Candidatos después de la campaña: Los estragos de quince días frenéticos

Rajoy, Sánchez, Rivera o Iglesias no son percibidos exáctamente como los aspirantes a La Moncloa que eran a principios de mes. Alguno de sus partidos, tampoco.

L. L. CARO

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Líderes de principio a fin

¿Acaban los principales partidos políticos la campaña como la empezaron?. Quince días de máxima exposición, en un contexto de intensidad catódica nunca visto y con cuatro candidatos de peso en dialéctica permanente pueden arrasar con cualquier organización. O no.

PP, PSOE, Ciudadanos, Podemos, IU y UPyD han desplegado estos días sus respectivas estrategias, consecuencia de las cuales Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Albert Rivera, Pablo Iglesias, Alberto Garzón y Andrés Herzog no son percibidos en esta víspera del 20-D exáctamente como los candidatos que eran hace dos semanas. Lo analizamos con la ayuda de los profesores Óscar Barberá, coordinador de la Titulación de Ciencias Políticas en la Unviersidad de Valencia y Marc Guinjoan, investigador postdoctoral del departamento de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Barcelona. Sus conocimientos expertos radican en el estudio de partidos políticos, élites y comportamientos electorales.

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Panorámica del mitin del 13 de diciembre en Las Rozas, (Madrid) EFE

PP: Riesgo cero

Gris, anodina, clásica hasta rayar en el costumbrismo, carente de atractivo alguno . Los politólogos consultados por ABC coinciden en destacar que, si por algo se ha caracterizado la campaña desplegada por el PP , ha sido por asumir un riesgo cero. Al principio, en el Ecuador y al final. 

Para el profesor Óscar Barberá este planteamiento ha constituido sin duda un error estratégico, habida cuenta de que los competidores a los que se enfrentan Los populares son muy distintos a los de 2011, y sin embargo han utilizado una puesta en escena electoral muy similar a la de entonces. Se ha hecho así, entiende el experto, por la «asunción de que van a ser los primeros» , como han ido pronosticando una tras otra todas las encuestas, «cuando puede que ese resultado no sea suficiente para que gobiernen». De ahí que Mariano Rajoy, -en uno de sus escasísimos comentarios inéditos de estos días, luego matizado mil veces- mencionara el martes la posibilidad de tener que pedir un pacto de legislatura a Ciudadanos.

El PP ha afrontado esta quincena ciertamente asediado por la corrupción y ha hecho todo lo posible por no cometer más errores. «Por no molestar a nadie» añade Barberá. Pero de la misma manera, tampoco ha estimulado a nadie, o así lo interpreta Marc Guinjoan, que expresa su sorpresa por el hecho de que los populares  -y de idéntica manera, tampoco los socialistas- no hayan hecho «nada original por captar el voto de la gente joven que se va a podemos y a ciudadanos». «Las elecciones las va a ganar el PP, el PSOE es fácil que quede el segundo-pronostica- y creo que se han dicho " vamos tirando con esto"».

Requeridos para hacer balance de la campaña Del PP, es de reseñar que ninguna de las fuentes preguntadas hace especial mención a la ausencia de Mariano Rajoy de los debates con los otros tres principales candidatos a los que fue invitado, por tanto tampoco a que haya afectado a su campaña o haya sido un fallo que vaya a pasar especial factura en las urnas . Guinjoan denosta el cara a cara con Pedro Sánchez en su totalidad, -«fue como ver al Titanic hundiéndose», dice- y, acerca del papel del líder de los populares, considera que fue «absolutamente lamentable, y vergonzoso que vaya a ganar sin mas la Presidencia». 

En un sentido más amplio, el profesor Barberá considera que en esta campaña altamente catódica «todos los partidos han estado acertados» con sus incursiones en la televisión, lo que incluye a Rajoy, que ha acudido a espacios ajenos a la política como «tertulias deportivas en la radio o programas de "marujeo"». «Los procesos de decisión de voto van a ser muy complicados, muchos indecisos se van a decantar por criterios no estrictamente políticos» recuerda el experto, un argumento que las diversas formaciones han tenido muy presentes a la hora de pasear a sus aspirantes de plató en plató.

