ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA: EN OGIGIA

Junio

Bellas imágenes que señalan el tiempo del solsticio de verano

Sol ardiente de junio. Frederic Leughton. Museo de Arte Ponce.

POR MARÍA ANTONIA RICAS

El sexto mes del calendario gregoriano se nombra, según algunos, honrando a la romana Juno , reina de dioses y propiciadora de la maternidad o, según otros, por Lucio Junio Bruto , fundador de la República de Roma, aunque también hay quien dice que proviene del término latino iunior . Se le representa como un segador de heno o, más frecuentemente, como un joven desnudo mostrando un reloj solar y llevando en la mano una antorcha.

Para los días que encienden las brasas, de Corpus toledano, tímido y cauteloso este año , y de cumpleaños de personas que viven en tu corazón, traes al texto dos imágenes que señalan el tiempo del solsticio de verano. Una es la hoja ilustrada que corresponde a junio de «Las muy ricas horas del Duque de Berry» , quizá el más importante manuscrito miniaturizado e iluminado del siglo XV y confeccionado, por encargo de Juan I, duque de Berry, en el taller holandés de los hermanos Limbourg hacia 1410. Un París medieval se dibuja al fondo de la preciosa miniatura . Delante, la casa-hotel de Nesle, residencia del duque y, más cerca, agricultores trabajando en la recogida del heno. La carta zodiacal del mes con los signos que rigen dicho período corona la parte superior de la ilustración gótica… Es maravillosa… A pesar de su pequeñez no le falta detalle alegórico; la precisión y la delicadeza envuelven la representación y, por extensión, todo el increíble libro que puede contemplarse en Chantilly.

Junio. Calendario del libro Las muy ricas horas del duque de Berry. Museo Conté. Chantilly

La otra pintura que eliges se titula «Sol ardiente de junio» o «Junio ardiente» . Fue realizada en 1895 por el pintor prerrafaelita y victoriano Lord Frederic Leighton , (1830-1896) y se considera su obra maestra (Para otro momento sería oportuno contar el novelesco periplo del cuadro hasta acabar en el museo de Arte Ponce, en Puerto Rico)… Una joven, Dorothy John, duerme profundamente en un lugar al aire libre, tal vez un mirador, que cubre un toldo y que enseña, como fondo, el mar tranquilo. Cubierta por un ropaje de vibrante naranja , su postura durmiente y, en realidad, toda la composición del óleo, ofrece una visión llena de simbología – muy del gusto de los prerrafaelitas–: el color del vestido, la rama de adelfa que aparece por detrás, el mar sereno, el propio sueño de la chica… No hay elemento que no señale una lectura misteriosa y bella…

Tanto en la página de «Las muy ricas horas del Duque de Berry», como en la creación de Frederic Leighton percibes esas referencias ya olvidadas de los símbolos (algo esencial, por otra parte, en la poesía)… Los elementos de una creación plástica o literaria cuentan, hablan sobre ellos mismos pero también sobre lo que callan, sobre el secreto que representan… Sin embargo, ya no hay tiempo ni tranquilidad para buscar simbologías. Lo que es, lo que se ve, está… sin otra lectura. Así, de Junio sólo sabemos ya que trae el calor y que se acaba el curso.

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