Fútbol - Liga SmartBank
Embarba: «Más que alegría, el ascenso ha sido una liberación»
El centrocampista del Espanyol revela a ABC la carga emocional que ha supuesto jugar un año en Segunda
El Espanyol ha logrado brillantemente el ascenso a Primera división tras un año en la categoría de plata. La obligación de retornar a la Liga Santander, de disfrutar del presupuesto más alto de la historia de la Liga SmartBank y de una plantilla plagada de grandes jugadores ha pesado sobre una losa en la espalda de los futbolistas blanquiazules. Adrián Embarba ha sido uno de los jugadores más destacados del equipo catalán, dentro y fiera del terreno de juego. El centrocampista ha analizado para ABC esta dura transición por la Segunda división.
—¿Qué valoración hace de la temporada?
—La temporada, en general ha sido muy buena. Veníamos de un descenso, tras una temporada muy difícil y tratando de lograr el ascenso en un año. Cambiamos el chip, arrancamos bien y aguantamos arriba toda la temporada. Eso es un logro conseguido muy difícil y que es de valorar.
—¿Que sentimiento se impone en La Romareda, alegría, liberación, alivio...?
—Un poco todo. Lo primero alegría, claro que sí, pero también es liberación porque teníamos una deuda con el club, con la afición y hasta con la ciudad para devolver a este equipo a donde merecía, a Primera en una temporada. Es una promesa que hemos cumplido. Te acuerdas de todo lo mal que lo has pasado.
—Desde fuera da la sensación que ha sido fácil...
—Sí, eso parece pero para nada. Ha sido muy difícil y da mucho más mérito a lo que hemos conseguido. Conseguir el objetivo a falta de cinco jornadas... Creo que ha sido una temporada larga, difícil por la situación en la que estamos, sin nuestra afición y, a parte, la categoría no es nada fácil. La Segunda tiene mucho nivel y no es fácil ascender en un año. Aunque parezca fácil porque hemos estado a un grandísimo nivel, no lo es.
—¿Usted también ha tenido la sensación que salía a jugar con una pesada mochila a la espalda?
—Sí, es verdad. No solo por nosotros mismos. Los otros equipos también nos veían como el rival a batir. Nos veían y catalogaban como el mejor equipo de la categoría y hemos demostrado que lo somos. La presión y la necesidad de ganar cada partido y las ganas de devolver al club a la categoría que merecía ha hecho que cada partido fuera muy difícil. Los rivales valoraban como un título ganarnos a nosotros.
—¿Se han cansado de oír que tenían el mejor equipo y el presupuesto más alto?
—Al final es una realidad. Lo que intentábamos desde dentro era aislarnos de ello y convencernos a nosotros que éramos los mejores pero eliminando ese peso externo que nos colgaban. Tratamos de disfrutar y jugar al fútbol. Es cierto que éramos conscientes de que éramos superiores a casi todos en la categoría y lo queríamos demostrar en cada partido.
—La gente piensa que los futbolistas no sufren...
—Sí, se creen que no somos personas, que no tenemos malos días, que no tenemos sentimientos... Pero fuera del campo puedes tener problemas que te afecten, incluso puedes dormir peor, lesiones que no se saben, molestias que arrastras y que te hacen jugar con dolor... También somos personas y aunque nos dediquemos a esto también sufrimos y pasamos por momentos buenos y malos, como todo el mundo.
—¿Cómo afecta la situación deportiva a la vida personal?
—Por suerte, desde que he llegado he recibido un trato increíble por parte de los compañeros, del club, de la afición y de la ciudad. El Espanyol ya estaba en una situación difícil cuando llegué y al final sufrimos el descenso. A partir de ahí no te apetece salir, ni a pasear, ni a comer por ahí. Te incomoda más la situación, es difícil, pero al final somos personas y la afición ha estado mejor en las malas que en las buenas.
—El fútbol desprende glamour pero ¿cómo se vive en Segunda?
—A nosotros también nos gusta ver mucho fútbol y lo vivimos. Lo sentimos como un aficionado más. La Segunda también es una categoría muy bonita, con muchísimo nivel. En el Espanyol no se conocía mucho y espero que no volvamos, pero aún así también se ha disfrutado de la temporada gracias a los buenos resultados. Le hemos dado visibilidad a la Segunda, aunque lo normal es que estemos en Primera.