Las encuestas publicadas no han penalizado la campaña del PP. La media de las difundidas Al comienzo, El 4 de diciembre, le daban una estimación de voto del 27,2%. El pasado domingo esa valoración se había alzado hasta el 28%, con lo que el partido popular seguía figurando como primera opción de los españoles en las elecciones del próximo 20D. Más exactamente, de todos los estudios demoscópicos que se difundieron ese día, el elaborado por NC Report otorgaba a este partido el mejor resultado, un 29,9% de los votos, mientras que el peor correspondía al estudio realizado por Gipeyop, un 24,5%, una proporción que El PSOE -ni tampoco ciudadanos- logran en los sondeos que les son más favorables.

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Sánchez, en Murcia, el 16 de diciembre EFE

PSOE, insulto a la desesperada

Hay un antes y un después en la campaña del PSOE determinado por el momento en que Pedro Sánchez se dirigió a Mariano Rajoy en el cara a cara del pasado lunes y le dijo «usted no es una persona decente» . Fue el disparo a quemarropa de un político doblemente desdibujado: desde fuera, por la presión de Podemos y Ciudadanos -ambos pescan votos en el caladero socialista- y desde dentro por la falta de respaldo implícito, cuando no abierto desdén, de algunos de sus propios compañeros de filas.

Ese es el contexto en el que el candidato pronunció la frase que «recolocó en la campaña». Es la opinión del profesor Óscar Barberá, para quien, con aquellas palabras, el aspirante del PSOE, que había mostrado hasta entonces estar «desorientado», «lo que hizo fue despertar la polémica, le sirvió para captar la atención con respecto a su figura. Buscaba -añade- que se hablara de él».

Y lo consiguió. Las encuestas al inicio de la campaña fechadas el 4 de diciembre otorgaban de promedio al PSOE una estimación de voto del 23,6%, que el 13 de diciembre -el pasado domingo, cuando la mayoría de los diarios publicaron sus últimas encuestas- se convertía en 20,61%, o lo que es lo mismo, una caída de tres puntos en nueve días. No hay estudios demoscópicos solventes que hayan traducido en términos de voto el impacto de ese debate, que sí ocupó un amplísimo espacio en los medios de comunicación.

A juicio del profesor Marc Guijoan, el beneficio que el Partido Socialista cosechará en las urnas como resultado de aquella gestión del debate es «cuestionable», en tanto -estima- «no fue una estrategia adecuada». Sánchez, expone, perseguía «mostrarse como un candidato viable, demostrar que le corre sangre por las venas, marcar un punto de diferenciación». Y empleó una fórmula que vale para «presentar muy bien cualidades, sobre todo en relación a la dialéctica, pero no planteó nada».

Guijoan interpreta que el aspirante socialista «tenía perdidas las elecciones, tenía que hacer algo especial y decidió mostrarse violento y hablar de corrupción», lo que para el profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona «a estas alturas» no fue lo más inteligente, «puesto que quien ya optó por no votar al PP por la Gürtel, ya lo decidió , y quien no ha querido verlo, no va a dejar al PP».

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Rivera, en el mitin central de Vistalegre, en Madrid, el pasado domingo I. B. Permuy

Ciudadanos: Focos y debilidades

A Ciudadanos no le ha sentado del todo bien la campaña, como lo demuestra que termina con peores sensaciones de las que tenía cuando empezó . En esa lectura coinciden los expertos consultados, aunque no del todo en los factores que han conducido al frenazo aparente registrado por el partido de Albert Rivera en Los últimos días, que no es exactamente ni un estancamiento ni un descenso en la esperanza de voto. De hecho, el promedio de encuestas publicado el pasado domingo le da una estimación del 20% de los sufragios, dos puntos por encima de lo que mismos sondeos le otorgaban por término medio el 4 de diciembre. La cuestión es que en las semanas anteriores su crecimiento había sido mucho más vertiginoso, hasta el punto de que en las filas naranjas se soñó con que pudiera ser imparable.

