en un tiempo récord », aventura José María, miembro de esa agrupación, mientras cuenta a 'ABC' los pormenores de la donación.
«Padre, voy a seguir buscando ambulancias donde pueda porque tenemos que ayudar entre todos», reza el wasap de San Román enviado al alma máter de Mensajeros de la Paz. «Si con nuestra ambulancia salvamos una vida de una persona en Ucrania , nos habrá valido todo el esfuerzo que hemos hecho», dice José María con gozo.
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