Real Madrid
Final de puertas abiertas
La organización de la Supercopa decidió abrir los portones a 19.000 aficionados para que se viera el estadio lleno; se sumaron a 40.000 personas que pagaron por el viaje
Fue una buena noticia. Sin pañuelo en la cabeza, Isabel Díaz Ayuso ejerció de presidenta de Madrid en Arabia Saudí, el coloso del petróleo. Allí jugaban los dos mejores equipos de Madrid, que también son de los mejores del mundo. Y ella tuvo el honor de vivir esa gran noche del fútbol madrileño.
Amancio y Santamaría subrayan que el Atlético fue siempre su gran rival histórico, no el Barcelona. Adelardo rememora que Di Stéfano respetaba especialmente al equipo rojiblanco porque fue capaz de ganarle dos Copas consecutivas al Real Madrid en el Bernabéu a principios de los años sesenta, triunfos que el mito del Atlético recordaba constantemente al mejor futbolista del mundo cada vez que se veían. Ayer, los dos grandes clubes expandieron su prestigio internacional por el mundo con un partido que conquistó al mundo árabe.
Los testigos fueron cuarenta mil espectadores de pago y otros diecinueve mil que entraron gratis porque Luis Rubiales quiso, todos ellos ávidos de vivir emociones fuertes del fútbol frente al Mar Rojo. Florentino Pérez y Enrique Cerezo, un constructor y un hombre del cine, presidieron junto a Isabel Díaz-Ayuso la final de las Mil y Una Noches en la gran Península Arábiga, rodeados por un público enfervorizado. El dirigente madridista no paró de hacerse fotos con decenas y decenas de saudíes que se lo pedian. Los dos presidentes abrieron una puerta que no marcaba fronteras.
Cantar sin saber
El modernista Abdulah King Stadium se ganó el mérito para volver a ser la sede, durante los dos próximos años, de la «Supercopa Four». La organización fue aceptable, los aficionados dieron un ejemplo de deportividad y las mujeres árabes saltaron la primera valla de la larga carrera de obstáculos que el islamismo les ha puesto en su vida al acudir al derbi cantando y animando sin depender del capricho de su «mahram», el guardián personal de cada mujer.
La abrumadora mayoría de los aficionados eran árabes madridistas, vestidos con brillantes túnicas y portadores de banderas, tambores y miles de bufandas blancas que desentonaban con la temperatura ambiental, tan caliente como los habitantes de las gradas.
El contrapeso eran unos centenares de seguidores atléticos que pretendieron caldear el fuego de la noche con sus cánticos en favor de Simeone y Joao Félix. Los árabes madridistas les silbaban en una traslación metafórica del duelo, desde el Bernabéu al Abdulah King Stadium. Los forofos madridistas musulmanes han aprendido todas las canciones de la de los seguidores de la grada de animación del club. Han ensayado durante horas los tonos de las letras, sin saber lo que dicen. Tiene un mérito enorme, porque sus cánticos les hicieron parecer madrileños de toda la vida, chulapos con chilaba.
Entre las dos rivalidades se quedaron como árbitros un par de miles de mujeres con burka que no querían definir su equipo favorito y portaban una bufanda conmemorativa con los dos escudos de los clubes madrileños. De pronto, sin venir a cuento, los musulmanes madridistas se ponían a corear «así, así, así gana el Madrid». Era el primer defecto de los «forofos de Oriente» en estos días de «arte y ensayo». Nadie les había explicado la profundidad de esas palabras. La idiosincrasia no se puede ensayar.
Noche de nervios
Los doscientos rojiblancos se crecieron ante tanto enemigo eterno y cantaron sin desmayo. La diferencia con el Bernabéu es que en el Abdulah Stadium no había inquina contra el colegiado, ni nadie se levantaba para protestar contra un juez de línea. Todo era de guante blanco en la grada y en el palco, donde Florentino Pérez y Enrique Cerezo vivieron en una noche de nervios ante la presidenta de la Comunidad. Arabia Saudí afirma que el fútbol europeo la empujará a modernizarse. Pero primero debe querer el país. Los diecisiete Lawrence de Arabia españoles que han viajado a Yeda con la Peña Ramón Mendoza se toparon con la dificultad de las mujeres para acudir a la «toilette» en el estadio.
Hace dos años, la mujer saudí no podía acudir al fútbol y no había servicios para féminas. Ahora, las mujeres árabes sí van al fútbol, pero solo había dos servicios para ellas por anfiteatro. Los hombres indicaban a las mujeres españolas dónde estaban. Hay que mejorar muchas cosas en pro de la equiparación.
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Jornada de puertas abiertas
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