Convencer (o no) por la corbata
La imagen y la ropa de los candidatos sirven para transmitir su identidad
Una corbata que aparece por aquí, una chaqueta que desaparece por allá... Ninguno de los cuatro principales candidatos del 26-J ha cambiado demasiado su imagen, pero alguno sí ha introducido algún detalle novedoso.
Los líderes políticos tienen poco margen en este campo. Las metamorfosis no siempre son buenas y en la imagen de un candidato a la presidencia, menos. Según los expertos, un cambio transgresor puede jugar en contra: transmite poca coherencia. Al fin y al cabo, la imagen es la representación de su identidad.
«En cuestión de imagen hay un tres contra uno. Tres candidatos jóvenes que quieren dar una imagen más fresca, y otro más mayor, Mariano Rajoy, que tiene una imagen más conservadora», explica el catedrático de Comunicación Política en la Universidad de Vigo, Xosé Rúas Araújo.
Seriedad, profesionalidad, experiencia… son los valores en los que se basa la imagen de Rajoy. Siempre con chaqueta y corbata, que proyecta formalidad, en los últimos días de calor y campaña apenas ha hecho una concesión. «Rajoy ha cambiado poco», reconoce José Luis Martín Ovejero, experto en Comunicación No Verbal, que considera que en su caso «algún intento arriesgado de guiño a la informalidad es una equivocación» . Se refiere al vídeo electoral grabado desde La Moncloa en el que el candidato del PP aparecía «sin corbata y sin gestualidad».
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, es el que más novedades ha presentado de cara al 26-J, siendo especialmente llamativa la corbata. «Utilizando su mismo lenguaje, parece querer ampliar su “círculo” de votantes cambiando progresivamente de una imagen menos cuidada y rebelde, a una más formal», opina Martín Ovejero. «No me imagino al primer Pablo Iglesias con corbata». Durante sus últimas apariciones televisivas no se la ha quitado a excepción del debate.
Es una cuestión de estrategia. Según Rúas Araújo, un político que empieza quiere llamar la atención de los medios, pero luego busca consolidarse, «no generar estridencias» y atraer al electorado de centro.
Por lo general, el entorno donde se celebra cada acto es fundamental, ya que determina el estilo del candidato. No es lo mismo ir al Cïrculo de Empresarios que a pasear con simpatizantes. Como destaca Fernando Herrero-Nieto, presidente de la Asociación Española de Marketing Político y Electoral (Asesmap), sobre Pedro Sánchez, el candidato socialista evita los looks formales solo cuando va a mitines o a actos de su partido. «Va hasta relajado porque va con los suyos. Pero cuando tiene ir a un debate en televisión o a un foro público, siempre va trajeado de forma impoluta. Quiere vender profesionalidad y seriedad por encima de todo».
Incluso durante esta campaña se ha visto cómo Albert Rivera pasaba de acudir a un acto matinal vestido de chaqueta, a cómo ésta desaparecía en cuestión de minutos para un «paseillo». El motivo de estos cambios, según inciden los expertos, es que en esos momentos «a pie de calle», los ciudadanos se sientan identificados con los candidatos.
El estilo pulcro y siempre correcto del líder de C’s tampoco ha variado mucho. «Es un político de raíces» , comenta Herrero-Nieto, aunque para Rúas Araújo habría evolucionado ligeramente hacia una imagen más informal, algo que confirma el cambio en el look para el debate, al que acudió sin corbata.
Lucir los colores del partido es un clásico, especialmente entre Pedro Sánchez, con su ya famosa corbata roja (aunque también tiene un jersey que luce con asiduidad) o Albert Rivera, con el reloj naranja. Un guiño que con moderación puede estar bien pero que a veces se convierte en error. «Hay mucha obsesión por mostrar los colores», dice Rúas Araújo. En los casos en los que pasa de ser un gesto natural a ser forzado, deja de ser aconsejable. «Ante todo los candidatos deben ser ellos mismos».
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