Claves del fracaso del ingreso mínimo vital: burocracia, estigmas y falta de cercanía
Esade analiza las causas de que el despliegue de esta iniciativa se este enfrentando a numerosos problemas
Desde que el pasado día 10 de junio el Congreso de los Diputados aprobó el Ingreso Mínimo Vital por unanimidad, el caos ha ido de la mano de esta prestación. La medida venía a reforzar la red de protección en España, «históricamente deficiente» aunque, «lamentablemente, el despliegue de este plan nacional se está enfrentando a numerosos problemas». Esta es la opinión de Esade EcPol, dirigido por el exdiputado de Ciudadanos Toni Roldán , que recuerda además que en agosto, solo se habían procesado el 19% de las solicitudes y miles de familias con derecho a percibir el IMV no habían podido acceder todavía a sus beneficios .
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Según el análisis elaborado por el equipo de Octavio Medina, economista, el ministerio de Seguridad Social que dirige José Luis Escrivá ha cometidolagunos errores básicos de diseño. En primer lugar, destaca la excesiva brocracia . «Los ciudadanos no deben enfrentarse a una lenta burocracia para acceder a la prestación. Consideremos la posibilidad de simplificar las solicitudes y de transferir la carga administrativa de los ciudadanos al Estado», aseguran. Apuntan además que se evite «que se tenga que proporcionar una misma información varias veces y se facilite asistencia gratuita cuando sea necesaria». «Añadir carga administrativa puede reducir notablemente el acceso al ingreso mínimo», apuntan desde Esade.
«Las oficinas físicas son importantes»
La escuela de negocios recomienda además que se procure «una experiencia accesible y no estigmatizadora» y recomienda ser consciente de los canales de comunicación preferidos: «las oficinas físicas son importantes para aquellas personas con acceso limitado a un ordenador. Procuremos unas interacciones respetuosas y desestigmatizadoras: el ciudadano se siente legítimamente humillado y enfadado si no es tratado con respeto».
Por último, los economistas recomienda contactar directamente con los destinatarios ya que la población de rentas más bajas tiene más probabilidades de estar en el paro y de no presentar declaraciones de sus impuestos. «Ello significa que, si solo nos basamos en los datos administrativos tradicionales para identificar a los destinatarios del programa, muchos de ellos pueden quedar excluidos del mismo». Por lo que propone estudiar «el papel que pueden desempeñar los gobiernos locales y las organizaciones comunitarias» y que se utilicen sus datos para nuestros procesos de identificación, «con el fin de asegurarnos de que nadie se queda al margen ». «Contactemos directamente con la población destinataria del IMV para mejorar la tasa de participación en el programa», concluyen desde Esade.