El remedio de la ciudad mediana para los grandes males de la España vaciada
Los expertos ven clave articular focos industriales y de innovación en los núcleos de 50.000 a 100.000 habitantes para frenar la sangría de la despoblación
Concentran el grueso de las actividades económicas y las sedes de importantes corporaciones, cuentan con prestigiosas universidades, buenas infraestructuras y un sinfín de servicios, atraen el capital humano de alta cualificación... las grandes ciudades españolas, como Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla o Zaragoza, se han convertido en la ‘tierra prometida’ a la que huyen sin retorno personas de diferentes puntos de la geografía nacional en busca de un futuro prometedor. Son la locomotora que mueve una España a dos velocidades , en la que unos lugares se consolidan como centros de dinamismo económico mientras otros languidecen a la espera de dar con la tecla que les permita recuperar un pasado que fue mejor.
El problema ya no afecta solo a los pueblos rurales, asolados desde mediados del siglo pasado por los movimientos migratorios hacia la ciudad , sino también a algunas de las urbes de tamaño mediano (entre 50.000 y 100.000 habitantes), que tan importantes son para fijar residentes en los pequeños municipios cercanos y para lograr una distribución homogénea de la población en todo el territorio, como ocurre en otros países europeos. «Los más importantes son Francia y Alemania, donde la población está muchísimo más dispersa, pero sucede en general en el conjunto de Europa», asegura Miguel Cardoso , economista jefe para España de BBVA Research. Solo por hacerse una idea, el 39,9% de la población empadronada en España reside en municipios mayores de 100.000 habitantes , según el Avance de la Estadística del Padrón Continuo a 1 de enero de 2021, elaborado por el INE.
Romper esta inercia histórica a la concentración requiere tiempo. «Es cuestión de décadas. Desafortunadamente, el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia dedica una parte del anexo al impacto que puede tener sobre la convergencia entre comunidades autónomas, pero no hay un proyecto específico acerca de cómo impulsar las ciudades medianas y este reto probablemente necesita de una política más específica, ambiciosa y de más calado », advierte Cardoso, quien considera que un error frecuente es poner el acento en cómo retener a la gente que se quiere marchar en vez de en cómo atraer talento. «Las pequeñas y medianas urbes de España no han tenido la capacidad para conseguir una masa mínima de empresas o redes de personas que puedan ser lo suficientemente atractivas para que la gente emigre hacia esos lugares», expone.
Sobre las posibles causas de esta circunstancia, apunta al bajo gasto en I+D+i de España (equivale al 1,25% del PIB, unos 15.572 millones de euros en 2019, lejos del 2,2% de la media europea), sobre todo privado: « Tenemos un sistema universitario que no colabora con las empresas y no forma profesionales que cumplan con sus requerimientos, así como un sector privado con poca preparación y que no ve las ventajas del I+D+i. Esa falta de varios elementos ha hecho que el talento en España se concentre alrededor de tres o cuatro ciudades».
En la Comunidad de Madrid, el 40,9% de la población tiene estudios universitarios frente al 30,8% de la media española, según un informe del IVIE publicado en 2020
Revitalizar el resto de las urbes, las que tienen un tamaño medio, es un desafío mayúsculo porque muchas de ellas han entrado en un círculo vicioso en el que la pérdida de población provoca una menor actividad económica que a su vez redunda en mayores éxodos en busca de oportunidades laborales. « Revertir esa tendencia y conseguir un dinamismo económico muy fuerte es difícil . Una alternativa realista es asegurarse de que estas ciudades gozan de unos servicios sanitarios, educativos, de fibra óptica, etc. que permitan un bienestar adecuado , aunque no lo hemos de ver solamente como una cuestión de tamaño geográfico. No es lo mismo una ciudad de 50.000 habitantes en el entorno de un área metropolitana como pueda ser Madrid, Barcelona o Valencia, que esa misma ciudad situada en una provincia como Cuenca o Huesca», señala Ernest Reig , investigador del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) y catedrático de la Universidad de Valencia.
