Ciudadanos atribuye el «error» de Vox en la Mesa del Congreso a un intento de vengarse
El «no» de Abascal y del PSOE dejaron a los liberales sin representación en el órgano de control de la Cámara Baja
Ciudadanos (Cs) sabía que con diez diputados tendría complicado obtener un puesto en la Mesa del Congreso , pero las negociaciones lideradas por José María Espejo-Saavedra estuvieron cerca de llegar a buen puerto. Solo el «no» de Vox y del PSOE dejaron a los liberales sin representación en el órgano de control de la Cámara Baja.
«Vox ha cumplido con su veto a Cs y, junto al PSOE, ha preferido que estuviera Podemos», resumía anteayer Espejo-Saavedra, que vio cómo se quedó fuera de la Mesa al votar Vox a su propio candidato y hacer estéril el pacto entre el PP y Cs. El resultado: Vox evitó que el centro-derecha tuviese un cuarto asiento y favoreció la entrada de un miembro más de Podemos .
Espejo lo definió como una «alianza circunstancial» entre Vox y el PSOE porque «les conviene retroalimentarse». Ayer, fuentes de la Gestora de Cs consultadas por ABC sostenían que Vox tendrá difícil explicar a su electorado por qué prefirieron situar en la Mesa a alguien como Gerardo Pisarello , «mano derecha de Colau», en palabras de Inés Arrimadas , en lugar de a alguien que se enfrentó en la Mesa del Parlamento catalán al atropello separatista a la Constitución y al Estatut.
Estas fuentes consideran que los diputados de Santiago Abascal cometieron un «error» cegados por un sentimiento revanchista por las negociaciones para los gobiernos autonómicos. En la Comunidad de Madrid y en la Región de Murcia, las coaliciones de PP y Cs dependían del apoyo de Vox, pero los liberales se negaron desde el principio a hacer gobiernos a tres. El motivo es la distancia abismal que les separa en asuntos como la violencia de género, el cambio climático o los derechos del colectivo LGTBI . Cs está mucho más cómodo con los populares: «moderados» y alejados de «extremos».
Aun así, distintas fuentes de Cs niegan preocupación por los pactos autonómicos porque ven a Vox ante el mismo dilema posterior al 26-M: decidir si apoya los Gobiernos de PP y Cs o si, por el contrario, revitaliza el poder regional de la izquierda. Por ahora, este choque solo resta al centro-derecha.
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