Podemos intenta superar el control de la comunicación que le impone La Moncloa

Irene Montero estrena a su partido en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros en el día de su sexto aniversario

Irene Montero y María Jesús Montero ayer tras la rueda de prensa del Consejo de Ministros Jaime García
Víctor Ruiz de Almirón

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PSOE y Podemos nunca podrán disociar de su condición de socios la realidad que les ha venido uniendo más estos últimos años: la de adversarios y contendientes electorales. El nuevo Gobierno cumple sus primeros días intentando superar distensiones, pero haciéndose evidente la necesidad de las partes de reivindicarse .

Ayer fue día de primeras veces. Debutaba María Jesús Montero como portavoz. Debutaba Podemos en una rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. Y todo con Iván Redondo en la primera fila de la sala de prensa, imagen nada habitual salvo en las comparecencias del presidente del Gobierno, como forma de escenificar su reforzado control sobre la política comunicativa del Gobierno.

La primera dirigente de Unidas Podemos en debutar en la rueda de prensa del Consejo de Ministros fue la ministra de Igualdad, Irene Montero, que se mostró extremadamente prudente a la hora de responder a las preguntas de la prensa que le planteaban cuestiones de su ministerio. Incluso justificando que no era el ámbito para contestar a las cuestiones que se le planteaban sobre las políticas de su ministerio, como las que se le hicieron en lo relativo a la conciliación familiar o sobre la igualdad laboral.

La justificación de su comparecencia estaba en su anuncio de solicitar su comparecencia a petición propia por la cuestión del pin parental en la Región de Murcia, cuestión que compete al ministerio de Educación pero que se justifica por la parte que puede afectar. Desde luego una solicitud de comparecencia ante el Parlamento no es motivo habitual para comparecer tras el Consejo de Ministros. Pero los ministros de Podemos, con un peso muy limitado en el conjunto del Ejecutivo , necesitan de visibilidad. Montero la buscó para emitir su opinión sobre la política del pin parental complementando el mensaje que ya había emitido la ministra de Educación, Isabel Celaá. También quiso apostillar la ministra Montero cuando la portavoz Montero quiso responder únicamente ella respecto a la conllevanza en el Gobierno de dos partidos distintos.

El margen de Podemos

La ministra de Igualdad aseguró que los miembros del Gobierno de su partido asumían el nuevo rol con «alegría, ilusión y responsabilidad», en su caso con «doble ración» por estrenarse en el Ejecutivo. Precisamente ayer era el sexto aniversario de Podemos y la formación intentó explotar al máximo ese contraste sobre su evolución política. De las plazas al Gobierno.

Pero la capacidad de Podemos para capitalizar los réditos que pueda generar la coalición está por ver. Su margen es limitado. Ayer, la portavoz del Gobierno, preguntada por este reparto de roles en la mesa, defendió que no tiene por qué ser la tónica habitual y aseguró que los titulares de las distintas carteras saldrán a comparecer en función de lo que se apruebe, sin pensar en que Unidas Podemos tenga que tener siempre voz en estas ruedas de prensa. La ministra de Hacienda se reivindicó como «la voz» del Gobierno y negó que pueda plantearse el análisis en términos partidistas: «En este Gobierno no hay ministros de Podemos ni ministros socialistas, es un gobierno de coalición en el que cada uno de los que formamos parte de este equipo desempeñamos una tarea, rendir cuentas al Consejo de Ministros con independencia de la procedencia previa de cada uno », intentó zanjar la portavoz del Gobierno.

La comunicación va a ser clave en este Gobierno. De hecho el protocolo de coordinación que el PSOE y Podemos han firmado pone mucho el foco en la necesidad de coordinar la política de comunicación , desde un predominio de la Secretaría de Estado de Comunicación que pasa a estar bajo control de Redondo. Hasta el punto de que se especifica que los ministros deben eludir manifestarse sobre asuntos que se refieran a otros ministerios. Moncloa quiere reducir al máximo la conflictividad y limitar a Podemos a su ámbito. Esta semana, y ayer tuvo que volver a hacerlo la portavoz, el Gobierno ha tenido que salir a defender al vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, tras sus comentarios sobre la Justicia española que valieron una queja del CGPJ.

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