Barreras
A la hora de crear un gran polo de desarrollo, el acceso a mano de obra cualificada y diversa puede ser un freno . «Si nos ponemos en la piel de un empresario que vaya a montar una compañía relativamente grande y que necesita personal especializado de diversos tipos, en un mercado de trabajo tan pequeño no lo va a encontrar», dice. Otra de las barreras es la relativa al transporte . «Para atraer a una gran empresa extranjera es importante que puedas ofrecer todos los días vuelos a las principales ciudades europeas y hay pocas metrópolis españolas que tengan en su proximidad un aeropuerto internacional con este tipo de conexiones . «Si la ciudad está en una zona no excelentemente comunicada y con un entorno de baja densidad de población, al final hay unos límites objetivos al tipo de crecimiento que puede tener», lamenta.
En nuestro país existen 86 municipios con una población de entre 50.001 y 100.000 habitantes , por lo que es imposible dar una receta única. Como punto de partida, Reig considera imprescindible bajar al terreno y examinar las necesidades locales con la colaboración de los agentes económicos y sociales de la zona : «Si se quiere dinamizar una ciudad hay que hablar con los empresarios de allí para ver qué se puede hacer en concreto, no elaborar un planteamiento desde un despacho a 500 kilómetros de distancia».
Motores del cambio
No obstante, hay palancas que pueden contribuir al reto de ‘descentralizar’ España. «En las grandes ciudades la digitalización está muy manoseada, pero en las intermedias todavía está todo por descubrir. Hay grandes empresas que podrían deslocalizarse e instalarse ahí . Es una ventana de oportunidades que estamos empezando a descubrir y explotar. Por ejemplo, los ‘call center’ de las empresas de telefonía, que solo necesitan buena conectividad para atender a los clientes, podrían ubicarse en esas ciudades intermedias donde, además, la vida es mucho más barata. El estar conectado va a poner encima de la mesa muchísimas oportunidades », defiende Secundino Caso , presidente de la Red Española de Desarrollo Rural (REDR).
Pero lo cierto es que incentivar el trasvase hacia otros territorios requiere de una combinación de elementos , tal y como señala Miguel Cardoso. «La tecnología a corto plazo puede ser una ventaja en la medida en que tengamos mayor despliegue de la red 5G e invirtamos bien los recursos para digitalizar empresas», comienza por destacar. El crecimiento del teletrabajo «puede ayudar, aunque los profesionales van a tener que seguir viéndose porque el trabajo en equipo, por ejemplo, es más fácil de manera presencial y, por lo tanto, Madrid y Barcelona mantendrán su ventaja competitiva». Para aprovechar esta fórmula laboral, en cualquier caso, se deben reforzar las infraestructuras de comunicación . «Viviendo en Badajoz puede ser más fácil teletrabajar tres días desde allí y desplazarse dos a Madrid si hay un sistema de transporte adecuado que permita llegar relativamente rápido, no como ahora», añade.
En su opinión, es también una tarea pendiente incentivar a las pequeñas empresas familiares a que se unan a otras para crecer y atraer así a personal a los municipios donde se asientan. Y para cerrar el círculo, Cardoso recomienda apostar por las industrias en las que cada ciudad es ‘campeona’ y, en paralelo, tratar de reformar la universidad. «No hacen falta tantos egresados de ciencias sociales y sí muchos más técnicos que entren en las empresas. Las universidades a nivel autonómico necesitan concentrarse en unas pocas carreras donde puedan ser líderes y proveer a las industrias locales de estudiantes que les hagan crecer , innovar e internacionalizarse», defiende Cardoso.
En este sentido, como resalta el alcalde de Huesca (a enero de 2021 suma 54.083 habitantes), el socialista Luis Felipe Serate , la clave pasa por aportar singularidad a estas ciudades . «Solo podrá haber un equilibrio territorial si se les concede singularidades concretas que no se repliquen en el resto de la comunidad autónoma: en la gastronomía, en la cultura, en la producción de bienes tecnológicos o industriales que no se hagan en otro sitio…», comenta. En el caso de la capital oscense, la meta es especializarse en el conocimiento de las nuevas tecnologías aprovechando dos factores : por un lado, que Huesca «ya está en el mapa de la alta especialización en defensa» gracias al traslado desde Madrid del Cuartel General de la División Castillejos , que supondrá la llegada de unos 750 militares y, por otro, la instalación de un centro de datos de Amazon para potenciar sus servicios de computación de la nube , comercializados a través de su división Amazon Web Services (AWS), que comenzará a estar operativo a finales de 2022. «Estamos trabajando en materia de ciberseguridad, lo cual nos permitiría situarnos en un contexto de singularidad con el resto de Aragón, basada en la alta especialización y en conocimientos tecnológicos», cuenta Serate.