La de Ciudadanos ha sido una campaña de muy alta exposición a los medios de comunicación. O lo que es lo mismo, muchos focos, que han permitido detectar no pocas flaquezas.

En ese contexto, el profesor de la Universidad autónoma de Barcelona Marc Guijoan señala errores que habrían incidido negativamente en la proyección electoral de esta opción. Apunta a la crítica ampliamente extendida que dibuja un partido en obras, pergeñado de forma abrupta para vestir con un equipo a un líder. «Ciudadanos ha tenido que presentarse como lo que es -explica el politólogo- un marasmo de muchas personas e ideologías, y se han sucedido declaraciones no deseadas, contradicciones y polémicas». 

Óscar Barberá precisa además que esta formación es seguida por un electorado «muy sofisticado, profesionales liberales, con alta educación , con estudios universitarios...», que están muy pendientes de los mensajes y también son muy sensibles a ellos, y para quienes «han podido llegar a pesar» patinazos «tácticos» cometidos en campaña. El más grave, explica, el debate relativo a la gestión de la violencia de genero en los tribunales que Ciudadanos abrió el pasado fin de semana. Por el contrario, Barberà destaca como un acierto «el sentido de la responsabilidad» que el partido exhibió ante los atentados de París al convertirse en firmante del pacto de Estado contra el yihadismo, aunque eso perteneció a la precampaña.

Para conjurar la presunta fuga de devociones y comentarios dañinos al respecto, los naranjas supieron y pudieron llenar el domingo pasado el madrileño palacio de Vistalegre, en una demostración de fuerza clave en su campaña , que de un solo pantallazo les reubicó perfectamente en la cabeza de carrera.

En otro término, Guijoan afea directamente el comportamiento de Albert Rivera. « Ha hecho una campaña poco honesta y muy chulesca, se le pudiera haber pedido un poco más de humildad» , advierte.

 

El peso del voto útil

Entre luces y sombras estratégicas, Barberá insiste en su reflexión de que la presunta mengua de las expectativas de Ciudadanos se debe a un factor principal: que «los votantes indecisos han empezado a decantarse y pesa el voto útil». Y estaría sucediendo especialmente en en circunscripciones más pequeñas, en las que se disputan un máximo de cinco o seis escaños, que los votantes ya saben que van a ir a parar por el reparto de la Ley d´Hont a «dos o tres partidos, y es muy difícil que entre una tercera formación», por lo que la abandonan.

La importancia de ese «voto útil», añade el experto, es «menos relevante» en las circunscripciones mayores , de 8 y 9 escaños en adelante, donde el votante se siente más liberado, puesto que caben más posibilidades de que opciones distintas a las mayoritarias clásicas consigan representación .

Marc Guijoan no quiere dejar de lado el componente ideológico de la campaña, durante la que resalta que los de Albert Rivera «se han mostrado claramente como un partido de la nueva derecha , que no deja de ser derecha», lo que habría podido contribuir a cierta espantada de una parte del electorado de centro-izquierda que habían captado, y que habría dejado de sentirse identificado con esta opción.

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La cúpula, en el mitin de la Caja Mágica de Madrid, el pasado día 13 EFE

La remontada de Podemos

Hay remontada. No lo dice Pablo Iglesias, lo dicen las encuestas, que en la última oleada del domingo 13 de diciembre reflejaban de media una estimación de voto a favor del partido morado del 16%, sensiblemente por encima del 14,8% que le habían otorgado al inicio de la campaña. Una campaña, recuerda el profesor Óscar Barberá, que Podemos avistó con estudios demoscópicos muy en su contra, tanto que llegaron a situar sus opciones por debajo del 10 por ciento de los sufragios , aunque ha sabido encadenar aciertos para poner en valor. El experto cita el hábil manejo de su vinculación con la televisión, protagonista en este proceso electoral, su capacidad de movilización en las nuevas redes sociales y también de contacto directo. Los mítines reducidos en los que los ciudadanos sentados como público han podido interrogar directamente al líder, sin filtros ni preparaciones previas, y que Podemos ha dado en llamar «entrevistas de trabajo», no han pasado desapercibidos entre los más jóvenes.

