La Gestora de Ciudadanos sepulta definitivamente el veto al PSOE
La dirección interina propone en la ponencia estratégica del partido dos únicas líneas rojas: el nacionalismo y los populismos de izquierda y de derecha
Los integrantes del Consejo General de Ciudadanos (Cs) –máximo órgano entre congresos– trabajan desde hoy con los primeros borradores del reglamento de la asamblea general que se celebrará en marzo, así como de las ponencias de Estatutos y de Estrategia que definirán el modelo de partido y sus líneas de actuación. ABC ha tenido acceso a los tres documentos y de ellos se infiere que la Gestora da por concluido, de forma definitiva, el veto al PSOE aprobado en febrero del 2019.
Aquel mes, el Comité Ejecutivo de Albert Rivera aprobó por unanimidad no hacer presidente a Pedro Sánchez ni por activa ni por pasiva –vía abstención–, pero esa decisión provocó enormes quebraderos de cabeza a Cs tras las elecciones generales del 28 de abril. En esa cita con las urnas, los liberales consiguieron su mejor resultado con 57 diputados y se quedaron a solo nueve de igualar al PP .
Su apuesta por liderar el centro-derecha a medio plazo les hizo perder de vista su objetivo de que la gobernabilidad de España no dependa de nacionalistas y, pese a sumar una mayoría absoluta de 180 escaños con el PSOE, Rivera renunció a pactar con Sánchez.
Esa estrategia es ahora enterrada en la ponencia estratégica presentada por la Gestora, en la que se apuesta por «llegar a acuerdos» con los partidos en «posiciones sensatas y moderadas». Eso sí, se establece como condición «sine qua non» el respeto a los valores constitucionales. La línea roja para Cs sigue siendo el nacionalismo, pero también «los populismos y sectarismos de ambos lados del espectro político» .
Ahora, los consejeros de Cs pueden presentar enmiendas a las ponencias de Estatutos y de Estrategia hasta las 23.45 horas del próximo miércoles, que serán revisadas el jueves y viernes de la semana que viene por las Comisiones de Estatutos y de Estrategia de la Gestora. El sábado 25 de enero, el Consejo General debatirá las enmiendas y aprobará tanto los documentos como el reglamento de la V Asamblea General .
En la línea de Arrimadas
La estrategia puesta encima de la mesa por la Gestora supone una enmienda de facto a la línea seguida en la etapa final de Rivera. Con los primeros datos demoscópicos sobre la mesa, que ya presagiaban un importante retroceso de Cs, el expresidente de los liberales llegó a proponer tres condiciones para abstenerse a falta de una semana de que se cerrase el plazo para formar gobierno en la anterior legislatura, pero el PSOE ya había optado por acudir de nuevo a las urnas. Rivera se presentó al 10-N con una promesa de desbloqueo que no se entendió y su partido se desplomó.
Después de las elecciones europeas, autonómicas y municipales, Cs definió al PP como «socio preferente»; algo que ahora desaparece por completo. La posición presentada a los consejeros liberales es muy similar a la defendida por Inés Arrimadas como portavoz del grupo parlamentario tras el batacazo electoral del 10-N: «tender puentes» para evitar la dependencia de «nacionalistas y populistas».
Cs recupera su esencia y reivindica su manifiesto fundacional del 1 de marzo del 2006, cuando nació para «plantar cara al nacionalismo y evitar que las continuas cesiones del bipartidismo profundizaran en la desigualdad de los españoles». Con la «influencia determinante del nacionalismo y del populismo» en el actual Gobierno de España, la Gestora mantiene que el proyecto de Cs es «más necesario que nunca».
En el documento estratégico se critica la composición del actual Ejecutivo, con reconocidos comunistas entre sus ministros, pero, lejos de apostar por la ruptura con el PSOE, ahora se intenta alejar al socialismo de sus actuales socios. El significativo cambio de discurso, eso sí, se hace sin autocrítica y lamentando haber perdido 47 diputados de abril a noviembre «sin variar equipo ni programa». Mismas palabras que utilizó Rivera en su discurso de despedida.
