Donald Trump dinamita el sistema de comercio mundial

La UE no podrá fijar aranceles a EE.UU. por el caso Boeing con una OMC vacía de poder

Trump pronuncia un discurso en la Casa Blanca REUTERS

Daniel Caballero

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En plena guerra comercial de Estados Unidos contra el mundo, la muerte anunciada de la Organización Mundial del Comercio (OMC) se cumplirá esta misma noche; y con ella se irá al traste el sistema de comercio mundial que hace 25 años se dieron las naciones. Una situación con el mundo entero como damnificado y un solo culpable: Donald Trump .

La institución multilateral dejará de tener poder sancionador y de resolución de conflictos a partir de que esta próxima madrugada finalice el mandato de dos de los miembros del órgano de apelación. Esta segunda instancia, habitualmente formada por siete jueces, necesita siempre de tres personas para poder sentenciar y, a partir de esta noche, solo quedará un miembro, ya que el presidente norteamericano lleva ya varios años bloqueando la elección de nuevos integrantes del órgano.

La razón del veto de Trump radica en el funcionamiento en general de la OMC y , en particular, del propio órgano de apelación. Exige cambios normativos y en los procesos de solución de controversias, para lo cual los Estados, con la Unión Europea a la cabeza, han realizado decenas de propuestras; ninguna de ellas ha sido aceptada por la primera potencia del mundo.

En este escenario, las consecuencias se dejarán sentir desde mañana mismo. Actualmente hay 15 casos en esa instancia y solo tres de ellos, por su estado de tramitación, podrán finalizar. Para el resto cabe la posibilidad de que los dos miembros salientes acepten continuar su sustanciación, aunque, tal como avanza Bloomberg, no estarían dispuestos a hacerlo. Esos casos quedarán entonces sin resolución, y no serán los únicos . Decenas de asuntos permanecen aún en la primera instancia en el órgano de solución de diferencias, con lo que en cuanto haya sentencia en esa fase y uno de los afectados decida apelar -lo cual ocurre en la mayoría de casos-, el tema quedará en un limbo jurídico. Conclusión: nada podrá ser juzgado en la OMC.

Esto afecta de sobremanera a la UE y su enfrentamiento con EE.UU. por los aranceles a la agroalimentación -España ha sido uno de los principales perjudicados por esos gravámenes-. La institución habilitó en octubre a Trump a fijar esos impuestos... y ahora, según fuentes oficiales, el Viejo Continente no podrá hacer lo propio en el caso por subsidios ilegales a Boeing debido a que la OMC se queda sin poder de decisión. Un «triunfo» más del dirigente norteamericano, a lo que hay que añadir que también quedarán impunes sus aranceles de 2018 al acero y aluminio comunitarios y un sinfín más de casos, como toda la guerra comercial contra China.

Ante este panorama, la UE no planea quedarse de brazos cruzados. El nuevo comisario de Comercio, Phil Hogan, anunció en la que será su misión al frente de esta cartera que modificará la normativa europea para poder imponer sanciones a terceros estados en caso de que llegara a consumarse la ruptura de la OMC. Ese momento ha llegado, lo que se traduce en que Europa actuará por su cuenta, sin ninguna autorización, para fijar nuevos impuestos a los estadounidenses. De momento no hay fecha para que Bruselas tome esa decisión.

Nuevo escenario

Aunque desde la organización multilateral señalan que esto no se trata del fin completo de la OMC -ya que seguirá examinando políticas comerciales o elaborando normas-, sí que reconocen que el sistema queda muy debilitado. La razón: cada cual podrá actuar como quiera sin temor al control de estos tribunales. «Es evidente, si miramos todos los indicios, que la incertidumbre desatada por las tensiones comerciales ha creado incertidumbre, ha frenado la inversión y ha ralentizado la producción manufacturera en la mayoría de los países», afirma a ABC Keith Rockwell, portavoz de la institución.

Así las cosas, contrasta la decisión de la UE de cambiar su normativa para fijar aranceles unilateralmente sin contar con la OMC con el hecho de que llevan meses transmitiendo el mensaje de que llegar a esta situación sería como estar en la ley de la jungla.

Como posible solución a la falta de poder de la institución, la Unión Europea ha firmado ya dos acuerdos con Noruega y Canadá a través de los que sustanciar sus futuras controversias. Una suerte de procedimiento al margen de todo pero que al menos sirva para decidir sus enfentamientos comerciales. El problema es que esos acuerdos tiene que firmarlos con cada país, pero el Viejo Continente está dispuesto a hacerlo con todo aquel que quiera sumarse a esa fórmula, que actualmente tiene vocación de interinidad. De hecho, el Ejecutivo comunitario planteará a finales de 2020 una nueva reforma de la OMC que confía en que salga adelante en 2022. Esto significa más de dos años, al menos, con la institución sin facultad sancionadora.

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