La formación morada vio aproximarse este mes de diciembre mientras atravesaba uno de sus peores momentos. La deriva programática -¡qué fue del impago de la deuda y de la renta vital básica universal que prometió en los comicios europeos de 2014!- hacía mella entre sus fieles, desencantados por el giro a la moderación de aquel partido valiente y descarado que había heredado los derechos de indignación del 15M.

Una de dos, o esos seguidores se han resignado a que Podemos tenía que bajar el tono para subir la base votante y ganar posibilidades , o definitivamente le han abandonado y es otro espectro poblacional el que se abona al último Pablo Iglesias, menos radicalizado en sus propuestas.

«Su campaña ha sido muy normal: pero les ha funcionado, han recuperado la ilusión de lo que en un primer momento supuso Podemos y luego perdió por la emergencia de Ciudadanos», señala el profesor Guinjoan, para quien resulta muy evidente que el partido «ha vuelto a convencer» a fuerza de alejarse de «extremismos» y entregarse a «un relato centrista». Un punto fuerte, sin duda, de su éxito ha sido «su claque», que de paso les ha ayudado a exhibir estos días «mucho acto masivo». Si todo esto se va a traducir en votos, está aún por ver.

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Alberto Garzón, en Sevilla, el 16 de diciembre J.M.Serrano

IU, perder la campaña antes de empezar

Los análisis de la travesía que ha llevado a cabo IU de camino a las elecciones de mañana son amargos. Y breves. Un comentario a pie de la página que, al menos esta vez, van a escribir otros. «Estos partidos perdieron la campaña mucho antes de empezarla , no ha sido un problema de estrategia» , señala Barberá refiriéndose también a UPyD, la otra víctima de la «nueva política» o «política del cambio» que han capitalizado Podemos y Ciudadanos, de forma singular en las televisiones

A juicio de este profesor, IU no ha sabido «demostrar incentivos para que se le vote cuando ha aparecido algo que se le parece mucho, y que resulta muy atractivo», caso del partido de Pablo Iglesias, que tampoco «dejó margen» para el crecimiento de Alberto Garzón .

Mac Guijoan incide precisamente en la no alianza entre las dos formaciones, que atribuye a la negativa de Iglesias «de coaligarse con la vieja escuela del PC», con el lastre de rostros como el de Cayo Lara y Francisco Frutos «que desde el punto de vista de la juventud no genera ningún atractivo».

Mirando al futuro, vaticina, Garzón «podría integrarse muy bien en Podemos», aunque de momento augura a IU una diezmada representación parlamentaria de dos escaños por Madrid y , en el aire, uno por Barcelona, producto de los pactos alcanzados con candidaturas populares.

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Herzog, en Madrid, el 12 de diciembre EFE

UPyD, condena de silencio

Quizás el partido magenta firmó hace tiempo su fin, no por rehusar unirse a Ciudadanos , sino por el modo en que lo hizo, escenificando un simulacro de acercamiento que ya habían decidido de antemano que no iban a consumar. Desde la Universidad Autónoma de Barcelona, el profesor Guinjoan sitúa la defunción de UPyD aún antes, en el momento del nacimiento de la formación de Albert Rivera, y añade que las siglas que contribuyó a fundar Rosa Díez «desaparecerán, sin más» y sin generar «demasiadas consecuencias» en el panorama político.

El promedio de las encuestas publicadas a fecha 4 de diciembre, en el inicio de la campaña, daban a UPyD una estimación de voto del 0,4%, insuficiente para estar en el Congreso.

Los esfuerzos, a veces emocionantes, de su líder, Andrés Herzog por reclamar una cuota de tiempo en los medios -UPyD tiene representación parlamentaria con grupo propio- no se están reflejando en los sondeos, muchos de los cuales, simplemente, les ignoran en sus tablas cuando extraen resultados. De hecho, la atención máxima alcanzada por el líder de la formación en los últimos días coincidió con la protesta que, junto a otros afiliados, protagonizó en las puertas del edificio donde se celebró un debate entre otros tres candidatos y la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, al que no había sido invitado. Más allá, UPyD ha sido condenado a la oscuridad y el silencio.

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