No será bisagra
Lo que sí descarta Cs es convertirse en una suerte de bisagra que simplemente apuntale las mayorías del PSOE o del PP y aboga por desarrollar «un papel central en la política española» que les convierta en «un proyecto alternativo de gobierno» . Desde el centro liberal progresista adoptado en la IV Asamblea General de Cs, pretenden ofrecer «una opción política constitucional, aglutinadora, centrada, moderada y sensata».
El escrito estratégico alude constantemente a la necesidad de «tender puentes entre constitucionalistas» y a actuar como dique de contención frente al auge del «nacionalismo identitario» y de «los populismos de izquierda y de derecha», en clara referencia a Podemos y a Vox .
En la ponencia, además, se arremete contra las cesiones del bipartidismo al nacionalismo durante más de cuarenta años y se acusa al PP y al PSOE de haber «agravado» con sus pactos «la deslealtad» con la que han actuado gobiernos autonómicos nacionalistas.
Si todo discurre con normalidad, pasarán cuatro años entre la Asamblea General de marzo y el próximo congreso extraordinario de Cs. Y en ese periodo de tiempo, los liberales buscarán trabajar desde la oposición buscando «acuerdos útiles y positivos» para los ciudadanos. «Nos interesa el presente y el futuro de los españoles por encima de las siglas y por eso debemos de ser capaces de llegar a acuerdos que, desde posiciones sensatas y moderadas, respeten nuestros valores constitucionales».
Gobiernos autonómicos como contrapeso
El partido se fija el objetivo de fortalecer su estructura territorial para conseguir tener presencia en todos los municipios de España. En 2017, la formación liberal aprobó entrar en los sucesivos gobiernos y no limitarse a alcanzar acuerdos de legislatura con las fuerzas más votadas. Algo que le ha llevado a gobernar en Andalucía , Castilla y León , la Comunidad de Madrid y la Región de Murcia .
Y precisamente, ese poder institucional también lo empleará Cs para combatir desde las autonomías en las que gobierna junto al PP «las políticas populistas» que puedan llegar desde el Ejecutivo central, después de haber formado el PSOE una coalición con Unidas Podemos .
Los liberales ponen la vista también en las elecciones autonómicas vascas y gallegas que se celebran este 2020. En un momento crítico por su irrelevancia en el Congreso, al obtener el 10-N tan solo diez diputados, los primeros comicios que afronta Cs llegan en dos territorios en los que ostenta nula implantación. Entrar en alguno de esos dos parlamentos regionales sería un éxito.
Cataluña: clave
Pero también es posible que haya un adelanto electoral en Cataluña , joya de la corona de Cs, donde el partido no se puede permitir un mal resultado y donde aspira a «seguir siendo la voz del constitucionalismo».
Arrimadas fue la primera –y de momento única– política constitucionalista capaz de derrotar al nacionalismo en unos comicios autonómicos en Cataluña. La candidata en las futuras elecciones será Lorena Roldán , y la Gestora pone el foco en el desempeño en Cataluña como clave frente a la «sensación de abandono» ante el pacto del PSOE con ERC para la investidura de Sánchez. «Solo con un Ciudadanos fuerte será posible formar un gobierno constitucionalista en Cataluña».
Ante una legislatura «de polarización y extremos», la propuesta de la Gestora es que Cs se presente como alternativa de centro, moderada, constructiva y respetuosa con las instituciones. El partido se opondrá a las cesiones al separatismo, al «reparto obsceno» de las cuotas de poder entre los distintos partidos y a la «politización de la Justicia»; vista ya, por ejemplo, en el nombramiento de la exministra Dolores Delgado como fiscal general del Estado.
Sin olvidar las reformas que promueve Cs tras «una década perdida», la Gestora concluye con una declaración de intenciones: «Ciudadanos es la casa grande del constitucionalismo y no dejará de tender puentes para no depender de populistas ni nacionalistas ».
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