Absuelven al hombre acusado de un robo con violencia y de una agresión sexual en una casa de Toledo en 2007
El tribunal «no tiene ninguna duda» de que el acusado participó en el asalto, pero el delito de robo ha prescrito
Sobre la agresión sexual, «no existe prueba» de que uno de los autores fuera Alexander Nikolla
Aleksander Nikolla, un albanés de 47 años acusado del violento asalto a una vivienda en 2007, saldrá de prisión después de que la Audiencia Provincial de Toledo lo ha absuelto de los delitos de robo con violencia en casa habitada y de agresión sexual. En la cárcel por esta causa desde el 29 de mayo de 2018 , será expulsado de España por encontrarse en situación irregular. Aunque puede presentar un recurso contra el fallo judicial, el matrimonio no va a hacerlo.
En su sentencia, redactada al día siguiente de la vista oral -se celebró este miércoles- , el tribunal explica que «no tiene ninguna duda» de que Aleksander participó en el asalto a la casa, en un pueblo de la provincia de Toledo, pero añade que «el delito de robo está prescrito sobradamente».
Sobre la agresión sexual, en la sentencia, de 20 páginas, se explica que «no existe prueba de que uno de ellos fuera Alexander, pues los restos de su ADN se revelan en una toalla que está en el cuarto de baño del piso superior, donde permanecieron encerrados los miembros de la familia, y posteriormente también algunos de los autores».
Además, la mujer fue preguntada por el presidente del tribunal, Juan Ramón Brigidano, si alguno de los dos individuos que la violaron era el que se secó el rostro con la toalla; es decir, Alexander. Y la víctima manifestó «con claridad que no lo sabía».
La toalla
Hay un segundo dato que hace que la Sala tenga «dudas más que razonables» acerca de esa autoría. El guardia civil que instruyó el atestado detalló que se tomaron muestras biológicas por toda la vivienda y, concretamente, en el lugar donde sucedió la violación, el garaje. Los agentes apreciaron con luz forense diversas manchas de restos biológicos, de los que tomaron muestras que se enviaron a analizar. «Sin embargo -explica el tribunal-, ninguna de ellas revela restos de ADN de Alexander Nikolla. Es decir, en el lugar donde sucede la violación, no aparecen restos biológicos del acusado, en tanto que sí aparecen en el objeto que nunca ha estado en el garaje, como es la toalla, y en el lugar donde con seguridad no se ha cometido la violación, como es el cuarto de baño de la zona superior».
La Sala considera como hechos probados que, sobre las 2:30 horas del día 14 de septiembre de 2007, Aleksander y tres individuos no identificados asaltaron el domicilio. Para ello forzaron la cerradura de una de las puertas de entrada que daba a una habitación contigua al garaje. Llevaban la cara tapada con pasamontañas o pañuelos y con guantes tipo jardinero.
Uno de ellos se quedó en la puerta de la habitación del hijo, de 11 años, y tres se dirigieron al dormitorio principal, despertando bruscamente al matrimonio. Con un objeto punzante ( cuchillo o destornillador) , exigieron que les entregaran los relojes de pulsera y les preguntaron por el dinero y la situación de la caja fuerte.
Como les indicaron dónde tenían joyas y objetos de valor, los delincuentes se pusieron a buscar en los armarios y cajones del dormitorio. Se apoderaron de diversas piezas, pero continuaron insistiendo acerca de dónde se encontraba el dinero y la caja fuerte.
Pasaron al matrimonio al cuarto de baño adyacente al dormitorio principal, donde les ataron con corbatas las manos a la espalda. Uno de los asaltantes propinó un puñetazo al marido, que se quedó sin conocimiento momentáneamente, aunque fue reanimado con el agua de la ducha.
Descenso a los infiernos
Después los obligaron a salir del baño para iniciar un recorrido por las estancias de la casa en busca de más dinero y objetos de valor. Bajaron al salón, donde les indicaron que en un mueble había dinero en efectivo. Aquí se apoderan de unos 2.000 euros en efectivo.
Luego siguieron bajando escaleras hasta llegar al garaje, donde les señalaron la existencia de una caja fuerte , abierta pero vacía, que la habían adquirido recientemente pero todavía no la habían instalado.
Subieron nuevamente a la pareja a la planta principal, donde un ladrón se quedó con el marido en el baño del dormitorio, mientras que los otros obligaron a bajar de nuevo a la esposa con ellos al garaje.
Al descender por las escaleras, dos de los sujetos tocaron insistenmente los pechos a la mujer, a la que habían cogido por el cuello con tal fuerza que a ella le costaba respirar. Es en este punto del relato en el que el tribunal indica que ninguno de esos dos individuos «ha podido ser identificado».
Una vez en el garaje, uno de ellos empujó al suelo a la víctima, que llevaba las manos atadas a la espalda, y el otro la tumbó en el suelo. El primero le levantó el camisón y le introdujo los dedos por la vagina y el ano, para después intentar penetrarla con el pene vaginalmente, pero no pudo dada la rigidez de la mujer. Acto seguido, la tiró del pelo y la obligó a ponerse de rodillas para hacerle una felación a cada uno de ellos.
Seguidamente, volvieron a subir a la planta superior, donde encerraron al matrimonio y a su hijo en el cuarto de baño de la habitación del pequeño antes de huir de la vivienda. Se llevaron 2.000 euros en metálico y joyas, dos relojes de la marca Rolex y otro de la firma Breitling.
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