2020, un año con tintes de manual
«Ajustar su cartera a la máxima pérdida estimada le ayudará a no malvender en aparatosas caídas»
A lo largo de 2018, las correlaciones entre los diferentes activos acabaron por encima del 90%, por lo que contados fueron los que se salvaron de las quemas del cuarto trimestre. Un año realmente duro de gestionar y de explicar a un alumno. En 2020, el S&P 500 se hundió en 24 sesiones un -34% y se revalorizó en 57 un +44,73%. Pero no todos los sectores se comportaron igual: solo las grandes tecnológicas -FAANG- aportaron el 27% de ese primer tirón, pesando un 24% dentro del índice. Su promedio de revalorización individual sobre el total fue del 114%. Durante noviembre, las recuperaciones de los sectores europeos, más penalizados, más pegados al ciclo, estuvieron entre el 12% y 28%, mientras que los defensivos, reyes del año, no superaron el 10%.
Pero en la actualidad, ¿quiénes serán los grandes motores de rentabilidad de las carteras? Si vendió en el peor momento, ¿cuándo entró de nuevo y qué evolución lleva su inversión?
En 2020, podría destacar las diferencias sectoriales respecto al ciclo económico, la descorrelación, el plazo de la inversión y no vender en pánico. Puntos clave de la inversión.
¿Sectores cíclicos o defensivos? Para ejemplo el Covid-19, ya que, al cerrarse las economías, las estimaciones macroeconómicas mostraban deterioros bíblicos. ¿Qué funcionó mejor? Aquellos sectores más defensivos, incluida la tecnología. Y dentro de esta, ¿quiénes se coronaron? Los componentes para ordenadores -teletrabajo-, la inteligencia artificial y/o la robótica -contacto no físico-. En el lado opuesto, los sectores más ligados al ciclo, como los autos o el ocio, se esfumaron a los infiernos.
El corto plazo es simplemente impredecible para un «humilde» inversor. Por ello, podríamos preguntarnos qué ocurrirá con estos sectores en llamas o ante una profunda caída. ¿Qué impulsaría una recuperación y en qué plazo? Si somos capaces de evitar el ruido mediático -difícil porque en esos momentos el volumen negativo es muy alto- y podemos respondernos, estaremos en el punto de acometer paulatinamente nuestra compra de valores. Contando también con empresas con buena perspectiva, pero que se comporten diferente. Este año es y ha sido posible la descorrelación.
Las Bolsas son máquinas de descontar acontecimientos. Si espera la noticia -ir por detrás del mercado-, estos valores que ha seleccionado estarán ya muy cerca de sus máximos. El recorrido será tacaño y podría darse de bruces con un recorte nada más comprar: antes de la «sorpresa» de la efectividad de Pfizer, el índice de cíclicos europeos del Stoxx 600 ya había subido un 46% del total de noviembre -rumores-; seis días después –«noticia»-. Antes del anuncio de Moderna, la escalada representaba el 82%. Y, superando otras seis sesiones, antes de la publicación de Oxford –«confirmación»- ya acaparaba el 95%.
Si vendió con el desplome, asumiendo pérdidas del -30%, es probable que necesitara una «confirmación» para recomprar. Si no estamos ante el «apocalipsis», los mercados tienden a recuperar si, como fue el caso, los banqueros centrales se vuelcan. En el caso anterior, habrá cogido un 5% de la subida y su cartera le espetará un gran signo negativo, arrastrándolo a nuevos errores para recuperar. Ajustar su cartera a la máxima pérdida estimada le ayudará a no malvender en aparatosas caídas.
La anticipación es básica, apueste a meses vista. Si compra valores que entren en sus perspectivas futuras y además muestren castigos, podrá sufrir en el corto plazo, pero más adelante encontrará su recompensa. Los cíclicos avecinan niveles pre-Covid, pero habrá que remangarse y determinar si irán a más. Por ejemplo, habrá que pensar si el negocio base de los bancos - intereses más altos- se recuperará o si serán capaces de reinventarse a la vez que emplean sinergias positivas con competidores, dentro de su plazo objetivo.
La base de su modelo deberá encartar datos objetivos -no opiniones-, como los indicadores macroeconómicos, sus adelantados -como los PMI- y las previsiones de los directivos, para determinar dónde nos encontramos y dónde podríamos ir. Así obtendrá su propia composición de lugar actual y futura. No se invierte leyendo, continuamente se lanzan mensajes ambiguos que tienden a la derrota. Debería ser fiel a su modelo, aunque sea a contracorriente -mejor- y no claudique en pánico. Así, probablemente el mejor gestor de sus ahorros sea usted mismo.
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