El pacto con Vox en Castilla y León convierte el PP en un guirigay

Cruce de acusaciones y reproches entre los populares después del acuerdo anunciado por Alfonso Fernández Mañueco, que no oculta su malestar con Casado

Pablo Casado y Alfonso Fernández Mañueco, en campaña electoral / Vídeo: ATLAS

Mariano Calleja y María Gajate

El vacío de poder que existe en este momento dentro del Partido Popular , hasta que se celebre su congreso en abril, ha convertido a esta formación política en un auténtico guirigay, tras el acuerdo de legislatura firmado por Alfonso Fernández Mañueco con Vox en Castilla y León . En menos de 24 horas se han visto posiciones diferentes, acusaciones cruzadas, reproches velados, silencios elocuentes y un líder en ciernes al que se le puede interpretar una cosa y la contraria respecto a la relación del PP con Vox.

Los barones del partido han respaldado la decisión de Mañueco al entregar la presidencia de las Cortes regionales a Vox y repartirse con este partido un gobierno de coalición. Todos los presidentes regionales del PP consultados han subrayado la 'autonomía' de Mañueco a la hora de negociar y alcanzar un acuerdo para dar estabilidad al Gobierno de Castilla y León. «No había alternativa, era eso o volver a elecciones, porque el PSOE se negó a facilitar la investidura», señalan.

Desde París entró en escena Pablo Casado , que como presidente del partido acudió a la cumbre de líderes del Partido Popular Europeo . En una intervención a puerta cerrada, destacó los dos ejes de su mandato: la ausencia de acuerdos de Gobierno con los populistas y la defensa de la ejemplaridad, según confirmaron fuentes próximas a Casado. «Ni siquiera mencionó a Vox», señalaron. Además, reiteró su apoyo a Feijóo como futuro presidente del partido, como ya hizo en la Junta Directiva Nacional.

A partir de ahí, el presidente del PP europeo, el polaco Donald Tusk, amigo de Casado, hizo unas declaraciones públicas explosivas contra el pacto de Castilla y León , y aseguró que confiaba en que fuera un «accidente». Los populares en España replicaron a Tusk y atribuyeron sus palabras al «desconocimiento» de la realidad política regional. «Lo primero que habría que preguntarse es si sabe dónde esta Valladolid», comentó un barón.

Manos libres

Ante las palabras de Casado, los presidentes regionales del PP recordaron que en el Comité Ejecutivo Nacional que se celebró dos días después de las elecciones de Castilla y León, se dio manos libres a Mañueco para negociar con todos los partidos y buscar la estabilidad de su Gobierno, dentro del respeto a los principios del partido. Además, recuerdan los barones del PP, Casado se comprometió a avalar el acuerdo que alcanzara Mañueco.

Ayer todo era confusión en el PP. Primero, porque nadie sabía con exactitud qué había dicho Casado a puerta cerrada. Segundo, porque muchos en el partido entendieron que tocaba defender el pacto con Vox y 'normalizarlo', al interpretar que estaba bendecido por Feijóo. Y tercero, porque el nuevo líder del PP respaldó a Mañueco, pero también aseguró que «a veces es mejor perder el gobierno que ganarlo desde el populismo», informa G. Gabarda . Fuentes próximas a Feijóo aclararon después que se refería al populismo «que gobierna España». Por si fuera poco, el secretario general del PP gallego, Miguel Tellado , defendió que el pacto con Vox «se circunscribe a una comunidad», Castilla y León, y trató de desvincular la decisión de su jefe de filas, Alberto Núñez Feijóo. Así, recordó que «el presidente del PP se llama Pablo Casado», informa P. Pazos . Al mismo tiempo, el presidente del Comité Organizador del Congreso extraordinario del PP, Esteban González Pons , se reafirmó en sus palabras cuando dijo que Vox es la «extrema derecha».

«Alfonso, cuentas con el respaldo para negociar un gobierno de éxito». Fueron las palabras literales que ayer quiso leer Mañueco y que le dedicó Casado dos días después del 13-F. El que será reelegido como presidente del Gobierno castellanoleonés mostró así su «sorpresa» por las palabras del todavía máximo responsable del PP y de Donald Tusk. «Sin saber qué ha podido ocurrir», se puso «a disposición» de ambos para «aclarar los términos» del acuerdo de investidura alcanzando con Vox y que, según destacó, cumplen los «principios» del partido y del ordenamiento jurídico después de que lograra suavizar algunos de los aspectos más polémicos que exigía Vox -vinculados a la memoria histórica, a la violencia de género o a la inmigración, principalmente-. Mañueco insistió en que Casado estaba al frente del partido cuando «se me mandató» afrontar las negociaciones «con las manos libres».

Mientras en Andalucía, Juanma Moreno intentaba lidiar con un 'toro', el de Vox, con el que siempre se ha sentido muy incómodo. Y no solo él. Con Feijóo y Mañueco habían sido siempre los barones que marcaron con más claridad una línea roja a Casado para que no se acercara a Vox. Ahora, Moreno asegura que Andalucía y Castilla y León son dos comunidades distintas y él sigue aspirando a gobernar en solitario. Lo mismo que decía Mañueco hasta la semana pasada.

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