Fútbol

Messi comunica al Barcelona que no acudirá mañana a las pruebas médicas

El argentino, aconsejado por sus abogados, entiende que su contrato ya ha expirado y que no tiene vinculación con el club

Sergi Font

La partida de ajedrez que están disputando los abogados de Messi y los legistas del Barcelona vivió ayer un nuevo movimiento después de que el argentino le comunicara al club que no tiene intención de presentarse este domingo a las pruebas PCR a las que está citada toda la plantilla ni al primer entrenamiento del equipo mañana por la tarde. Ha sido Jorge Messi , padre y agente del futbolista, el que se lo ha comunicado al club, según ha informado Rac-1. El rosarino tratará, de esta manera, de tensar la cuerda y dejará clara su postura, ya que considera que su contrato se ha extinguido tras el burofax enviado al club el pasado martes. En él explicaba que se acogía a su cláusula liberatoria, que en la literalidad del acuerdo expiraba el 10 de junio , entendiendo que aún estaba a tiempo por la decisión de la FIFA de alargar la duración de la temporada a causa de la pandemia por el Covid-19.

El próximo movimiento le corresponde hacerlo al club. Más allá del correspondiente expediente disciplinario, según ha podido pulsar ABC, el Barcelona no tiene intención de ceder a las presiones del futbolista , que el pasado viernes exigía una reunión para pactar una salida. Desde el Barcelona se exigen los 700 millones de euros de su cláusula de rescisión, una cifra que le convierte en rehén de su jugoso contrato.

«Leo Messi es el mejor jugador del mundo y, por tanto, también tiene que ser el jugador mejor pagado del mundo», ha ido asegurando Josep Maria Bartomeu cada vez que quería renovar al argentino. Su última ampliación de contrato, la octava desde 2004, se anunció el 5 de julio de 2017 tras unas largas negociaciones. La fuga de Neymar al PSG dejaron obsoletos los 300 millones que costaba la libertad del argentino y el Barcelona decidió elevar la cifra a 700 millones, con el consiguiente incremento de la ficha del futbolista, que firmó hasta el 30 de junio de 2021. Evidentemente, sus emolumentos estaban a la altura de la cláusula liberatoria: 50 millones brutos por temporada, más un bonus de fidelidad de 100 millones repartido en cinco pagos, a los que había que sumar diferentes bonus por objetivos y sus derechos de imagen. Resumiendo, 70 millones por temporada más incentivos.

Su cláusula de rescisión, a la que habría que añadir esta cantidad en concepto salarial, convertía en faraónica cualquier operación destinada a promover la salida del argentino. Se trataba de evitar una hipotética marcha, que se convertía en quimera, mientras Josep Maria Bartomeu y Messi se abrazaban tras rubricar el último acuerdo. El mismo contrato que ha cubierto de oro al rosarino le convierte en esclavo de sus términos, algo de lo que sus abogados se han dado cuenta ahora, varios días después de enviar el burofax exigiendo una salida a la que el Barcelona se ha negado.

El City, a la espera

El Manchester City, que parece ser el mejor posicionado para hacerse con los servicios de Messi, ya no tiene tan claro que pueda asumir una inversión de tal calibre. Para empezar, igualarle el salario elevaría considerablemente la masa salarial del club, lo que obligaría a dar bajas para compensar la partida en su balance presupuestario. Y, suponiendo que el Barcelona se aviniera a negociar, toparía con la UEFA, severa en su intento de hacer respetar el fair play financiero , que establece como límite la cifra de 100 millones de euros de gasto por encima de lo que se ingrese. Con el Comité de Control Financiero de Clubs de la UEFA vigilando los balances de los tres últimos ejercicios, se antoja complicado que el City pueda asumir un traspaso que el Barcelona, en estos momentos, no está dispuesto a facilitar.

Se agrava muchísimo más y aborta cualquier intento si el Barcelona se cierra en banda y exige los 700 millones de su cláusula , tanto si el futbolista la acata como si opta por acudir a los Tribunales. La primera opción es inasumible y la segunda dependería de la interpretación que hicieran los jueces, a cuyo criterio quedaría la cuantía de traspaso a pagar. Pendiente de resolución, el club comprador se vería obligado a provisionar en su presupuesto la cantidad máxima que podría verse obligado a abonar, en este caso 700 millones de euros.

Un futuro incierto

« Hay un noventa por ciento de posibilidades que Messi siga en el Barça », explicaba ayer Josep Maria Minguella en un canal de Youtube. El exrepresentante es una persona cercana la familia Messi y conocedor del funcionamiento del mercado. «La interpretación de la cláusula limita que ninguna institución dé un paso adelante para comprar un jugador diciendo que está libre y que un día tenga la amenaza legal que tenga que pagar de un euro a 700 millones. Federativamente no es fácil», asegura, dejando el futuro de Messi en el aire.

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