El narcosubmarino es reflotado en el puerto tras hundirse por segunda vez
Los investigadores creen que el tercer tripulante huido es de un clan gallego
El rescate del primer narcosubmarino interceptado en Europa lleva camino de convertirse en una odisea, salpicada de contratiempos. El lunes por la tarde el sumergible, cargado de cocaína (se especula con que alberga entre 3.000 y 4.000 kilos de droga) logró ser reflotado desde los seis metros de profundidad tras hundirlo los narcos. La maniobra la llevaron a cabo los buceadores de los GEAS (Grupo Especial de Actividades Subacuáticas) de la Guardia Civil apoyados por otros efectivos y con enormes globos. A continuación se intentó arrastrarlo desde la ría hasta el puerto de Aldán por un remolcador y dos pesqueros. La operación no se pudo completar el lunes; los globos perdieron aire, la nave se enganchó en unas redes y la mala mar también estuvo en contra. La maniobra se retomó ayer y antes del mediodía el batiscafo ya estaba en el puerto de Aldán.
Sin embargo, tampoco hubo suerte y el sumergible, como un enorme cetáceo de 20 metros de eslora, volvió a hundirse ya en el puerto desde donde decenas de policías, guardias civiles, personal de Aduanas y la subdelegada del Gobierno aguardaban el reflotamiento y la descarga de la droga. El aparato se fue a pique cuando estaba ya en la rampa para izarlo. A media tarde, se buscó otra grúa para intentarlo por segunda vez y anoche los equipos de especialistas de la Guardia Civil y del Servicio de Vigilancia Aduanera lograron por fin izarlo hasta el puerto .
Una vez fuera del agua, se ha podido comprobar que, efectivamente, mide 20 metros de eslora y en su interior hay una cantidad de droga tal que podría superar los cien millones de euros en el mercado negro.
Mientras se producían estas accidentadas maniobras, la Guardia Civil trasladaba a los dos tripulantes ecuatorianos detenidos en tierra al juzgado de Cangas para prestar declaración y continuaba la búsqueda del tercero, huido. Los investigadores están convencidos de que es alguien de la zona, miembro del clan o los clanes gallegos que iban a recibir la mercancía y que hizo el viaje precisamente para supervisar el traslado desde Colombia. Su conocimiento de la zona y contactos le habría ayudado a escapar de los controles policiales que se habían montado y que no pudieron evitar los marineros suramericanos. Cuando abandonaron el batiscafo con la droga, casi seguro tras recibir la orden de los dueños de la cocaína, lo hicieron enfundados en trajes de neopreno pero cogieron una maleta con sus pertenencias para tratar de pasar desapercibidos una vez que estuvieran en tierra.
Policía, Guardia Civil y Vigilancia Aduanera continúan en paralelo la investigación para averiguar quién está detrás del alijo . Solo tres organizaciones tienen capacidad para ello: la de Sito Miñanco, la del Pastelero y la del Burro.
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