Lugar para el reencuentro (76): La vida como asombro
«Asombro, curiosidad, indignación: Literatura y Ciencia lo comparten»
En alguna ocasión escribí que la Poesía es la hermana bohemia de la Ciencia , acaso, alguna vez siamesa. Y es que pese a las grandes diferencias entre ambas, la Poesía, y toda Literatura, al igual que la Ciencia, tiene su raíz en la mirada humana, siempre interrogante ante la realidad de las cosas , ante este sentir de nuestra vida que es a la vez dolorido y gozoso. Asombro, curiosidad, indagación: Literatura y Ciencia lo comparten.
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Después siguen distintos derroteros, pero sus frutos nacen de una radical indagación en la realidad, aunque dichos frutos sean tan diferentes como la poesía mística y la trigonometría. Y, además, cuánta ciencia cabe en el poético florecer de la rama en el árbol . Y cuánta poesía vibra en la física cuántica, que, entre tantos asombrosos retos, nos muestra que lo infinitamente pequeño es, a la vez, en lo que puede llegar a significar, infinitamente grande.
Con todo asombro
germina una semilla:
nace la ciencia.
Este haiku, testigo de mi respeto admirado por la Ciencia, me hace reencontrarme con otros testigos, los «Testigos del asombro», título de mi libro de haikus , publicado en 2014, en el que canto lo asombroso, donde caben , naturalmente, el miedo y el dolor, que, a su vez, no dejan de asombrarme y siembran en mí inquietudes irresolubles. Y, por supuesto, el asombro ante la belleza , ante lo bueno y hermoso, asombro, en este caso, agradecido.
El haiku, por su parte, me muestra que es testigo perfecto del asombro inmediato que, sin embargo viene de muy lejos, y refleja, en su humilde brevedad, lo inabarcable, qué pequeño recipiente de tres versos en el que, sin embargo, tanto cabe.
Una caricia
que no pide permiso:
llega la vida./
Rayo de sol
que penetra la fruta
como el amor./
Tarde de invierno
el fuego se hace amor
y el amor fuego.