Portugal limita sus incentivos pero sigue como gran «oasis fiscal» ibérico

El país luso acota sus guiños a planes de pensiones pero continúa atrayendo patrimonios y firmas

El primer ministro portugués, Antonio Costa, y su ministro de Finanzas, Mario Centeno REUTERS

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La propuesta hace unos días del alcalde de Oporto, Rui Moreira, para que España y Portugal conformen una unión económica al estilo del Benelux bajo el nombre Iberolux choca con la realidad fiscal de ambos países, que levanta profundas fronteras. Pese a que el Parlamento luso aprobó la semana pasada los Presupuestos para 2020, que limitan las ventajas fiscales del país, este sigue contando con elevados atractivos tributarios frente a nuestro país. Las cuentas del Gobierno socialista de Antonio Costa acotaron la exención en el rescate de planes de pensiones por parte de extranjeros que residan en Portugal como «no habituales»: ahora deberán pagar un 10%, tras las quejas de países nórdicos como Finlandia.

Pero pese a ello este aspecto sigue ofreciendo jugosas ventajas a jubilados españoles, ya que, como explica el director de CE Consulting Galicia, Juan Carlos Pérez, al rescatar un plan de pensiones de golpe en Portuga l como residente especial solo se tributa sobre la rentabilidad obtenida, en lugar de tributar sobre las aportaciones realizadas como en España. El 10% introducido se fija sobre las pensiones públicas o planes privados que se rescatan poco a poco, detalla. Y a ello se le suma que este régimen de residentes no habituales, en el caso de «profesiones de alto valor añadido», también aplica una tarifa plana en el IRPF del 20% para las rentas obtenidas en Portugal. Unos tipos especialmente ventajosos al compararlos con los aplicados en España, que pueden escalar por encima del 30% en tipo efectivo en esta clase de profesiones.

Dentro del menú fiscal portugués también figura otra ventaja: el cobro de dividendos, que pueden tener una retención de hasta el 15% en los rendimientos frente a la tarifa que se aplica en España, de hasta el 23%, asevera el director de CE Consulting Galicia.

Salario mínimo

Toda esta amalgama de guiños tributarios está provocando que varios despachos señalen que se están disparando las consultas para trasladarse a Portugal entre sus clientes, aunque también está incrementándose el interés de la Agencia Tributaria para comprobar los cambios de residencia al país vecino, señala Pérez.

Otra de las ventajas que exhibe el país luso de cara a la tracción de empresas son los costes laborales. En el caso del salario mínimo, este es un 33% más bajo que en España: mientras que en nuestro país ha escalado hasta los 950 euros al mes, con la subida del 5% de este año aprobada por el Gobierno de Pedro Sánchez hace unos días, en Portugal sería de 635 euros al mes -tomando las catorce pagas que se coge en el caso español-. Una distancia que se ha ampliado en los últimos años, a raíz del alza del 22% que se aprobó en 2019 a 900 euros. Antes de ello la brecha era de un 21% entre ambos países. El aumento de las diferencias ha elevado el interés de empresas por establecerse en Portugal en lugar de en España en el último año, apunta Pérez.

Como fuere, los Presupuestos para 2020 en Portugal incluyen una subida del IVA a las corridas de toros, del 6% al 23%. además de un aumento de impuestos sobre las bebidas azucaradas, bajadas de IRPF (IRS en Portugal) a familias y jóvenes además de un alza fiscal al tabaco. Portugal prevé cosechar para este año su primer superávit desde que está en democracia, con un 0,2% del PIB, Esta reducción de sus números rojos contrasta con la de España, que lleva varios años con un déficit estructural enquistadoque la AComisión Europea estima en el 3,1% del PIB. El Ejecutivo preveía un déficit del 1,7% del PIB para este año en el plan presupuestario remitido en octubre.

El convenio entre España y Portugal permite que los trabajadores fronterizos, es decir, aquellos que viven en uno de los dos países y trabajan en el otro, no tengan retención alguna de Impuesto de la Renta hasta 60.000 euros en rendimientos del trabajo. Una ventaja que, como subraya Pérez, muchos desconocen y que puede servir de incentivo por parte de las empresas. Incluso pueden darse casos en los que el empleado no pague un euro de IRPF : por ejemplo, en los casos en los que un español trabaje en Portugal, no tenga retención alguna y no supere el umbral de 22.000 euros en rendimientos del trabajo que obliga a hacer la declaración de la Renta. Esta ventaja también la contiene el convenio entre España y Francia como países vecinos.

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