El automóvil lastra la producción industrial alemana

La producción automovilística cae un 25% desde el inicio de la pandemia en el país germano

Fábrica de Volkswagen en Wolfsburgo Reuters

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Es un jarro de agua fría sobre las expectativas de recuperación La producción industrial de Alemania registró el pasado mes de agosto un retroceso del 0,2% en comparación con el mes anterior, cuando había aumentado un 1,4%, alimentando la esperanza de un impulso suficiente para retornar en 2021 al estado macroeconómico anterior a la pandemia. Respecto a agosto de 2019 la producción industrial de este año sigue disminuyendo un 9,6%, según los datos publicados por la Oficina Federal de Estadística (Destatis), pero es el signo negativo, el retroceso a la baja, lo que mayor preocupación causa en los analistas.

Desglosada por factores y excluyendo la energía y la construcción, la producción industrial alemana registró en agosto una caída del 0,7%. En el segmento de bienes intermedios aumentó un 3,3%, mientras que en el caso de los bienes de consumo retrocedió un 1,3% y en el de los bienes de capital un 3,6%. Al margen de la industria, la producción de energía aumentó un 6,7% en agosto y en la construcción disminuyó un 0,3%. Pero es en el caso de la industria automotriz donde la producción muestra su más significativo y peor dato, La producción de automóviles disminuyó en agosto un 12,5% , después de haber registrado un incremento del 8,9% en julio, lo que supone que aún se encuentra un 25% por debajo de los niveles del pasado mes de febrero, cuando comenzó el impacto de la pandemia coronavirus y de las medidas de contención aplicadas.

La tendencia no toma por sorpresa a los expertos. Un reciente estudio del Instituto de la Industria Alemana (IW) concluye que los mejores años para los fabricantes de automóviles alemanes han pasado, y que el sector automovilístico "fracasará como motor de crecimiento" tras la crisis del coronavirus. El IW, con sede en la ciudad de Colonia, publicó sus conclusiones el 8 de septiembre, coincidiendo con una crucial reunión de los jefes del sector automovilístico con funcionarios del gobierno para buscar una salida a la masiva caída de la industria, que además de a la pandemia se enfrenta a un retraso en el desarrollo y producción del coche eléctrico. El derrumbe de la demanda, a causa de las medidas antipandemia implantadas en todo el mundo no ha hecho más que agravar los problemas de exceso de oferta y cambio tecnológico en una industria ya muy tocada antes del coronvirus. Se trata de un problema extensible al sector a lo largo y ancho del globo, pero en Alemania reviste especial gravedad, debido a los escándalos por el fraude de los motores diésel , que obligaron a las compañías a pagar ingentes multas y soportar una seria pérdida de credibilidad y prestigio, y a que el sector supone un 10% del PIB nacional en su conjunto. Más de 930.000 personas trabajan directa o indirectamente en el sector automovilístico alemán y el 40% de las innovaciones industriales corren por su cuenta.

El sector ha contado hasta ahora con visible apoyo estatal en forma de ayudas financieras, subsidios para vehículos eléctricos, así como los beneficios fiscales para la investigación y la innovación, pero los subsidios no parecen capaces de solucionar los problemas de una industria que muestra síntomas de encontrarse al final de su ciclo vital y a punto de dejar paso a nuevas tecnologías, de manera que el gobierno alemán ya no actúa con la misma decisión que hace solamente unos años, al principio de esta última legislatura de Merkel. Los gigantes como Volkswagen y Daimler capean algo mejor la caída de la demanda y el coste de reconversión, pero las empresas más pequeñas en la cadena de suministro acusan problemas de supervivencia. Pero el gobierno alemán tiene la impresión, con las reiteradas ayudas, de estar apuntalando un modelo de negocio basado en tecnología del ayer y evitando que dé el paso definitivo hacia el futuro.

«Las de la ingeniería mecánica y la ingeniería eléctrica también son industrias insignia alemanas, que también dan trabajo a cientos de miles de personas, y se vieron igualmente afectadas por la pandemia de coronavirus. En el pasado, rara vez se les veía en la Cancillería, aunque por supuesto que también hacen cabildeo. Pero, ¿se escucha acaso de la industria de la ingeniería mecánica alemana, que espera una disminución de su producción de al menos un 17% este año, algún pedido de una prima por desguace?», se pregunta Henrik Böhme, analista de Deutsche Welle . Cuando se deja que el mercado campe a sus anchas, por el contrario, ya es visible lo que ocurre. Tesla acaba de adquirir a precio de saldo la compañía ATW Assembly & Test – Europe GmbH, una subsidiaria de ATS Automation especializada en la construcción de líneas de producción de baterías para fabricantes de automóviles, proveedor hasta ahora de BMW y Daimler y al que la crisis había puesto contra las cuerdas. Posiblemente los 210 empleados de ATW pasen a trabajar a partir de ahora en Giga Berlín, la primera planta europea de Tesla . De acuerdo con los medios alemanes, a pesar de que en un primer momento se había descartado, finalmente Tesla sí que fabricará baterías en dichas instalaciones, por lo que la experiencia de ATW será una adición clave para el proyecto.

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