Que vuelvan a hacerlo

En el misterio les temíamos; visto el petardeo les hemos perdido el respeto. Que lo vuelvan a hacer: quiero verlo

Quim Torra, ayer en el Palau de la Generalitat Inés Baucells
Salvador Sostres

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Muy pocos se atreven a decir que existe en Cataluña una mayoría independentista, pero muchos aún insistían, por lo menos hasta ayer, en que había una mayoría independentista en el Parlament. Nunca se articuló y por lo tanto no puede considerarse «mayoría». La única vez que sumó fue para declarar una independencia que ni ellos mismos reconocieron. «La república no existe, idiota», mucho antes de decirlo aquel mosso, se lo dijo Puigdemont a Junqueras mientras se fugaba traicioneramente y le mandaba a la cárcel . Ni está ni estuvo nunca la famosa mayoría independentista, y lo que ayer saltó por los aires no fue un Govern siempre unido puesto de repente ante el abismo, sino una pugna sorda y constante, una guerra fratricida, una rivalidad autonómica y autonomista que se cita otra vez –Torra dirá la fecha cuando se aprueben los presupuestos– a su batalla preferida, su gran clásico, que son las elecciones regionales por ver quién es el jefe de la tribu. Masquefa era la metáfora y Europa no nos mira.

Esto es lo que ha dado de sí el independentismo. Éste ha sido su nivel intelectual y político, su generosidad, su capacidad de sacrificio. Quisieron darnos una lección de democracia y esto es lo que han hecho. Presumieron de astucia y es así como han terminado. A los catalanes nos pierde la estética, pero de verdad. El mayor fracaso del independentismo es que en el misterio les temíamos por lo que pudieran llegar a hacer, pero visto su petardeo les hemos perdido el respeto . «La máscara del tipo cayó y detrás no había nada». Si «lo volveremos a hacer» sabremos con qué hatajo de charlatanes y de cobardes estamos hablando. Que vuelvan a hacerlo, yo es que quiero verlo.

La afectada comparecencia de Torra, hablando de «golpe de Estado del 155» o de «la libertad de los catalanes» –como si no tuviéramos– ha sido el colofón de la farsa, que empezó cuando en 2012 Mas adelantó las elecciones para conseguir los seis escaños que le faltaban para la mayoría absoluta y perdió 12 en favor de un Junqueras que no quiere derrotar a Convergència sino sustituirla.

Antes de romperse España se romperá Cataluña, Aznar lo dijo. Pero es que ni eso. El simulacro nos ha dejado boquiabiertos pero por cómo pudisteis ser tan burros de acabar en la cárcel por nada . Lo que se ha roto es el independentismo, demostrando que no era una revolución sino una trifulca, y que el tam tam de la tribu percutía más fuerte que la ingenua ensoñación de ser una unidad política –y ya no digamos de destino–.

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