Arrimadas rehúye el primer conflicto interno post Rivera
La favorita en la sucesión se mantiene ajena a la polémica por los ceses de la Gestora

El martes a mediodía, Inés Arrimadas ofreció una rueda de prensa en el Congreso de los Diputados horas antes de que José Manuel Villegas enviase un correo electrónico a Ignacio Prendes y a Orlena de Miguel anunciándoles su cese como portavoces autonómicos. La decisión, tomada el lunes por la Gestora pese a tratarse de un órgano interino, trascendió más de veinticuatro horas después, una vez se les comunicó a los afectados.
La Gestora efectuó cerca de sesenta nombramientos para «completar» las estructuras autonómicas y provinciales de cara a la V Asamblea General, pero por el camino decidió sustituir a Prendes y a De Miguel, críticos con la estrategia del partido en la última etapa de Albert Rivera y que, casualmente, eran dos de los cinco consejeros que votaron en contra de la actual composición de la dirección provisional en el Consejo General del 30 de noviembre.
Desde entonces, la portavoz de Cs en el Congreso, Inés Arrimadas –única que se ha postulado públicamente para ser la futura presidenta del partido–, no se ha pronunciado al respecto. Fuentes de su entorno remarcan que ella no está en la Gestora por expresa decisión suya para garantizar la neutralidad de ese órgano en la preparación del congreso extraordinario de marzo. «Las decisiones de la Gestora se toman de forma autónoma» , precisan estas fuentes.
Desconocía los ceses
En la misma línea se expresó Edmundo Bal, que la sustituyó en las declaraciones previas a la primera reunión de la Junta de Portavoces de la legislatura, al garantizar que ninguno de los dos tenía conocimiento previo del movimiento de la Gestora y al considerar que la portavoz de Cs no debe tener «opinión» al respecto.
No piensa lo mismo Francisco Igea. El vicepresidente de la Junta de Castilla y León fue el primero en reaccionar y dimitió como secretario de Programas autonómico como protesta por la medida de la Gestora. Le siguieron sus homólogos provinciales de Ávila y Valladolid. Pero más allá de estas renuncias simbólicas, la mayor repercusión de la maniobra de la Gestora fue la de poner en duda, por primera vez, el plácido congreso que se le presentaba por delante a Arrimadas.
El movimiento de la Gestora generó malestar, según pudo saber ABC, entre militantes de base que perciben la jugada como una «declaración de intenciones». Desde finales de diciembre, Igea ha amagado con presentarse como alternativa a Arrimadas, pero esta posibilidad no se contempló como algo real hasta este miércoles cuando, tras dejar su responsabilidad al frente de Programas, dijo en la Cadena Ser sin rodeos que se presentará si Arrimadas no se compromete a cambiar el actual modelo de partido.
Internamente, hasta esta semana, las fintas de Igea se veían como una estrategia de negociación de cara a su papel en el futuro de Cs. No obstante, ahora sí cunde la sensación de que existe la opción de que dé el paso y encabece una candidatura alternativa. Sus posibilidades de ganar son escasas –él mismo admite públicamente que Arrimadas es «la mejor opción»–, pero está decidido a conseguir una transformación profunda que se traduzca en más peso para la militancia y los territorios. Su deseo es que los afiliados escojan directamente a los líderes autonómicos de Cs, además de a los candidatos en las elecciones.
Un silencio calculado
Exdirigentes de Cs como Toni Roldán, Xavier Pericay –que habló de «purga»– o Patricia Reyes manifestaron su apoyo a los cesados Prendes y De Miguel, pero el presidente de la Gestora, Manuel García Bofill, campeó el temporal alegando que los Estatutos «exigen» que los portavoces ostenten un cargo orgánico o institucional. Un argumento falaz, como ya publicó el jueves este diario. Arrimadas, a quien Igea reclama una conversación, guarda un silencio calculado con el que evita avalar o censurar a la Gestora.
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