Villarejo, en la Audiencia Nacional y en libertad: «Voy a desenmascarar a todos»

El comisario declara como imputado por dos piezas menores de la macrocausa e insiste en que se ha organizado «un show» contra él

Villarejo, a su llegada a la Audiencia Nacional Ignacio Gil/ ATLAS

Isabel Vega

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La puesta en libertad del comisario José Manuel Villarejo el miércoles fue tan rápida -en menos de ocho horas Anticorrupción había presentado un escrito, el juez había dictado un auto y el polémico policía estaba dando una rueda de prensa en la puerta de Estremera-, que le pilló sin afeitar.

Ayer la puesta en escena era ya la de un hombre que dice estar en «el kilómetro cero» para desplegar todo el potencial del derecho de defensa fuera de prisión provisional. Corbata, la mítica gorra campera, el parche que lleva para proteger el párpado caído por un accidente vascular y la mascarilla negra abanderada trasladaban una impresión de seriedad que el propio Villarejo quebró ante los medios a golpe de chascarrillos y respuestas faltonas.

Pero en su discurso, ya sea en forma de audio, de nota informativa o de agenda, siempre hay espacio para el aviso a navegantes. Y ayer no iba a ser una excepción. «Voy a desenmascarar a todos (...) a los que no creen en la Justicia y creen que se puede utilizar para venganzas y para manipular a un país», afirmó.

Pasaron unos minutos hasta que ese «todos» cogió, de nuevo, la forma de su archienemigo, el general exdirector del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) Félix Sanz Roldán, a quien atribuye «la idea genial» de «encapsularle» porque le «tocaba las narices».

Llegó a mofarse de él. «El gran lord protector de la Corona creo que no ha sido muy habilidoso a la hora de proteger a su señor, pero aparte de eso, él sabrá por qué decidió ejemplarizar conmigo. Al final, ningún secreto aguanta el tiempo . Y ya lo verán ustedes», añadió.

Pero no solo le culpa del desenlace, sino también del inicio. El comisario sostiene que sus polémicos audios no los grababa él sino el CNI y accedió porque al fin y al cabo, sus tareas eran materia sensible. «El 90% de las grabaciones me las hizo el CNI y entendía que por mi trabajo delicado era bueno que monitorizaran mi actuación. Lo que no sabía es que estaban tan zumbados para montar este show », aseguró.

Sobre esa parte que seguiría en la Audiencia Nacional sin poderse desencriptar, se mostró escéptico porque dice, implicaría que él es «más listo que la NSA», es decir, «la Virgen del Pincho». «Casualmente no desencriptan las cosas que yo voy a... que yo voy a colaborar», añadió, midiendo sus palabras en este punto. No fue la única vez que se contuvo ante los micros.

Preguntado por su relación con la ahora fiscal general del Estado, Dolores Delgado, declinó entrar en «cuestiones personales», igual que se desmarcó ante una pregunta directa sobre la corrupción policial que los investigadores relacionan con sus actividades y respondió con chascarrillos cuando el tema era su conocimiento sobre la presunta caja B del Partido Popular. «Ojalá me la dieran a mí».

Para el comisario, está claro que se ha montado «un show» a su costa y que «ellos» han «transmitido a la sociedad que Villarejo es el culpable de todos los males y si está en la cárcel, se han acabado los problemas (...) y todas las conciencias están tranquilas».

Pero ahora cuando se despierta en plena noche se encuentra «el techo de casa» y «más de uno se ha puesto nervioso». Su primer paso, reclamar al juez todo el material que se le intervino y después, actuar: «Esta patraña verá la luz en el momento que tenga posibilidad de defenderme».

Kids: Operación Segur Ibérica

El comisario estaba convocado como investigado por dos piezas separadas de la causa relativas, respectivamente, a un proyecto para la mercantil Segur Ibérica (Proyecto Kids) y otro para espiar al conocido empresario del deporte Joaquín Molpeceres por encargo de unos abogados (Proyectos Hacha y Grass).

Sobre «Kids», los investigadores sitúan la contratación del grupo empresarial de Villarejo Cenyt e n febrero de 2013 y los servicios, a lo largo de ese año y de 2014. El pago ascendería a 220.000 euros que se abonarían en dos fases. Además de Villarejo, están investigadas otras trece personas, incluidos los clientes, trabajadores de Cenyt, y tres policías, habida cuenta de que obtuvo y manejó, como en otros proyectos, datos personales procedentes de bases policiales.

De acuerdo a la documentación del sumario a la que tuvo acceso ABC, el proyecto habría consistido en salvaguardar los intereses Segur Ibérica (ahora Grupo Segur) respecto de una empresa denominada Nix Universal a la que había contratado para el desarrollo de un proyecto informático de nóminas que no cumplía lo pactado.

«Al parecer, Nix Universal no solo no subsanaba la deficiencia existente en el programa informático una vez que le es comunicada, sino que procedió a reclamar judicialmente al Grupo Segur el coste ocasionado para la subsanación infructuosa de los fallos de software, demanda que fue desestimada, y que produjo una reacción del Grupo Segur, que a su vez demandó a Nix Universal para que procediera al abono de los daños y perjuicios ocasionados, ascendiendo la cuantía reclamada a 288.969 euros», explica un informe de la Fiscalía Anticorrupción.

Pero había un elemento más. Mientras este enfrentamiento tenía lugar, Segur Ibérica padecía una campaña de descrédito en medios que habría estado promoviendo la otra empresa, contratando a un detective que a su vez, dio con un colaborador dentro de la mercantil de seguridad para obtener documentación interna.

Molpeceres, en el blanco

«Uno de los principales cometidos asumidos por el Grupo Cenyt consistiría en marcar directrices estratégicas ante este 'proceso de crisis', y para ello, participar en las diversas reuniones de negociación que se llevasen a cabo», explican los fiscales. Incluye empleados de Segur Ibérica, el responsable de Nix y el detective que esa empresa había contratado, a la luz de los audios, las notas informativas y los correos electrónicos intervenidos a Villarejo.

En cuanto a los proyectos Grass y Hacha, el origen de la contratación estaría en el abogado Antonio Chávarri, que habría recurrido a Villarejo primero , para investigar a Molpeceres, que había sido su suegro y era el principal acreedor de una de sus empresas en concurso; y después, para espiar a sus socios de bufete porque creía que le estaban haciendo una jugada para quitarle el poder, tal y como reveló ABC.

El propio letrado declaró esta semana en la Audiencia Nacional que desistió de aquella contratación al constatar que los encargos a Villarejo no daban frutos, si bien reconoció los pagos, que tal y como obra en la documentación de esta pieza separada, superaron los 400.000 euros entre 2012 y 2015.

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