VIVIR TOLEDO

La malograda Escuela Normal creada ante la puerta de Bisagra

En 1929 se colocó la primera piedra y en 1952 se ordenó el derribó total de este edificio que nació herido

Traslado del cadáver del guardia de asalto, Juan Antonio Estera. el 10 de marzo de 1932. Falleció en un conflicto obrero por disparos realizados desde el edificio en obras de la Normal que aparece al fondo. Archivo Municipal de Toledo. Colección Luis Alba

Rafael del Cerro Malagón

Dos pasadas entregas las dedicamos a los inicios de las Escuelas Normales en Toledo en el siglo XIX . En 1845 nació la de maestros en el ahora llamado Palacio Lorenzana para seguir, entre 1858 y 1888, en la titulada Casa de Infantas , en la calle de la Trinidad, un bien arzobispal incautado que, al ser devuelto, obligó a la Diputación a buscar otro lugar, adquiriendo el antiguo palacio del Canónigo Obrero, en la plaza de Abdón de Paz. Allí perduró hasta 1942, sin poder bajar al edificio que el Ministerio de Instrucción Pública planeó, en 1929, junto a la puerta de Bisagra. Similar odisea vivió la Normal femenina, alojada, de 1877 a 1888, en la citada Casa de Infantas , para mudarse a un inmueble de la calle del Pozo Amargo que, en 1906, ofrecía un penoso estado. Su rápida solución fue acogerla en la planta baja del flamante -y aún holgado-, palacio de la Diputación, proyectado en 1882 y ejecutado durante varios lustros repletos de porfías políticas y obras. Un dato más: hasta 1936, la Corporación provincial pactaría con el Ministerio de Instrucción percibir los alquileres -a veces con dilatados atrasos- para mantener los locales de ambas Escuelas Normales, pues éstas dependían del Estado.

El historiador Ramón Sánchez González , en la revista Archivo Secreto (nº 5, 2011), al dedicar un artículo a la directora de la Normal de Maestras, Elvira Méndez de la Torre, aborda la etapa vivida en la Diputación hasta 1936 y sus muchas demandas para dignificar el centro con una sede propia, algo difícil por la falta de solares idóneos o los reparos del Ministerio de Instrucción Pública. En 1926, fue nombrada concejal de Toledo junto a Pilar Cutanda Salazar, también docente de la Normal. Méndez luchó para hacer realidad una escuela que, por fin, nacería en un terrero municipal, fuera de la puerta de Bisagra, frente al paseo de Merchán. Allí, el 24 de marzo de 1929, con un solemne acto que detalla El Castellano del día siguiente, se colocó la primera piedra de una Normal de Maestras y de su graduada Aneja. La Oficina Técnica de Construcciones Escolares la presupuestó en casi un millón de pesetas. Ese departamento, desde 1920, lo dirigía Antonio Flórez, técnico cercano a Cossío y a la Institución Libre de Enseñanza.

El proyecto lo firmó el arquitecto Pedro Sánchez Sepúlveda . Proponía un edificio de dos plantas y cuatro torreones con un cuerpo de acceso de tres arcos y fachadas de ladrillo y mampostería con matices castizos ahijados del llamado «estilo nacional». La planta baja acogería las seis aulas de la Aneja y la superior las de las normalistas. A pesar de planificarse todo tipo de espacios, se ideaba solo como Normal femenina, pues la masculina, con menor registro de alumnos, podía seguir en el caserón de la plaza de Abdón de Paz. En 1929, Sánchez Sepúlveda también planeaba un grupo escolar en el vecino barrio de la Antequeruela que, en 1930, se llevaría junto a la puerta del Cambrón. Este técnico visó profusas escuelas por toda España. En la provincia toledana trazó las de Tembleque (1923), Madridejos, Valmojado y Portillo (1928), Espinoso del Rey (1930, donde una calle lleva su nombre), Torrijos (1934) y El Romeral (1935), entre otras más.

