Luis Ojea - EL ANÁLISIS DE LA SEMANA
El gobierno más progresista del mundo
El plan fallido para confiscar los fondos municipales y los globos sonda que empieza a emitir el Gobierno sobre eventuales recortes revelan que las cuentas públicas no cuadran.
Un gobierno presuntamente conservador nacionaliza una entidad financiera y un gobierno progresista inicia el proceso de reprivatización. Y ojo, no cualquier gobierno progresista, el más progresista de la historia. El mismo gobierno superprogresista que además planea congelar el sueldo de los funcionarios, reducir al mínimo legal la revalorización de las pensiones, penalizar las prejubilaciones anticipadas y reducir las prestaciones de los ERTEs.
Todas estas medidas son acertadas, pero suscitan varios problemas . Primero de coherencia, porque van en la dirección contraria a lo que predican los profetas de la progresía Pedro y Pablo. Segundo de relaciones públicas, porque sus terminales sindicales y sus socios de investidura van a verse obligados a complejas piruetas en sus discursos para justificar los recortes que hasta anteayer demonizaban. Y tercero de consistencia, porque dejan en una posición imposible a sus franquicias ante los presumibles ajustes que también tendrán que acometer las autonomías en los próximos presupuestos.
En Galicia eso supondrá un drama limitado. Gonzalo Caballero ha demostrado en innumerables ocasiones que es capaz de argumentar una cosa y la contraria sin solución de continuidad. A quien puede irritar más este cambio de rumbo del Gobierno Central es al BNG, que lleva un tiempo intentando que todo el mundo olvide que su diputado en el Congreso fue determinante en la entronización del gobierno más progresista de la historia.
Quizás por ello esta semana el Bloque se subió al carro de la mayoría parlamentaria que tumbó en el Congreso el plan de Hacienda para secuestrar el ahorro de los ayuntamientos. Por cierto, la primera gran derrota de Abel Caballero . Acostumbrado al ordeno y mando en Vigo, el alcalde se equivocó al pensar que también podía manejar la FEMP como si fuese su cortijo y salió trasquilado.
En todo caso, ese plan fallido para confiscar los fondos municipales y los globos sonda que empieza a emitir el Gobierno Central sobre eventuales recortes revelan que las cuentas públicas no cuadran. Lógico, porque, según ha constatado esta semana Eurostat, España es, una vez corregidas las variaciones estacionales, el país con mayor desplome del PIB (8 puntos más que la media de la UE) y, pese a los ERTE, también lideramos la destrucción de empleo (se ha perdido el 7.6% de la ocupación en términos interanuales).
Ahora bien, no conviene desanimarse. Tenemos la inmensa fortuna de tener al timón de la nave en plena tempestad al gobierno más superprogresista de la historia. El que es capaz de tramitar el 1% de las solicitudes presentadas desde junio para recibir el Ingreso Mínimo Vital y el que va a recortar más progresistamente las prestaciones sociales y sueldos públicos.