VIVIR TOLEDO

Entre bambalinas. Cristino García Ortiz-Villajos. Segundo acto

Tres momentos en la vida de un actor aficionado: los inicios de Mary Carrillo, la Peña Guerrero y las funciones de Educación y Descanso

Representación de Marianela en el Teatro de Rojas dirigida por Cristino García. Función a beneficio del C.D. Toledo el 14 de marzo de 1954. Archivo Municipal de Toledo

Por Rafael del Cerro Malagón

En la anterior entrega aludíamos a unos peculiares recuerdos, en forma de álbum conservado en el Archivo Municipal de Toledo, de Cristino García Ortiz-Villajos (1893-1959), un contumaz aficionado al teatro. Así lo prueban múltiples recortes con datos familiares, crónicas de prensa, programas y fotos que fue guardando a lo largo de su vida. Sabemos que participó en sucesivos grupos hasta 1928 como fueron Los veinte (1912), Benavente (1913-1915) Martínez Sierra (1915), El Teatro (1907-1918), Grupo Artístico Toledano (1920-28) y Linares Rivas (1925-1928). Abundan las gacetillas alusivas a los éxitos y el buen hacer de Cristino junto a otros compañeros de aquellos elencos no profesionales del primer tercio del siglo XX en Toledo.

Las consecuencias de un desfalco

Aquel plácido contexto cambiaría en agosto de 1926 al descubrirse un desfalco en el Banco Central de Toledo. Uno de los implicados fue el cajero Ricardo Carrillo -que se declaró culpable-, persona apreciada en la ciudad. Tras su marcha precipitada con la familia, fue detenido en Santander y encarcelado en Toledo. Aquello dejó en precaria situación a su esposa Carmen y a sus dos hijos, apareciendo en escena, como fiel apoyo, Cristino García , que debía tener una cultivada amistad de años atrás.

El suceso saltó a la prensa de varias ciudades y también lo refiere la propia hija mayor que más tarde sería la gran actriz Mary Carrillo (1919-2009). En sus memorias, Sobre la vida y el escenario, cuenta su internado en el colegio de las Religiosas del Servicio Doméstico mientras su padre permaneció en la prisión de Gilitos. Otra fuente, el periódico El Castellano , reveló, en mayo de 1928, detalles del juicio y una función en el Rojas, «a beneficio de los niños de Ricardo Carrillo», que él mismo agradeció en una carta remitida desde la cárcel a dicho diario. Entre los promotores estaban Cristino García, el Grupo Artístico Toledo, la Rondalla Imperial más los apoyos de Jacinto Guerrero y de personas muy conocidas según recoge la crónica publicada el día 22.

Cumplida la pena, los padres y el hijo pequeño marcharon a Madrid donde después se uniría la hija, una vez sacada del internado. Según refiere Mary Carrillo, se encontró integrado en su familia a «tío Cristino», lo que persistió hasta 1939. Todos vivieron años de penurias, frágiles trabajos del padre como viajante y asiduos cambios de domicilio en Valencia y Barcelona entre 1929 y 1931. En una entrevista de ABC , en 2001, la actriz, afirmó con amargura: «Si pudiera, olvidaría mis primeros años de vida», incluyendo la «existencia de Cristino, el amante de mi madre». De la relación con la familia Carrillo-Moreno, nada aflora en el álbum de Cristino, si bien un cartel es afín a las memorias de la actriz, pues recoge su debut, en 1930, en la sala Capsir de Barcelona con Marianela, haciendo el papel de un niño y Cristino el de otro personaje. Aquel alejamiento de Toledo lo prueban un telegrama enviado a Barcelona, señalando la grave enfermedad de la madre de Cristino y la esquela del entierro donde se le cita como ausente. Al proclamarse la República, todos regresaron a Madrid.

La Peña Guerrero

Aunque la actriz reseña que su padre le facilitó el debut en Barcelona, fue Cristino quien le acercó al teatro en Madrid a través el maestro Guerrero, para ser, en los años treinta, una aplaudida y prometedora estrella. Y es que, en el álbum de nuestro personaje se constata su largo aprecio al compositor, siendo la mejor prueba que, en 1934, junto a su gran amigo y actor Félix Briones , alentasen la Peña Guerrero agregándose miembros de la colonia toledana en Madrid, como Ricardo Carrillo cuyo empleo de viajante comercial le servía para darla a conocer en otros lugares.

Con tal motivo pusieron en escena, en Madrid, el 25 de noviembre, Tierra Baja , de Ángel Guimerá , el sainete de Ramos Martín y Guerrero, A la sombra , más un recital de «la joven y precoz artista» Mary Carrillo. La misma Peña e idéntico programa llegó al Teatro Rojas, de Toledo el 21 de diciembre, con el añadido de las dos bandas de música, dirigidas por Pedraza y Serrano respectivamente. Por otra parte, hasta 1936 en otras reseñas del álbum el nombre de Cristino figura como actor y director. Entre los actores aficionados de Toledo que entonces compartieron con él alguna función aparecen Jenaro Ruiz y Pablo Rodríguez , siempre bien recibidos y aplaudidos por el público.

Posguerra y años finales

Nada reseña del trienio bélico, en el que parece que Cristino estuvo en Barcelona, tan solo un carnet emitido allí por la Central Nacional Sindicalista (abril de 1939) en la rama de Actividades diversas con el empleo de actor. También, de 1939, es una cédula emitida por el Ayuntamiento de Madrid que le domicilia en San Ignacio, 5, calle lateral del Teatro Coliseum propiedad de Jacinto Guerrero. Precisamente, hay en el álbum un programa de dicho teatro (hacia febrero de 1940) figurando Cristino en el reparto de la Duquesa del Tabarín , comedia lírica en tres actos que interpretaba Plácido Domingo Ferrer, padre del internacional tenor José Plácido Domingo Embi . Del mismo teatro y época es un recorte del cuento infantil El mago cosquillas -con música de Guerrero-, en el Teatro Coliseum (ca. 1941) donde Cristino hacía otro papel secundario.

Hasta 1952 poco más aportan los Recuerdos de Cristino. De nuevo en Toledo son varios los programas, como actor o director, de la Agrupación Artística Toledana de Educación y Descanso. En ellos se detallan los nombres de actores aficionados como Justo García, Luis Sánchez, Joaquín Gabaldón, Sagrario Patiño, Manolita Moreno, Carmen Ortega, Eduardo Orgaz… Eran funciones benéficas que ofrecían comedias, sainetes o m úsica de rondallas celebradas en Navidad, a favor de las Hermanitas de los Pobres, de personas desamparadas del barrio de San Justo e, incluso, del C.D. Toledo. También las hay con motivo del día de San José para la Hermandad de carpinteros y de Santa Bárbara en la fiesta de la Fábrica de Armas.

Mientras recuperaba de nuevo su presencia en la escena, Cristino ya residía en el Hogar de Ancianos de la plaza de Abdón de Paz como prueban escritos suyos de gratitud dirigidos al presidente de la Diputación Provincial y al personal que le atendía. El último recorte cronológico del álbum es un artículo del diario El Alcázar , de 15 de agosto de 1959, en el que se felicitaba a su hermano Cándido, un toledano volcado al periodismo, con grandes logros y méritos en Granada y en la administración pública. El 29 de diciembre de aquel año fallecía Cristino , enterrándose en el cementerio de Toledo. Desconocemos quien recogió sus últimas pertenencias entre las que estarían sus peculiares memorias que recalarían al cabo del tiempo en el Archivo Municipal de la ciudad que siempre tuvo presente a lo largo de su vida.

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