«Mi familia está traumatizada»

Uno de los traductores que trabajó para las tropas españolas se puso en contacto por última vez con ABC a las cinco de la madrugada

El intérprete F.A., de espaldas, trabaja con las tropas españolas destinadas en Afganistán
Carlota Pérez

Carlota Pérez

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Escuchar los disparos a todas horas, las ruedas de los convoys llegando por la noche y vivir durante días con el miedo de que un golpe en la puerta signifique que te han descubierto, que los talibanes saben donde te escondes, hace imposible conciliar el sueño y sobre todo que no conmocione a todo el que lo vive.

«Mi familia está traumatizada» , cuenta F.A., intérprete que permanece oculto en Herat y que trabajó para las tropas españolas entre 2007 y 2013. «De momento seguimos bien, escondidos, pero muy cansados de todo y muy asustados. Llevamos varios días escuchando disparos a solo 200 metros de la casa donde estamos oculto». Fue en la madrugada del domingo cuando ABC tuvo su último intercambio de mensajes con F.A. A las 5:02 de la madrugada del domingo el último envío que hizo este afgano que colaboró con las tropas españolas aún mantenía la esperanza de poder saber algo sobre el plan de evacuación que el Gobierno español anunció el viernes que llevaría a cabo. «Dicen que el martes o el miércoles nos van a llamar». A partir de ahí, silencio. La conversación en los últimos días, a pesar de los problemas con los cortes de luz que dificultaban la rapidez de internet, había sido fluida. Pero desde su último «nos van a llamar», ni una señal.

El pasado jueves, este traductor contaba cómo durante años ha estado pagando su lealtad hacia España, de ayudar a los militares en el terreno a poder conversar con la gente y las tropas locales, con amenazas constantes y con miedo real a represalias que ahora se elevaron en temor a perder su vida.

Ese miedo de F.A. de ser capturado y degollado por los talibanes le obligó a abandonar su casa de noche, con lo puesto, con cinco hijos y su mujer. Le hizo recorrer más de 300 kilómetros hacia una ciudad que pensó que estaría seguro, pero que a las pocas horas cayó en manos de los insurgentes sunníes, y pasar por carreteras que están salpicadas de checkpoints controlados por los talibanes.

La esperanza de salvar sus vidas estaba ahora en llegar a la capital. Los que consiguieron llegar a Kabul antes de la toma de todo el territorio de los talibanes, unos 30 intérpretes en total, lograron escapar, de momento, de las garras de los terroristas. El resto, unos 18, seguían escondidos entre Herat y Qala-I-Naw, aunque según señala uno de los intérpretes que está en la capital afgana, «hay chicos que han conseguido llegar hasta Kabul porque están con la familia y los niños y los talibanes de momento no se fijan mucho si van con las mujeres. Un par de los traductores que estaban escondidos fueron capaces de llegar a Kabul».

Sin saber muy bien cuándo serán evacuados, las últimas noticias que han llegado desde el Gobierno español repiten que «no dejarán a nadie atrás» , pero se antoja complicada esa promesa sabiendo que todavía quedan colaboradores con las tropas españolas, como F.A. que están fuera de la capital.

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