Al edificarse la Normal se elevaron los torreones, inicialmente menores, más nuevos detalles y los urgentes refuerzos de los cimientos visto el endeble subsuelo. Los cambios políticos ligados al paso del Directorio a la República, el aumento de gastos y problemas con la contrata motivaron que, al empezar el curso 1934-35, la Escuela aun estuviese inacabada. No obstante, se dispuso comenzar las clases que se suspenderían el año siguiente al apreciar los técnicos oficiales múltiples problemas que nunca se solventarían. La presencia de grietas en varias zonas exigía asegurar las cimentaciones, sobre todo, en la mitad asomada al barrio de las Covachuelas. En el otoño de 1935 se ordenó el total desalojo mientras se trazaba un plan para remediar la situación que el estallido de la guerra detuvo. Con ella cayeron más daños sobre el inmueble que, como otros muchos, serviría de cuartel durante la contienda. Recordemos que, entre la Normal y la puerta de Bisagra, desde 1933, una empresa pretendía levantar una estación de autobuses –asunto que ya tratamos en otro artículo (01/03/2020)-, desistiendo de ello pues, además de los escollos administrativos, era manifiesta la debilidad del paraje.

En 1939, el franquismo prohibió la escuela mixta, separando los sexos en todos los niveles. La medida estaba de más en la infausta Normal toledana, pues su ruinoso estado imponía tener abiertas sus dos antiguas sedes. Entre 1940 y 1943, el Ministerio de Educación Nacional realizó obras de demolición y reparación que supusieron la perdida de altura de los torreones. En 1943, los normalistas tuvieron que dejar la casa de la plaza de Abdón de Paz, pues la Diputación quería instalar el Hogar de ancianos. Los niños de la Aneja se llevaron a unos salones del Palacio Arzobispal que cedió Plá y Deniel. Mientras, los estudios de Magisterio se regían por el llamado Plan Bachiller (1940) que convertía bachilleres en maestros, pues urgía cubrir las bajas motivadas por la guerra. En 1942 siguió otro Plan de cuatro cursos. Los aspirantes debían aprobar un ejercicio de cultura y tener doce años. En 1945 la Ley de Educación Primaria renombró a las Normales como Escuelas de Magisterio e impuso nuevos requisitos: tener catorce años, cuatro de Bachillerato, examen de ingreso, tres cursos y una prueba final.

Sobre estas pautas, las clases volvieron en 1947 a la frágil Normal cercana a Bisagra con las alumnas y los alumnos ubicados en zonas distintas. Sin embargo, el edificio seguía herido . En 1950 se apuntalaba toda la fachada posterior. A finales de 1952, en una visita a Toledo, el ministro de Educación Nacional, J oaquín Ruiz-Giménez, decidió el total derribo, devolver el solar a la ciudad y buscar otro lugar. Así, la formación de maestros y la Aneja de niños se llevaron a la Escuela de Artes, la femenina se alojó en el Colegio Medalla Milagrosa y las niñas en un ala del Colegio de Doncellas. En 1955, el Ayuntamiento ofreció un terreno junto a la carretera de Ávila, en el cual el Estado aprobó 12 millones de pesetas para una nueva Escuela cuyas obras dirigió Francisco Navarro Borrás . Aunque el edificio lo inauguró oficialmente el ministro Jesús Rubio en 1959, desde el año anterior ya se impartían allí las clases que continuarían hasta que fueron trasladadas al Campus universitario de la Fábrica de Armas en 2002.

En relación a los restos de la vieja Normal, una vez restituido el solar a la ciudad, en junio de 1958, solo resistiría en pie, como un telón, el cuerpo delantero. En 1964, el Ayuntamiento aún permitía allí vivir a algunas familias en precario, aplicando los patios de recreo en la feria de agosto para los bailes y casetas que no cabían en el paseo de Merchán. Años después, caerían las últimas huellas de una Escuela de aciaga vida para dar paso a una explanada ajardinada que, por ahora, vigila la estatua de rey Sisebuto.

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