El Gobierno abrirá los pasos de Ceuta y Melilla solo a medio gas
La reapertura en mayo será «gradual y escalonada» , dicen desde Interior; será «improvisada», responden los policías
Hileras humanas infinitas mañana, tarde y noche. Eso era la frontera con Marruecos en el paso de Beni Enzar (Melilla) y el Tarajal (Ceuta) hasta que llegó la pandemia. El 13 de marzo de 2020 Rabat cerró a cal y canto sus puertas con apenas ocho horas de aviso. Dos años y casi dos meses después, las puertas se abrirán de nuevo. La frontera y la aduana, aunque no está claro ni el cuándo ni el cómo.
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La reapertura será «gradual y escalonada» , según fuentes de Interior, tanto para el tránsito de personas como de mercancías pero aún se trabaja en las fechas, los mecanismos y en qué pasos se abren. «No hay día concreto», dicen, aunque la orden que prorrogó el cierre de fronteras decae el 30 de abril por lo que todo apunta a que los primeros movimientos se producirán entre el 1 y el 3 de mayo.
«Instrucciones concretas no hemos recibido. Van a ir sobre la marcha, como siempre. Se improvisará»
Los primeros que entren y salgan de Ceuta y Melilla serán los trabajadores transfronterizos (los que viven en Marruecos y tienen contrato en las dos ciudades autónomas); los ciudadanos de la UE y también los menores marroquíes que estaban escolarizados en los centros de ambas, según confirman las mismas fuentes. Estos últimos suman apenas dos centenares.
«Instrucciones concretas no hemos recibido. Van a ir sobre la marcha, como siempre. Se improvisará», señalan fuentes policiales de Ceuta y Melilla. A ellos les tocará lidiar con la vuelta a la normalidad aunque desde Interior aseguran que ese regreso va a ser muy escalonado. Antes del cierre, por el Tarajal pasaban cada día unas 30.000 personas, más las que viajaban a la Península a través de Ceuta y a la inversa.
Y había que sumar a las porteadoras, esas mujeres cargadas como mulas, el llamado 'comercio atípico', eufemismo de contrabando o ilegalidad, al que se sumaba el fontanero, el electricista o la asistenta que tras acabar su jornada volvía a su casa en Marruecos con una manta, una garrafa de aceite o un repuesto de bicicleta. La ciudad no quiere repetir esa imagen y así se lo ha trasladado al Gobierno central.
La frontera con sus ventanillas policiales para el control documental y los filtros de entrada de vehículos retomarán poco a poco la normalidad. Muchos de esos policías llevan dos años destinados a seguridad ciudadana y a primeros de mayo regresarán a la frontera. «No podemos volver a las mismas condiciones caóticas, necesitamos un control más exhaustivo, es imposible controlar a 30.000 personas diarias y entre 5.000 y 10.000 vehículos» , señalan las fuentes policiales consultadas. Añaden que tanto en Ceuta como en Melilla las obras fronterizas no han terminado ni mucho menos. En Ceuta, toda la zona del paso de peatones sigue patas arriba aunque se está trabajando incluso los festivos.
Las obras a medias en el perímetro de la valla de Melilla ya levantaron polvareda a principios de marzo cuando se colaron casi un millar de inmigrantes por las zonas sin acometer. Desde Interior admiten que cuando se abran las fronteras no habrán concluido en ninguna de las dos ciudades.
Cada paso se va a dar de la mano de los Gobiernos afectados, por un lado Marruecos y, por otro, los de Juan José Vivas (Ceuta) y Eduardo de Castro (Melilla). Desde la semana pasada se están manteniendo reuniones con unos y otros. De un lado, encuentros bilaterales Rabat-Madrid, entre los ministerios de Interior, Exteriores y Hacienda de ambos países, según fuentes del Ejecutivo. Y de otro con los presidentes de las ciudades autónomas. Esta semana, el presidente de Ceuta se reunió primero con el ministro Marlaska y después con Albares. El lunes, Albares recibirá también al de Melilla.
Interior trasladó a Juan José Vivas la pauta de apertura «progresiva y gradual» hasta la normalización del tránsito de personas y mercancías en los términos acordados entre España y Marruecos. El compromiso es que haya una comunicación permanente, en este caso con Ceuta, que podrá aportar propuestas y que verá reforzados los efectivos policiales. Está previsto el envío de grupos de la Unidad Policial de Intervención, antidisturbios, en previsión de problemas de seguridad. Al otro lado, en la calle, hay más prisas que en España y no se quiere correr el riesgo de que algunos decidan colarse. Ceuta y Melilla son dos territorios europeos, pero enclavados en África.
«Miles deseando salir»
«Hay miles deseando salir de Marruecos, llevan dos años esperando y nosotros de momento no tenemos instrucciones». Habla Jesús Ruiz, portavoz del SUP en Melilla, por cuyos pasos fronterizos entraban antes del cierre una media de 25.000 personas, con ese comercio atípico que empezaba a controlarse algo por parte de Rabat.
«Hay miles deseando salir de Marruecos, llevan dos años esperando y nosotros de momento no tenemos instrucciones»
Jesús Ruiz
Portavoz del SUP en Melilla
Esa fue una de las dos cuestiones que el presidente de Ceuta trató con Albares: establecer la aduana comercial para las mercancías y acabar así con ese trasiego ilícito. Fuentes del Gobierno ceutí explican a ABC que esa aduana es «más simbólica que práctica. Supone un reconocimiento implícito de la soberanía de Ceuta. No queremos volver a la imagen del porteo; en teoría Marruecos, tampoco». Vivas le trasladó además la necesidad de eliminar la actual excepción al Tratado de Schengen que permite a los residentes de Tetuán acceder a Ceuta sin visado. A los policías por ahora solo les han llegado rumores. Se quejan de ser los últimos en enterarse.
Las fuentes consultadas definen las dos fronteras como caóticas y desordenadas, impropias de una frontera exterior de la UE. Hace mucho que se anunció la 'frontera inteligente', la dotación de medios tecnológicos para el reconocimiento facial, pero aún no hay plazo para que esté operativa. Mientras, un puñado de policías y guardias civiles se encargaban de miles de personas y vehículos. «Es materialmente imposible: o limitas las personas que entran o utilizas otro sistema de identificación» , señalan. El reto de acabar con el caos está a la vuelta de mayo.