Aportar singularidad a las ciudades de tamaño medio es clave para alcanzar el equlibrio territorial
El centro del gigante estadounidense creará 80 puestos de trabajo de altísima cualificación, unos 500 empleos indirectos y, según cálculos del consistorio, tendrá un impacto de 90 millones de euros en la ciudad cuando esté a pleno rendimiento , produciendo beneficios también a los pueblos próximos a la capital. «Si llegan nuevos pobladores, posiblemente haya una repercusión en el entorno rural de la ciudad», cree el alcalde, que estima que en una década Huesca ganará de 4.000 a 5.000 habitantes . Y es que el desembarco de multinacionales de este calibre en territorios de tamaño medio supone un auténtico balón de oxígeno para la zona.
Otro botón de muestra son los 52 parques científicos y tecnológicos repartidos por toda España , en los que conviven pymes locales, multinacionales, grupos de investigación, universidades, etc. A finales de 2019 estos espacios albergaban a 8.130 entidades que daban empleo a 178.535 profesionales, de los que 37.217 se dedicaban a tareas de I+D. «El hecho de que haya parques en ciudades medianas siempre ha sido una oportunidad para fijar población de alto nivel adquisitivo . Pueden aportar entre un 4 y un 10% a la economía del lugar. Este es un proceso general, pero en las ciudades pequeñas o de tipo medio, el parque tiene más protagonismo y su contribución a la economía local aumenta », indica Felipe Romera , presidente de la Asociación de Parques Científicos y Tecnológicos de España (APTE), quien pone en valor el efecto arrastre que ejercen: «Su nivel de influencia afecta a municipios pequeños, a una distancia de unos 50-80 kilómetros del parque, por el grado de dispersión de los trabajadores hacia lugares más tranquilos que se han puesto de moda fruto de la conciencia ecológica que tiene el personal cualificado de los parques y, más recientemente, de los mecanismos de teletrabajo».
Según los datos del Adecco Group Institute, el número de personas que trabajan desde casa en España al menos de manera ocasional alcanzó a finales de 2020 la cifra récord de 2,86 millones (un 74,2% más con respecto a los registros previos a la pandemia), un fenómeno que ha provocado que los habitantes de las grandes ciudades vuelvan su mirada hacia entornos menos congestionados . « Con el Covid se ha producido un cambio de mentalidad brutal en la sociedad española , que demanda alejarse de las macro urbes», afirma Secundino Caso.
El municipio malagueño de Estepona lo ha notado . «Estamos convencidos que el 3,4% que ha aumentado la población en el año de la pandemia, en el que no ha habido apenas actividad fabril, industrial ni turística, son españoles y extranjeros que están haciendo y van a hacer en el futuro teletrabajo. Tenemos un entorno medioambiental fantástico», subraya su alcalde, José María García (PP).
Este municipio costero, muy vinculado al sector servicios y al turismo, ha sabido esquivar la sangría poblacional que padecen otros núcleos de tamaño medio (ha pasado de 66.150 habitantes en 2010 a 70.228 en 2020, según datos del INE), pero busca apuntalar su futuro sin olvidarse de los jóvenes . «Queremos hacer de Estepona una ciudad universitaria», dice su alcalde. Por ello, ha acordado con la Institución Internacional SEK la puesta en marcha en la localidad malagueña de un campus de estudios relacionados con la salud –está tramitándose en la Junta de Andalucía–, que se convertirá en la primera universidad privada de la Costa del Sol. «La idea es que Estepona tenga un modelo económico y social complementario al de servicios y turístico», indica el alcalde.
Existe unanimidad entre los expertos. Las ciudades medias son clave para ‘descentralizar’ España y conseguir que, al fin, los flujos poblacionales sean pluridireccionales.
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