Torra ajusta cuentas con ERC y desestabiliza el Gobierno catalán

Acusa a Esquerra de negociar a sus espaldas y rebajar las peticiones del independentismo

La investidura de Pedro Sánchez en directo

Pere Aragonès y Quim Torra, en una reunión del Gobierno de la Generalitat INÉS BAUCELLS

Miquel Vera y Àlex Gubern

El respaldo de Esquerra a la investidura de Pedro Sánchez será la primera prueba de estrés que enfrentará el independentismo este 2020, y no es seguro que la supere sin magulladuras. La abstención de los republicanos no cuenta con el respaldo de Carles Puigdemont ni de su entorno político y mediático, que ha expresado su desprecio a la negociación entre ERC y el PSOE.

En este contexto, ayer fue el propio presidente catalán, Quim Torra, quien se encargó de ajustar cuentas con los de Oriol Junqueras en una reunión privada con su vicepresidente -y también número dos de ERC-, Pere Aragonès. Este ha sido acusado reiteradamente de «desleal» al Govern por negociar con Sánchez a espaldas del jefe del Ejecutivo autonómico. Así, la cita sirvió para abrir más heridas en lugar de cerrarlas y Torra aprovechó para reivindicar su autoridad soltando toda su caballería contra Aragonès en una reunión vetada a la prensa que duró menos de una hora. Tras el encuentro, los republicanos difundieron un escueto comunicado de tres líneas en el que se limitaban a decir que el pacto con el PSOE daba al «president» la oportunidad de tener un cara a cara con Sánchez en el que podría reclamarle el «derecho a la autodeterminación» de Cataluña en una «mesa de negociación». El sucinto texto con el que Esquerra quiso informar de la cita contrastó con el largo y amargo resumen difundido poco después por el equipo de Torra.

«El presidente ha pedido explicaciones sobre el acuerdo», empezaba el texto. Al parecer, Torra también quiso dejar patente que el pacto alcanzado por los equipos negociadores de Esquerra y el PSOE no contaba con su visto bueno por lo que su Ejecutivo no lo asumiría como propio. «Es un acuerdo entre partidos», aseveró. Desde presidencia del Govern también se encargaron de recordar que el Ejecutivo autonómico no se movería, en ningún caso, de las tres reclamaciones fundamentales del independentismo catalán: «Derecho a la autodeterminación, fin de la represión y amnistía».

Ello supone un aviso a navegantes que deja entrever la lista de reclamaciones que Torra traerá consigo en la reunión de «negociación» a la que se ha comprometido Pedro Sánchez para recabar los votos de Esquerra en el debate de investidura de esta semana. Así las cosas, Aragonès salió del Palau habiendo escuchado cómo el presidente le acusaba de esconder o diluir las exigencias centrales del secesionismo con tal de lograr un pacto con Sánchez con la única condición de celebrar a medio plazo una «consulta ciudadana» que no satisface los estándares de Torra y Puigdemont.

«Nadie se ha movilizado de manera masiva para un nuevo Estatuto ni ninguna mejora de autogobierno que no sea la independencia», afirmó Torra ante Aragonès según fuentes de Presidencia. Los reproches de Torra a su vicepresidente entroncan con la campaña para acusar de «traición y autonomismo» a los republicanos que ha emprendido el entorno de Puigdemont a lo largo de las últimas semanas.

¿Adelanto electoral?

En los últimos días, varias entidades satelitales del expresidente, como la Asamblea Nacional Catalana o la Càmara de Comercio de Barcelona, han ido lanzando dardos de forma sostenida contra los republicanos. Incluso dos diputados de Demòcrates -partido que concurrió con ERC en las últimas elecciones catalanas- han amenazado con abandonar el grupo de los de Junqueras en el Parlament y saltar al grupo mixto. «Cuando estás en conflicto y tu enemigo sabes que siempre hace trampas y que además tiene rehenes retenidos, teniendo los votos para hacerlo caer, lo último que haces es estabilizarlo», apuntó el líder de la pequeña formación, Antoni Castellà, en un mensaje en las redes sociales.

Las campanas de ruptura también resuenan entre las paredes del Palau de la Generalitat . Así lo advirtió ayer la líder de Junts per Catalunya en el Congreso, Laura Borràs, quien incluso amenazó con la caída del Govern Torra. «Cuando hay fractura entre los socios de gobierno se puede producir un escenario de elecciones anticipadas. Que esto pueda pasar no significa que acabe pasando. Lo que sería raro es que un socio de gobierno quiera dar estabilidad a un gobierno español, y en cambio, generar inestabilidad en el seno del gobierno catalán», advirtió Borràs, una de las dirigentes de Junts más cercanas a Torra.

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