Las elecciones catalanas serán el 31 de mayo o el 7 de junio

Puigdemont frenó a Torra para evitar que ERC les acusara de irresponsables

Quim Torra, en la comparecencia en la que anunció la convocatoria de elecciones tras la aprobación de los presupuestos EP
Salvador Sostres

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El presidente de la Generalitat, Quim Torra , quiso aprovechar su comparecencia el pasado martes no sólo para dar por terminada la legislatura sino para convocar también a los catalanes a la urnas y anunciar la fecha. Pero Puigdemont y sus colaboradores le hicieron ver que era mejor aprobar antes los presupuestos para evitar que Esquerra tuviera la baza electoral de acusarles de irresponsables y de no preocuparse de los problemas reales de los catalanes. Por este motivo, Torra dejó claro su enfado con ERC, arrancó la campaña acusándoles veladamente de traidores y de «desleales», y además les dejó a oscuras respecto de la fecha de los comicios, que según ha podido saber ABC serán el próximo 31 de mayo o el 7 de junio.

La fecha podría retrasarse si las cuentas tardan más de lo previsto en aprobarse, pero Torra no tiene previsto alargar la legislatura artificialmente hasta otoño , como se había especulado en los últimas días, y Puigdemont, a pesar de ir por detrás en las encuestas, está convencido de poder remontarlas tras los últimos acontecimientos. «En Cataluña hay dos constantes desde 1980: la suma de los partidos nacionalistas independentistas siempre ha dado por encima de la mayoría absoluta, y el partido que ha ganado siempre ha sido el que ha sido percibido como más útil en la confrontación con el Gobierno» , señala un alto dirigente de Junts per Catalunya. Y añade: «Tras las últimas actuaciones de Esquerra y el papel como de mesías algo perturbado de Junqueras, no hay duda de que Puigdemont es hoy percibido tanto en Cataluña como en el resto de España como el mayor agente provocador de la causa de nuestra libertad nacional».

A pesar de que Quim Torra no volverá a presentarse, y de que Puigdemont le da por amortizado desde que como respuesta a la sentencia del «procés» tuvo la ocurrencia de proponer un segundo referendo de independencia sin consultárselo, algunos de los colaboradores del todavía president, detectan en él, desde la «traición» de Esquerra, unas ciertas ganas de tomarse la revancha. El Supremo tardará aún 10 meses en resolver su inhabilitación y tendría por lo tanto margen para presentarse, y si gana, tomar posesión y volver a forzar a Esquerra a quedar mal con el sector más exaltado del independentismo si finalmente la Sala Segunda confirma su condena. De momento Torra, oficialmente, no ha dicho nada.

En Esquerra se aferran a los sondeos para creer que esta vez sí, van a derrotar por fin a Convergència, pero son conscientes de que Pere Aragonès es un mal candidato, sobre todo frente a un Puigdemont que se va a pasar la campaña enardeciendo al independentismo más emocional amagando con el regreso desde la frontera francesa. «El pragmatismo» explica un dirigente republicano, «es más útil para los catalanes, pero es más fácil vender la independencia para mañana aunque sea falso».

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