Malestar del Gobierno con Rabat por los saltos a la valla de Melilla
«Si nuestras cámaras detectaron esa marea humana media hora antes es imposible que ellos no los vieran»
Ayer otros 1.200 subsaharianos lo intentaron y casi 400 lo lograron; en 24 horas un millar ha entrado en la ciudad
Cascos y escudos policiales destrozados a martillazos y golpes provocados con otros objetos contundentes, al menos 43 guardias civiles heridos y agujeros en la valla tan visibles como las decenas de garfios que se han quedado enganchados en los alambres. Es la fotografía del segundo asalto masivo a la valla de Melilla en menos de 24 horas. Tras el intento de entrada ilegal histórico del pasado miércoles, en el que participaron 2.500 subsaharianos, ayer por la mañana otros 1.200 trataron de repetir la ‘hazaña’: en total se calcula que casi un millar de inmigrantes (871 ya están en el CETI)han logrado colarse en la ciudad autónoma, según fuentes de Interior.
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Si el primer envite fue multitudinario, el segundo fue «muy muy organizado y violentísimo», según fuentes de Guardia Civil. Tanto que casi todo el material utilizado para repeler la entrada masiva ha quedado inservible y se ha pedido una reposición urgente. Tanto que los agentes vieron y sufrieron cómo se organizaban grupos solo para enfrentarse a ellos cuerpo a cuerpo y permitir que, mientras, decenas de inmigrantes saltaran y consiguieran su objetivo. Esta vez no fue un sálvese quien pueda, sino un sálvense cuantos más, mejor. Tanto que está previsto que lleguen un centenar de GRS a Melilla en las próximas horas y alrededor de cincuenta policías.
Los agentes (hubo casi 70 heridos) aseguran que es el asalto más violento y organizado y se llegaron a usar martillos contra ellos
En la primera avalancha sobre la valla se colaron oficialmente 491 subsaharianos y ayer 380, una cifra que siempre es difícil de precisar porque muchos corrieron a esconderse tras superar el mallazo y escapar de la Guardia Civil. Los datos son los contabilizados en el Centro de Estancia Temporal que ha pasado de menos de cincuenta inquilinos a casi mil en 24 horas.
La preocupación en Interior es máxima y ayer por la tarde la directora general del Cuerpo, María Gámez , viajó hasta la ciudad autónoma para apoyar a los agentes, mientras que mañana lo hará el ministro Fernando Grande-Marlaska . El miércoles resultaron heridos 25 guardias civiles; ayer, 43, al tener que enfrentarse cuerpo a cuerpo con quienes saltaban a suelo español. Gámez se reunió con algunos de los heridos que le contaron de primera mano cómo ocurrieron los hechos y pudo ver los vídeos de las entradas y los peines invertidos a medio instalar.
Casi dos años de espera
A las seis de la mañana las cámaras de seguridad del perímetro fronterizo de la ciudad recogieron imágenes de un numeroso grupo de inmigrantes, e n torno a 1.200 , que se aproximaban a la valla siguiendo el mismo camino emprendido el miércoles por unos 2.500 subsaharianos. Un grupo de unos cien se separó del resto y se desvió hacia la zona de Barrio Chino, en la que aún no se han instalado los peines invertidos, elementos antiintrusión que sustituirán a las concertinas y que sí están ya colocados en otras zonas del vallado de Melilla, las consideradas más calientes y más vulnerables hasta ahora. Pero los nuevos elementos acumulan un retraso de casi dos años.
«Si nuestras cámaras captaron esa marea humana media hora antes, es imposible que no los vieran tanto el miércoles como ayer las fuerzas policiales marroquíes. No avisaron a los agentes de frontera porque no quisieron» , señalan fuentes de Interior a ABC. El malestar con Rabat es evidente en el Gobierno, que considera que una vez más las autoridades marroquíes juegan con la inmigración ilegal para sacar réditos. Isabel Rodríguez, ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno, fue cauta en TVE pero dejó entrever ese enrarecimiento de las relaciones. Aseguró que el Ejecutivo mantiene su comunicación con Marruecos y defendió que se debe mirar «más allá» de estos episodios para analizar la política migratoria «de una manera global».
Alrededor de las 7.25 de la mañana de ayer comenzó el salto como tal, ante la importante presencia policial española y marroquí pero solo junto al vallado. Las entradas de ‘sin papeles’ se sucedieron por al menos dos puntos, buscando las zonas más desprotegidas. La avalancha fue imposible de frenar.
Según fuentes de la Guardia Civil, en los últimos días Marruecos había desalojado a los asentados en el monte Gurugú, entre 2.500 y 3.000 personas, que como en otras ocasiones son perseguidos cuando no heridos por los agentes. Eso podría explicar parte del asalto masivo. Pero hay más razones. ‘El Faro de Melilla’ publicó 24 horas antes de la primera avalancha que empezaban las obras de la segunda fase de modernización de la valla, la colocación de los llamados peines invertidos que dificultan –aunque no impiden– el paso al otro lado en la zona de Barrio Chino, que fue por la que entraron el miércoles. La noticia habría alentado a quienes estaban decididos ya a intentar el salto, que consideraron, con buen criterio, que cuando estén terminadas las obras iba a ser más difícil conseguir su propósito.
Y un tercer elemento, según fuentes oficiales, es la reunión que tuvo lugar ayer del Consejo de Ministros europeo de Justicia e Interior, al que asistió el secretario de Estado de Seguridad, Rafael Pérez. Uno de los puntos del día era el refuerzo de todas las fronteras con medidas concretas. No parece que quienes a duras penas malviven meses y años en el Gurugú estén al tanto de esta reunión pero sí lo están las mafias de la inmigración que mueven masas a su antojo.
Lo que está claro es que los dos saltos estaban perfectamente organizados y coordinados y que en ambos los ‘sin papeles’ se emplearon con enorme violencia –iban provistos de piedras, palos, y garfios, y como novedad de martillos–, que la Guardia Civil y la Policía Nacional tuvieron que repeler en el cuerpo a cuerpo, ya que el Ministerio del Interior prohíbe la utilización de material antidisturbios contra los inmigrantes.
«Es imposible controlar a dos mil personas a la carrera, pero sí aplicar la normativa, los procedimientos de devolución y no se está haciendo», denuncian agentes encargados de vigilar el perímetro. Los procedimientos de rechazo en frontera y de devolución vuelven al centro del debate político.
Se prevén más
De momento, ayer la delegada del Gobierno en Melilla, Sabrina Moh, anunció «una respuesta inmediata» ante la gravedad de la situación, consistente en un refuerzo de casi 100 agentes de Guardia Civil y de Policía Nacional en la frontera. La delegada, además, pronosticó que en los próximos días es muy posible que se produzcan nuevos saltos. Hay que insistir en que más de 2.000 inmigrantes no consiguieron superar la alambrada.
Las fuentes consultadas explican que las obras en la valla de Melilla aún no han terminado porque se produjo un desajuste en el presupuesto inicial, que obligó a habilitar una partida más de fondos. Esos trámites llevan un tiempo, y de ahí el desfase en el calendario inicial. «En pocas semanas se retomarán los trabajos, de modo que pronto estarán finalizadas».
Sobre la eficacia de los peines que se están colocando estas fuentes se muestran optimistas, y aluden a lo que sucede en Ceuta, donde han finalizado las obras y no se han producido asaltos a la valla. No obstante, hace unos días hubo entradas puntuales en Melilla por una zona donde sí están instalados esos dispositivos.