—¿Qué es peor, el momento en que se confirma el descenso o el primer día en Segunda y ve lo que le espera?
—Es mucho peor el momento en el que se confirma que descendemos. Ese día no lo quieres vivir nunca. Luego, cuando vuelves para arrancar, para devolver al equipo donde merece, ya vas con la mentalidad cambiada. Esa ha sido una de las claves, cambiar el chip y aclimatarnos a la categoría. Saber que éramos un equipo de Primera jugando por accidente un año en Segunda.
—¿Cuándo creyeron definitivamente en el ascenso?
—Conseguimos una racha muy buena de victorias y coincidió con el pinchazo del Almería, que nos venía apretando como terceros, con el Rayo. Lo estábamos viendo en la concentración y supimos que si ganábamos marcaríamos una distancia. Tras el empate en Almería ya lo vimos más cerca porque estábamos a una distancia suficiente como para saber que estaba casi hecho.
—Usted ya había vivido el descenso y el ascenso con el Rayo ¿Duele más la primera vez o la segunda?
—Es distinto. La primera vez es una sensación nueva. Con el Espanyol llegué estando el equipo último y era algo que podía pasar y era asumible. Yo arriesgué un poco pero quería estar aquí y al final me prometí devolver al equipo a Primera y así ha sido.
—¿Por qué decide quedarse el año pasado?
—El club apostó muy fuerte por mí y yo no le iba a dejar tirado después de haberme dado todo lo que me dio y el cariño que me había demostrado la afición. Era un poco como estar en deuda con todos. Quise cumplir la promesa de devolver al club donde lo cogí y ahora volvemos a estar en Primera.
—Con las deudas sentimentales saldadas ¿es el momento de sentirse valorado?
—Hablé con Rufete y con el presidente y les dije que no quería saber nada de ofertas o salidas hasta que el equipo no estuviera en Primera. El objetivo ya se ha conseguido y sé que han llegado ofertas. Mi agente está trabajando en esto. Veremos los movimientos que hace el club.
—¿De qué depende de que se quede en el Espanyol?
—Estoy muy muy contento aquí, soy capitán, me siento muy importante, reconocido por la afición y estoy muy a gusto. El resto son cosas que se tienen que tratar entre mi agente y el club. Y yo estoy por la labor porque estoy muy a gusto aquí.
—¿Se siente imprescindible?
—Por números, minutos, partidos y siendo un peso en el vestuario como capitán, me siento muy importante. Creo que he sido partícipe en este objetivo del ascenso y ojalá pueda seguir así en Primera división. Sí, me siento así.
—¿Ser primero era imprescindible o importaba poco?
—No, sí que importaba. El primer objetivo estaba claro, que era el ascenso, y lo conseguimos. Ahora había que luchar por el campeonato. Yo quería ser primero y mis compañeros también.
—Con sus números y asistencias esta temporada ¿qué parte del Pichichi de RDT le corresponde?
—Dentro y fuera del campo tenemos muy buena relación. Estoy muy contento que pueda acabar así pero el mérito es de todo el equipo.
—Al menos recogerán el trofeo juntos ¿no?
—(Risas) A mí, mientras me den el de más asistencias... Me han dicho que he sido el máximo asistente a nivel nacional también... Diego López el Zamora, RDT el Pichichi... al final somos el equipo más goleador y el menos goleado y eso demuestra el nivel de la plantilla que tenemos y porqué hemos quedado donde estamos.
—Al final los premios individuales denotan el nivel del grupo...
—Es un deporte colectivo y hay premios individuales pero es logro de todo el equipo. No se puede destacar a nadie en el ascenso. La temporada que ha hecho el equipo ha sido increíble.
—¿Y ahora qué? ¿Cuál es el objetivo para el próximo año?
—Ahora lo importante era ganar la Liga SmartBank y luego ya veremos. Hay que ir paso a paso. Aunque acabamos de ascender, el Espanyol no se tiene que considerar un recién ascendido. Somos un club de Primera. El primer objetivo debe ser permanecer un año más en la categoría y a partir de ahí lo que venga debe ser para mejorar.
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