El Gobierno avanza con sus socios pero regala una foto a Ciudadanos
El Ejecutivo se garantiza pasar la primera votación de los Presupuestos Generales del Estado
El Gobierno avanza en su propósito de aprobar los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Ayer convocó una ronda con los partidos políticos dispuestos a apoyar el proyecto de cuentas públicas. Una escenificación que no tiene nada que ver con un inicio real de las negociaciones. Fuentes gubernamentales aseguran que las reuniones secretas con los socios de la investidura ya se vienen produciendo desde hace días. Unos niveles de negociación en los que no ha participado Ciudadanos (Cs). En el bando de Podemos dentro del Ejecutivo interpretan la ronda de ayer, improvisada casi a la medianoche en la víspera, como un gesto de La Moncloa para contentar a Inés Arrimadas . «Las reuniones con los socios de investidura llevan produciéndose días y días», aseguran estas fuentes.
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Así, la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero , y el secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez , se sentaron ante las cámaras con los grupos que han mostrado alguna voluntad de negociación. Según fuentes gubernamentales se trata de «un arranque irreal de negociación que empezó hace días». Álvarez es el hombre de Pablo Iglesias en las conversaciones. Una valoración que confirma el hecho de que para Cs la negociación real empezó ayer. Algo que desde el Gobierno confirman respecto a sus contactos con el bloque de la investidura. «La cosa va muy bien». La teatralización alejó al PNV , que aunque ya mantiene sus contactos con el Ejecutivo, rechazó participar en esta ronda que solo busca «una foto» y para la que avisaron a horas intempestivas.
«El PNV no acude hoy a una ronda de contactos (...) cuyo objetivo principal parece ser más mediático que de fondo»
En Cs restan importancia a los posibles contactos que haya podido tener el Gobierno hasta la fecha y señalan que si ellos no habían negociado nada hasta ahora es, precisamente, porque no son socios del Ejecutivo de coalición. Su pretensión es influir en las cuentas, que «se van a aprobar sí o sí», para que sean lo menos «extremistas» posibles. «Si no estuviéramos nosotros, ERC pediría más porque se vería imprescindible», argumentaba ayer un dirigente del Comité Permanente de los liberales.
El portavoz adjunto de Cs en el Congreso, Edmundo Bal , decía ayer que ERC quiere subir el tramo autonómico del IRPF o subir el IVA de la educación concertada, pero que se ha dado de bruces con las «líneas naranjas» de su partido. Los de Arrimadas han obtenido el compromiso del Gobierno , entre otras cuestiones, para que el IRPF se suba solo en el tramo de los 200.000 a los 300.000 euros de renta anual –y no a partir de los 130.000– y que no se toquen los impuestos a la educación concertada ni a la sanidad privada . Pero lo cierto es que ERC sí ha conseguido una cesión en un ámbito vital: la exclusión del castellano como lengua vehicular en Cataluña.
Cs no quiere «mezclar»
Cs se esfuerza en desligar esto de la negociación presupuestaria y pone en duda incluso que llegue a ejecutarse. «Es una trampa para que nos levantemos y nos vayamos», insiste un dirigente de Cs, que recuerda que Arrimadas anunció anteayer que, si finalmente sale adelante la ley con la enmienda aprobada ayer, los liberales la recurrirán ante todas las instancias posibles , desde el Defensor del Pueblo hasta la Unión Europea.
Entrando en materia, ayer sí se constató que el Gobierno podrá superar la votación de las enmiendas a la totalidad porque, como se esperaba, ni ERC, ni el PNV ni Cs pedirán devolver las cuentas. En este proceso todas las presentadas se votan juntas. Y, como sucedió en 2019, solo la unión de los tres partidos de la derecha con los independentistas puede bloquear la tramitación del proyecto. Los 194 votos que aprobaron la prórroga del estado de alarma son para el Gobierno una base sobre la que negociar.
La disyuntiva sigue entre apoyarse en ERC o hacerlo en Cs. Los dos quieren pactar, pero recelan de compartir foto. Unidas Podemos presiona dentro del Gobierno para descartar a Arrimadas y apoyarse en el bloque de la investidura. Pero en la parte socialista del Ejecutivo no quieren ser ellos quienes descarten a ningún socio potencial, e incluso ambicionan poder sacarlo con el apoyo de ambos porque interpretan que los dos partidos, ERC y Cs, han decidido ya apoyar los PGE como hoja de ruta estratégica y solo les separa de ese acuerdo el rechazo mutuo que se profesan.
Ayer Gabriel Rufián volvió a dejar claro a la ministra de Hacienda, según fuentes del grupo republicano citadas por la agencia Efe, que no compartirán proyecto con Arrimadas. Cs ha rebajado el tono en los últimos días respecto a la imposibilidad de coincidir con los independentistas, pero en privado miembros de la ejecutiva mantienen que, para aceptar ERC unas cuentas del agrado de Cs, deberían «dejar de ser ERC». Una suma «incompatible», según Bal.
El diputado dijo ayer que si ERC exige, por ejemplo, incrementar el IVA a la concertada, el Gobierno deberá elegir si rompe los acuerdos con Cs y pierde su apoyo. Para los liberales, las «líneas naranjas arrancadas ya» –incluida la eliminación del impuesto al diésel – son «irrenunciables».
Pymes y autónomos
Ayer, la delegación de Cs trasladó a la ministra de Hacienda la petición de incrementar el gasto en sanidad –algo que sorprendió a Podemos, según fuentes de la negociación– y también de conceder ayudas a fondo perdido a las pymes y autónomos con menos de cincuenta trabajadores y con una reducción de sus ingresos superior al cincuenta por ciento. Cs pretende movilizar entre 7.600 y 7.700 millones de euros para que esas pymes y autónomos se aseguren hasta el 75 por ciento de la facturación del ejercicio anterior. Según Bal, Montero y Álvarez les pidieron trasladar la propuesta a papel y se comprometieron a estudiarla.
«Las fotos nos dan igual. No estamos para eso. Lo importante son las propuestas nucleares que hemos hecho»
Edmundo Bal
portavoz adjunto de Ciudadanos en el Congreso
La sensación en Cs, por ahora, es que mientras ellos dejan huella, ERC no ha metido en las cuentas «una sola cosa». Pero los republicanos obtienen victorias en otros terrenos, que pueden convertirse en pantanosos para un partido con discrepancias internas.