Tokio 2020

El dos sin timonel sevillano, a por lo máximo en los Juegos Olímpicos pero sin ninguna presión

Javier García y Jaime Canalejo integran uno de los tres barcos españoles de remo que competirán en Tokio

Jaime Canalejo y Javier García, en el Europeo de Poznan en 2020 EFE/EPA/Jakub Kaczmarczyk

Sergio A. Ávila

Hace 37 años que España no consigue una medalla olímpica en remo. Ha llovido mucho, desde que Fernando Climent y Luis María Lasurtegui se colgaran la plata en el lago Casitas, en los Juegos de Los Ángeles en 1984. Lo hicieron a bordo de un dos sin timonel, el barco que precisamente competirá en Tokio con dos sevillanos del Club Náutico a los mandos. Javier García y Jaime Canalejo son, más que amigos, hermanos. Se conocen muy bien. Dentro de un bote de remo han compartido alegrías, tristezas, victorias y derrotas, y sobre todo horas y horas incontables de entrenamiento en pos de un sueño, el olímpico, que cristaliza en Tokio pero se forjó en 2019, en el Campeonato del Mundo de Linz (Austria ). Allí y entonces lograron el billete.

Cuna del Club Náutico, bético uno (García) y sevillista el otro (Canalejo), conforman una tándem sensacional. «En un barco de dos la compenetración que has de tener con tu compañero tiene que ser perfecta. Y que seamos del mismo club y llevemos remando juntos desde 2011 hace que todo sea mucho más fácil a la hora no sólo de remar sino de realizar cualquier entrenamiento, ya sea en el ergómetro o en el gimnasio... Somos una familia, prácticamente hermanos , y eso también ayuda», aporta Javier García, que atendía la llamada de este periódico, al igual que su compañero, desde la concentración en Bañolas, donde han pasado las últimas semanas concentrados y preparando la gran cita antes de partir a Tokio.

Sus buenos resultados en este ciclo olímpico los anima y les da confianza, pero no les mete presión alguna. Son debutantes en unos Juegos y quieren disfrutar esta inolvidable experiencia. « Presión no tenemos ninguna —asiente Canalejo—. Sabemos lo que hemos entrenado y el rendimiento que le podemos sacar al bote, pero no nos ponemos ningún tipo de presión. Vamos a disfrutar todo lo que podamos. Es obvio que nos fastidiaría un resultado malo porque tenemos buena velocidad y hemos entrenado mucho, pero no hay presión de conseguir un buen resultado ni medalla. Vamos a ir regata a regata, convencidos de que si hacemos lo que tenemos que hacer, podremos lograr un buen resultado . Llevamos muchos años para estar en unos Juegos y no solamente es el resultado, sino también disfrutar de estar allí, compitiendo, en la villa, todo eso».

Quizá la ausencia de presión podría repercutir en un mayor rendimiento. «Puede ser una ventaja porque es verdad que los barcos que son «relativamente» nuevos en la competición tienen ese peligro, en el buen sentido de la palabra. Al no tener presión, pueden dar una sorpresa, y por qué no, meternos ahí, en la lucha por las medallas», razona García, graduado en Ciencias del Deporte y cuyo amor por la boga proviene de familia. Empezó en 2004, con doce años, su padre es remero y también su hermano, ambos inductores de su afición por esta disciplina. Canalejo, en cambio, llegó al remo casi por casualidad. «Me inicié con ocho años. Mi hermano y yo nos apuntamos en el Club Náutico y no conocíamos el remo, pero queríamos hacer algo diferente al fútbol y vimos un anuncio en el ABC , donde mi madre ha trabajado toda la vida. Desde el principio nos enganchó», recuerda Canalejo, que estudia INEF en la Universidad de Sevilla.

En estas últimas semanas han recibido multitud de consejos, pero García se queda fundamentalmente con uno: «Que disfrutemos el momento. Obviamente, una vez que estamos allí aspiraremos a lo máximo, pero sin que ello nos impida disfrutar desde el momento en que nos montemos en el vuelo hasta que nos subamos al de vuelta. Porque el disfrute de cada día es lo que nos quedará en el recuerdo».

Y aunque Tokio es lo inmediato, de los Juegos de París en 2024 no se olvidan. « Queda un año menos y de carrerilla lo vamos a intentar . Estamos logrando buenos resultados y gracias a las becas podemos seguir adelante», expone Canalejo, pensamiento compartido con su compañero: «Está en nuestras mente. Si es cierto que el próximo año será más tranquilo, el siguiente es ya clasificatorio para París. Seguramente aguantaremos para entonces », aventura García.

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