Una idea malísima

El Gobierno tiene tantos frentes abiertos que no ha encontrado tiempo para presentar las reformas necesarias que exige Bruselas y, desde luego, no piensa anunciar recortes ni implantar ajustes en los gastos

La presidenta de la Comisión Europea, rsula von der Leyen, junto al presidente del Gobierno Pedro Sánchez AFP

IGNACIO MARCO-GARDOQUI

El PNV se interesó ayer por los dineros de Bruselas. Parece que comparte la preocupación ya manifestada por los empresarios de que no seamos capaces de hacer los deberes a tiempo para recibir los dineros esperados, que deben salvarnos del desastre al que se encaminan las cuentas públicas . Ayer también el Banco de España certificó que a cierre de junio la deuda ya ha saltado por encima del 110% del PIB, tanto por el aumento del agujero entre ingresos y gastos, como por la disminución del PIB. Se podría decir que vamos en sentido contrario al de la lógica de la eficiencia: hemos producido menos y utilizado en ello más recursos.

El Gobierno tiene tantos frentes abiertos que no ha encontrado tiempo para presentar las reformas necesarias que exige Bruselas y, desde luego, no piensa anunciar recortes ni implantar ajustes en los gastos, así que no resultará tan sencillo convencer ni a la Comisión ni, mucho menos, a los países que aportarán los fondos que esperamos. Máxime, si recordamos el penoso historial que acumulamos en la gestión de las ayudas anteriores que, tras ser aprobadas, no fueron entregadas en su totalidad por la escasa capacidad de gestión de las mismas.

El presidente Sánchez se sacudió ayer con el anuncio de la visita que hará a finales de octubre la presidenta de la Comisión para entrevistarse con las comunidades autónomas. Me parece una idea malísima. Si el formato previsto consiste en situar a Ursula von der Leyen alrededor de 17+1 presidentes autonómicos , la pobre va a salir escandalizada por el guirigay de los egoísmos, la diversidad de situaciones de partida, la poca homogeneidad de los intereses en juego y la nula capacidad de colaboración entre ellas. Una situación lamentable, pero real, que ni siquiera ha conseguido modificar la súbita aparición de una epidemia atroz que les afecta a todas por igual. Hasta el FMI nos instó ayer a mejorar la gobernanza del programa de ayudas solicitado.

Vivimos anestesiados por la acción del BCE que compra toda la deuda a un precio ridículo que no tiene en cuenta el riesgo en que incurre el suscriptor. Hasta que algún día cambie de criterio. O algunos países le obliguen a ello.

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