Coronavirus
El Ejército de Tierra toma el relevo de la UME en Barcelona
El Ayuntamiento dispondrá mañana del albergue de campaña para los sin techo
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Mañana estará disponible ya el pabellón número 7 de la Fira de Barcelona para albergar a los sin techo de la ciudad y quedar, así, confinados y atendidos mientras dure el estado de alarma decretado por el Gobierno de España a causa del coronavirus. De momento, hasta el 11 de abril. El montaje del albergue de campaña ha corrido a cargo de la Agrupación de Apoyo Logístico número 41 del Ejército de Tierra con sede en Zaragoza (AALOG 41) , que el fin de semana tomó el relevo del Cuarto Batallón de Intervención en Emergencias (BIEM IV) de la Unidad Militar de Emergencias (UME), también con sede en la capital aragonesa.
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Tras la petición por carta del Ayuntamiento de Barcelona, la semana pasada, la UME llegó a la ciudad —para realizar tareas de desinfección en el puerto y el aeropuerto— y remitió un informe al Ministerio de Defensa, el viernes, sobre la logística necesaria para el montaje del albergue. En el Ministerio que dirige Margarita Robles se decidió que fuese la AALOG 41 del Ejército de Tierra quien se encargase de la ejecución de la instalación, y no la UME, que ya no está en Cataluña; y el domingo, al mediodía, entraba en Barcelona la unidad de apoyo logístico que mañana tendrá listo el pabellón de la Fira. Una vez se ponga en marcha el centro de acogida, que gestionarán la Cruz Roja y entidades de asuntos sociales que trabajan habitualmente con el Ayuntamiento, unos 25 militares de la AALOG 41 se quedarán en Barcelona para el mantenimiento de las instalaciones.
Podrán declinar la oferta
El pabellón-albergue tendrá inicialmente capacidad para 225 personas, a las que se sumarán otras 225 a partir de la próxima semana . Los cerca de 6.000 metros cuadrados de la nave permitirán, si es necesario, poder aislar del resto de sin techo a personas que tengan que estar en cuarentena preventiva contra el coronavirus. El centro de acogida tendrá camas pero también baños, duchas y mesas y sillas para comer en condiciones dignas. Los equipos de los servicios sociales municipales y la Cruz Roja se encargarán de invitar a las personas más vulnerables a vivir temporalmente en este campamento, que podrán declinar el ofrecimiento.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau , que la semana pasada cambió su habitual discurso contra el Ejército y tuvo palabras de agradecimiento para la UME, no descartó ayer pedirles más ayuda. «Esta semana se prevé más complicada y desde el Ayuntamiento trabajaremos absolutamente con todas las administraciones y con todos los recursos disponibles para reforzar la sanidad pública», dijo Colau desde el Consistorio tras superar una cuarentena preventiva en su domicilio.
Ayer se sumó a la petición de ayuda al Ejército por parte de Barcelona el Ayuntamiento de Badalona . Su alcalde, Álex Pastor (PSC), envió una carta a la Delegación del Gobierno en Cataluña para que la UME desinfecte «las zonas más conflictivas y de riesgo de la ciudad, para seguir con las medidas más estrictas para evitar la propagación del Covid-19».
A través de un comunicado del Ayuntamiento, Pastor confirmó la petición y reclamó apoyo a la UME : «Como Ayuntamiento, tenemos todos nuestros servicios esenciales trabajando en la contención y prevención del virus para poder salir de esta situación lo antes posible. Pero no llega. Es una situación excepcional para la que nadie estaba preparado».
Bien recibidos
Barcelona y Badalona —la cuarta ciudad más poblada de la región— no hacen más que poner de manifiesto la utilidad del Ejército en el siglo XXI. Al margen de la pugna política, que el independentismo siempre trata de embarrar, en los momentos críticos para la población en Cataluña se ha acogido con naturalidad y deseo la actuación de los militares.
Buen ejemplo de ello fue, sin duda, el apoyo que la UME prestó a los Bomberos de la Generalitat el pasado verano para sofocar el virulento incendio que conmocionó a la comarca de la Ribera del Ebro (Tarragona). Durante aquellos calurosos días de junio fue «impecable» el trabajo que «codo con codo» llevaron a cabo sin descanso los Bomberos y Ejército, según reconocían ambos cuerpos.
Ni en aquella grave crisis había podido contener el Govern de Quim Torra sus proclamas secesionistas. Al poco de aterrizar la UME en suelo catalán, esto fue lo que a Buch se le ocurrió decir a la prensa: «Cuando un país tiene un fuego y se expande, nos ayudamos mutuamente con los vecinos. Si estuviéramos en el Ampurdán (Gerona) lo haría Francia, pero ahora estamos al lado del Estado español» .
Pero la realidad es tozuda, y pese a aquellos intentos de los independentistas de politizar la lucha contra las llamas, la sensatez acabó abriéndose camino. Y es que pese a disimularlo, habían sido ellos quienes habían reclamado la ayuda del Ejército. El trabajo de la UME, poníendose a disposición de los Bomberos de la Generalitat, que continuaron dirigiendo el dispositivo, acabó siendo un éxito.