CUENCA

El escritor cubano Vladimir Hernández, fin de curso de «Las Casas Ahorcadas» con «Habana Réquiem»

El club de lectura de novela negra de Cuenca llega al final con este prestigioso autor, que mantendrá un encuentro online con los lectores este jueves a las 19.00 horas a través de «Jitsi Meet»

El escritor cubano Vladimiri Hernández posa con su novela «Habana Réquiem» Facebook

ABC

No sólo de coronavirus muere el hombre y no sólo Leonardo Padura escribe novela negra en Cuba . Como muestra de ambas cosas, el encuentro de este viernes a las 19.00 horas, a través de la plataforma de videoconferencia «Jitsi Meet», del escritor cubano Vladimir Hernández (La Habana, 1966) con los seguidores del club de lectura «Las Casas Ahorcadas» de Cuenca , que llega a su final de curso.

Han sido varios los autores de este género literario que han pasado durante los seis primeros meses de 2020 por el grupo de «negritos» coordinados por Sergio Vera , profesor y escritor, entre los que cabe destacar nombres como Noelia Lorenzo Pino, Susana Martín Gijón , Tomás Bárbulo o Marto Pariente.

Portada de la novela

Pero todo, como las buenas novelas negras, tiene un buen principio y un mejor final. Este año, el broche de oro lo pone Vladimir Hernández, que hablará con los lectores de su última obra, «Habana Réquiem» (Harper Collins), un viaje con todos los gastos pagados a la Mazmorra, la unidad que la Policía Nacional Revolucionaria tiene en la zona más turística de la capital cubana.

Según cuenta Sergio Vera, el coordinador del club de lectura «Las Casas Ahorcadas», a lo largo de sus trescientas treinta y seis páginas, «seremos testigos de toda clase de delitos: brutalidad policial, maltrato, violaciones, falsos suicidios, ajustes de cuentas… una completa postal criminal de la zona que logra dotarla de vida a través de la muerte y mantener el interés del lector capítulo tras capítulo».

Así es el día a día de los cinco investigadores protagonistas: el teniente Puyol, un veterano sagaz y paciente, sin más aspiraciones que encontrar culpables y cuidar a su hijo autista; el teniente Eddie, un antiguo delincuente protegido del coronel, de métodos siempre al borde de la ley; la teniente Ana Rosa, una trepa estirada y clasista, dispuesta a cualquier cosa para ascender; el sargento Batista, un superviviente con placa al que le encargan ser la niñera de un poli novato; y Manolito, un agente que aprovecha las patrullas para extorsionar chulos y jineteras.

«Cinco personajes muy distintos que Hernández dota de singular carisma e inusitada vida desde su primera aparición, con apenas dos pinceladas biográficas y un puñado de diálogos. Porque los diálogos están tan vivos, tan repletos de giros y expresiones cubanas como solo las calles de La Habana Vieja pueden estarlo. Unas calles mucho más sucias y criminales que las de Mario Conde , que demuestran que la novela negra cubana es mucho más que Leonardo Padura» , afirma Vera.

Y a lo largo de los cuatro días en que transcurre la obra, el lector pateará el distrito de arriba abajo, desde los lujosos hoteles para Pepes a los putiferios no aptos para turistas, de los palacios de las tribus urbanas a las casas de sus protagonistas, en un paseo tan pintoresco y fascinante que convierte a «Habana Réquiem» en una completa guía turística-criminal de la ciudad, ideal no sólo para incondicionales del género.

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