El plan del nuevo Podemos: ministros que aplauden, diputados que no

Los independentistas escenifican su rechazo a la Monarquía y se van de las Cortes

Los ministros de Igualdad, Irene Montero y Consumo, Alberto Garzón, este lunes en el hemiciclo del Congreso donde asisten a la apertura solemne de la XIV legislatura que preside el Rey EFE

Gregoria Caro y Juan Casillas Bayo

Hubo parte de actuación ayer en el Congreso, de gestos impostados previa discusión interna. El vicepresidente segundo, Pablo Iglesias , y los miembros de Unidas Podemos (UP) en el Gobierno aplaudieron -de pie, protocolarios- a la Familia Real, a su llegada al Hemiciclo y tras el discurso del Rey, en la apertura solemne de las Cortes. Lo hizo incluso el ministro de Consumo, Alberto Garzón , que nunca se refirió al Rey como tal sino como «ciudadano Borbón» . Un gesto institucional que sin embargo no fue secundado por toda la bancada morada ni por los socios soberanistas del Ejecutivo.

En la división de UP había intención en que unos aplaudieran, el resto lo hiciera más alicaído y otros pocos remarcaran su característico desplante a cualquier acto del Rey. Forma parte de los equilibrios que UP debe mantener ante su electorado ahora que es partido de Gobierno. Lo sugirió Iglesias en el último Consejo Ciudadano Estatal, hace dos semanas: «Seréis otros compañeros quienes mantendréis la voz de Podemos», ahora que siendo parte del Ejecutivo él y los cuatro ministros ya no pueden expresarse en nombre del partido. Iglesias, Irene Montero , Yolanda Díaz , Alberto Garzón y Manuel Castells también asistieron al desfile militar que tuvo lugar al término del acto. La confirmación de su presencia la guardaron con recelo en los días previos.

El presidente del Grupo de UP, Jaume Asens ; la diputada de Podemos Sofía Castañón ; el líder del PCE, Enrique Santiago , y los diputados Antón Gómez-Reino y Rafa Mayoral no aplaudieron al principio ni al final de la intervención del monarca. En pie, sí, pero de brazos cruzados o manos detrás de la espalda. Tampoco aplaudió el secretario primero de la Mesa del Congreso, Gerardo Pisarello , que antes de entrar al Hemiciclo subrayó el «republicanismo» de los comunes y acusó a la extrema derecha de «instrumentalizar» a la Monarquía «para ponerla al servicio de su discurso de odio».

Relevante fue el aplauso del portavoz parlamentario de UP, Pablo Echenique , que en el Patio del Congreso aseguró que, dentro de su «republicanismo», el discurso de Don Felipe le pareció «valiente» . Además, consideró que «no habrá gustado a las bancadas de la derecha y la extrema derecha» (Partido Popular y Vox) porque «ha hablado de diálogo, de convivencia y de apuesta por los acuerdos».

Más dirigentes de UP como Txema Guijarro o las hoy secretarias de Estado de Agenda 2030 y de Igualdad, Ione Belarra y Noelia Vera , aplaudieron. Aunque sin tanto énfasis. Por su parte, el líder de Más País, Íñigo Errejón , admitió que Don Felipe «tiene más razón que un santo», aunque no aplaudió porque echó «en falta» mención a los retos sociales que tiene el país.

Un desplante más

De momento, el cambio de actitud solo se constata cuando se accede al Gobierno. El independentismo permanece enrocado en un constante simbolismo que pasa por un desprecio absoluto a toda institución que rezume españolidad. La Corona no es una excepción, y ayer los portavoces en el Congreso de ERC, Junts per Catalunya, EH Bildu, la CUP y el BNG firmaron un manifiesto conjunto en el que atacaron la Monarquía Parlamentaria para justificar su ausencia de la sesión de apertura solemne de las Cortes.

Una hora antes de la celebración, Gabriel Rufián (ERC), Laura Borràs (JpC), Oskar Matute (EH Bildu), Mireia Vehí (CUP) y Néstor Rego (BNG) se turnaban en la sala de prensa del Congreso para leer el manifiesto «No tenemos Rey. Democracia , libertad, repúblicas». El nombre del escrito era ya una declaración de intenciones, completada en apenas tres párrafos cuya pretensión última era denostar a Don Felipe.

Lo leyeron en español, catalán, euskera y gallego; mismos idiomas que sin complejos empleó el Rey para dar las gracias a diputados y senadores al final de su discurso. Los independentistas no estaban en sus escaños . Y es que una vez leyeron su manifiesto, sin aceptar preguntas de la prensa, se negaron a participar en los actos de apertura de la XIV Legislatura.

ERC, no satisfecho con el manifiesto, registró en el Congreso preguntas al Gobierno sobre el gasto que supuso la presencia del Rey en las Cortes. Tres de estos cinco partidos fueron claves en la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno: el BNG con su apoyo, y ERC y EH Bildu con sus abstenciones indispensables . Es más, el PSOE firmó sendos acuerdos de legislatura con los republicanos catalanes y con los gallegos, quienes «marcan la agenda» del Gobierno, como denunció ayer la portavoz de Cs en la Cámara Baja, Inés Arrimadas.

Los independentistas, fieles a su retórica, acusaron a la Monarquía de ser «una institución anacrónica heredera del franquismo». El PNV, más pragmático, se desmarcó y asistió al discurso del Rey, aunque no lo aplaudió.

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